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Bucs ya no confían en Greg Schiano

BRISTOL -- En el momento que los Tampa Bay Buccaneers decidan despedir a su entrenador en jefe, Greg Schiano, no veremos su inicio de temporada sin victorias o la reacción de los aficionados locales como un factor decisivo.

Al final, serán tres palabras aparentemente inocentes pronunciadas por el esquinero Darrelle Revis las que serán su perdición, palabras que se dijeron recientemente cuando un reportero local le preguntó a Revis si los jugadores aún respaldaban a su entrenador en jefe. Cuando Revis dijo, "No lo sé", creó un ambiente incómodo que permanecerá en la franquicia en las próximas semanas. También confirmó lo que la mayoría de la gente ha estado pensando: Schiano nunca fue el indicado para este trabajo.

Es algo por lo que los Bucs están 0-7 en este momento, en especial cuando tres de sus derrotas fueron resultado de colapsos al final de los partidos. La pelea que derivó en el corte del ex mariscal de campo franquicia, Josh Freeman, el 3 de octubre es una evidencia más de lo mal que Schiano ha dirigido la nave desde su llegada el año pasado.

Pero cuando un veterano respetado --el mismo esquinero de Pro Bowl que se suponía iba a ser la piedra angular de lo que Schiano esperaba construir en Tampa-- se niega a tomar una postura definitiva sobre el liderazgo de su entrenador, es cuando una franquicia tiene que replantearse todo lo que está tratando de hacer. Si Revis se sintió cómodo respondiendo a esa pregunta de esa manera, entonces seguramente hay más Bucs que les gustaría tener el poder para ser tan honestos.

Nada de eso debería ser tan sorprendente. Ex jugadores de los Bucs, como Ronde Barber y Michael Bennett, recientemente han criticado a Schiano públicamente. Incluso con algunos veteranos notables saliendo en defensa de Schiano --jugadores como el profundo Dashon Goldson y el tackle defensivo Gerald McCoy han dicho que el entrenador no ha perdido el vestuario-- todavía queda una sensación de descontento alrededor de la franquicia. Alguna vez fue sencillo escribir sobre tal desilusión al decir que los ex jugadores tienden a tener prejuicios contra entrenadores tan abrasivos como Schiano. Pero cuando se trata de fuentes internas, en especial de un jugador tan mediático como Revis, entonces es momento para que los Bucs se prepararen para el infierno que está a punto de desatarse.

Sólo era cuestión de tiempo antes de que alguien en el equipo dijera algo tan sincero como hizo Revis. Freeman podría haberlo hecho si no fuera un buen tipo. Una fuente cercana a la situación indicó que Freeman tenía razones legítimas para hablar en contra de Schiano a su salida de la organización, sin embargo optó por ser diplomático en su salida. El comentario más explosivo que realizó Freeman lo compartió a Josina Anderson de ESPN, cuando el pasador dijo que un canje sería "la mejor opción" para él.

Freeman podría haber entrado en más detalles de los que la fuente dice que sucedieron detrás de las cámaras. Entre ellos se incluyen: (1) La sospecha abierta de Schiano de tener problemas de drogas; (2) Schiano desactivó a Freeman antes de la derrota de la Semana 4 contra los Arizona Cardinals --luego de que el novato Mike Glennon fuera promovido al puesto titular-- y después enviar un guardia de seguridad al palco personal de Freeman, minutos antes del inicio del partido, para asegurarse que el mariscal viera el juego desde un palco diferente con otros jugadores inactivos; y (3) Schiano dijo a Freeman que saliera de una reunión del equipo para reunirse con el gerente general de los Bucs, Mark Dominik, quien le informó a Freeman que Schiano no lo quería en la reunión. Ese incidente acaparó los titulares cuando sus compañeros se preguntaron por qué Freeman no estuvo con ellos en esa sesión.

Desde luego, el incidente más perjudicial para Freeman, quien ahora juega para los Minnesota Vikings, fue el dar a conocer información de que estaba en el programa de drogas de la NFL. Freeman aclaró más tarde que está en un programa voluntario debido al medicamento que consume para el trastorno de hiperactividad con déficit de atención, conocido como ADHD (por sus siglas en inglés). Schiano alegó ser inocente en el asunto, pero es difícil no creer la posibilidad de que el entrenador no tuviera que ver en ese problema. En ese punto, Schiano ya parecía un hombre que estaba haciendo todo lo posible por desacreditar a su mariscal de campo titular. Si Schiano todavía estuviera en Rutgers, donde construyó su reputación, esta postura habría sido conocida como correr a un jugador de su programa.

El problema que Schiano creó con su batalla con Freeman fue uno de percepción. Hay pocas dudas que Freeman tiene que mejorar su juego, que estaba lanzando muchas intercepciones y tenía problemas con su porcentaje de pases completos. Pero la idea de que era una mala persona, un posible cáncer en el vestidor o simplemente un problema de disciplina no sostiene su peso. El tackle ofensivo de los Buccaneers, Donald Penn, habló por Freeman en la SiriusXM NFL Radio, "Es como si realmente estuvieran tratando de acabar con él".

Penn fue el primer jugador de los Bucs en discrepar con las tácticas de Schiano, y Revis simplemente dio un paso más allá. Los jugadores de la NFL son lo suficientemente inteligentes para saber cuándo es momento de bajarse de un barco que se hunde y Schiano se ha estado hundiendo durante la mayor parte de los últimos 12 meses. Mientras más pierda, menos creerán en él los jugadores. Y a medida que nos acercamos al final de la temporada, es más probable que se desconecten por completo, a sabiendas que las posibilidades de que Schiano regrese para otra temporada serán mínimas, en el mejor de los casos.

Eso es básicamente l que nos dijo Revis con su comentario. Pudo haber dicho que el equipo aún respalda a Schiano. Podía haber desechado la pregunta como injusta o en mal momento, o cualquier excusa que los jugadores experimentados ofrecen en este tipo de situaciones delicadas. Revis incluso podría haberse tomado su tiempo para explicarla un día después, como hizo a principios de este año después de tener una reunión privada con Schiano, que algunos vieron como la primera señal real de que Revis no estaba contento con el entrenador. En cambio, Revis eligió ser sincero.

No hay manera de que los copresidentes de los Bucs --Joel, Bryan y Edward Glazer-- escucharan esta declaración y se hicieran los sorprendidos. Ellos ya sabían que este equipo tenía mucho talento para no llevar victorias en este momento de la temporada. También tendrían que estar preguntando qué haría falta para un cambio de fortuna. Eligieron a Schiano porque era conocido como un tipo duro, con la capacidad de convertir en ganadores a los perdedores. Creían que era capaz de tomar un equipo joven y prometedor y llevarlo al siguiente nivel.

Ahora, todo lo que los propietarios de los Bucs pueden ver es un cartel pidiendo el despido de Schiano y una afición que está harta de ver derrotas semana tras semana. Los Glazer podrían haber calificado eso como la típica impaciencia o incluso creer que los Bucs mejorarán eventualmente. Pero nada de eso parece posible después de que Revis abrió su boca tras la derrota frente a los Carolina Panthers. Todo lo que hizo fue recordarle a esta franquicia lo bajo que han caído bajo la dirección de Schiano y lo imposible que es creer que él es la respuesta a sus problemas en el futuro.