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La Navidad de Justino

MÉXICO -- Hace tres años Justino Compeán festejaba la Navidad con serenidad. El paso casi invicto de la selección le permitía ser un hombre pleno, uno de esos que ha cumplido con su tarea. Esta Navidad, a pesar de que vivió uno de los años más convulsos de la selección, Justino también duerme tranquilo. El fin de año es momento para la autocrítica, pero eso no sucede con Compeán. El presidente de la Federación Mexicana de Futbol se sienta a la mesa y parte el pavo con la misma serenidad con la que lo hacen los hombres que cumplieron un año pleno.

No importa que el 2013 vaya a ser recordado como uno de los peores años de la selección mexicana. No importa que el equipo haya tenido cuatro técnicos en menos de dos meses (José Manuel de la Torre, Luis Fernando Tena, Víctor Manuel Vucetich y Miguel Herrera); tampoco es para considerarse que la selección que de él depende haya ganado sólo uno de los cinco partidos que disputó en el Estadio Azteca y que eso haya derivado en ir a buscar un boleto a Nueva Zelanda.

Nada importa, porque al final, el objetivo se cumplió. México irá al Mundial y salvará un negocio multimillonario que castigaba directamente a los patrocinadores, quienes anticiparon casi 30 millones de dólares a la Federación Mexicana para este ciclo mundialista. Dicen quienes saben que muchos de ellos estaban preocupados cuando faltaban tres partidos del hexagonal de Concacaf y México no tenía un boleto para Brasil. La marca de leche y yoghurts que pagó por asociar su imagen con la camiseta nacional no podía imprimir las millones de calcomanías que pegaría en sus productos con las fotos de los seleccionados. Lo mismo sucedía con las marcas de aceites, de refrescos y tarjetas. El negocio estaba detenido. Pero hubo una reunión en la que los federativos pidieron que siguieran con sus planes; prometieron que México iría al Mundial, aunque nunca explicaron cómo sucedería.

Las críticas contra Justino fueron diversas: someter la agenda de la Selección Nacional a los intereses de las televisoras y de las empresas que organizan los partidos en Estados Unidos. En palabras resumidas, de preocuparse por el negocio más que por lo que sucede en la cancha.

Entonces llegó Nueva Zelanda y dos goleadas que ya todos conocen. México llegó al Mundial de rodillas, pero eso no importó para un país acostumbrado a las mandas y a las largas peregrinaciones. Pero hay diferencias. Los peregrinos que caminan varios días para llegar a su destino se enfrentan en las últimas horas de su viaje a la reflexión y la autocrítica. Eso no sucedió después del largo sufrimiento verde.

Mientras la selección no se había clasificado, un despido de Justino Compeán era una posibilidad cercana, que se discutiría en la junta de dueños del 2 de diciembre. Pero con el boleto al Mundial en mano todo se olvidó. Se pactó entonces que la agenda principal de aquella reunión sería la ratificación de Miguel Herrera, cuando días antes se sabía el puesto del Piojo estaba asegurado. De Justino nadie se acordó, porque las finanzas favorables en los estados de cuenta tapan los ojos a los hombres de negocios.

Duerme tranquilo Justino, porque hoy es Navidad.

@TlatoaniCarrera