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Llegó la hora para Wes Welker

DENVER -- El receptor abierto de los Denver Broncos, Wes Welker, se encontró en una posición familiar luego de la victoria de su equipo, 24-17, sobre los San Diego Chargers en la Ronda Divisional de la AFC, hablando de una jugada que no pudo realizar.

Se trató de una ruta por la costura que lo envió 25 yardas campo abajo, con dos backs defensivos de los Chargers persiguiéndolo mientras Peyton Manning le lanzaba un pase. Era una recepción difícil sin duda, una que habría puesto a Denver en posición de tomar una ventaja 21-0 al final de la primera mitad. También fue un pase que Welker no pudo controlar y el balón rebotó en sus dedos para caer en el pasto.

Esa jugada no habría sido tan importante si no fuera Welker de quien estuviéramos hablando. Él es conocido por sus manos seguras y su gran confiabilidad, pero en este momento tiene un grave problema de imagen. El equipo con el que pasó seis temporadas --los New England Patriots-- visitará Denver para el Juego por el Campeonato de la AFC. Cuando comience ese partido, Welker tendrá que realizar grandes jugadas que no han sido parte de su experiencia en los playoffs desde hace mucho tiempo.

Los aficionados de los Patriots seguramente recuerdan el pase que dejó caer en la derrota en el Juego por el Campeonato de la AFC el año pasado ante los Baltimore Ravens. New England tenía la ventaja 13-7 en el tercer cuarto de ese enfrentamiento cuando el mariscal de campo Tom Brady lanzó un pase hacia Welker en una jugada en tercera y ocho yardas por avanzar, desde la yarda 34 de Baltimore. El balón rebotó en las manos del receptor estelar, también. En lugar de ponerse en posición de tomar una ventaja de dos anotaciones, los Patriots vieron a los Ravens robarse el momento del partido y encaminarse a una victoria 28-13.

Welker fue igual de culpable un año antes, cuando New England vencía a los New York Giants 17-15 al final del Super Bowl XLVI. Brady una vez más buscó a Welker en una crucial jugada de segunda y 11 desde la yarda 44 de los Giants con cuatro minutos por jugar. Para ser justos con Welker, el pase fue un poco alto para un receptor de 5 pies con 9 pulgadas y 190 libras de peso. Pero iba lo suficientemente bajo para que pusiera sus dos manos en el balón justo antes de que se le escapara de los dedos.

Welker ha estado en la NFL lo suficiente --10 temporadas, para ser exacto-- para saber cómo se ve esto. A pesar de todos los elogios que se ha ganado con sus 841 recepciones de por vida, se está haciendo conocido por el puñado de balones que no ha podido atrapar.

Ayuda que sea un tipo que siempre se pone de pie, que siempre está dispuesto a asumir la culpa de cómo sus errores han afectado a su equipo. También es algo que vale la pena vigilar mientras los Broncos intentan pasar sobre New England en su camino hacia el Super Bowl de este año.

Se suponía que Welker sería quien marcaría la diferencia cuando los Broncos lo firmaron como agente libre sin restricciones la temporada baja pasada. Se suponía que le daría a Manning una presencia dinámica de la que carecía la ofensiva por dentro la temporada pasada y también despojó a Brady de su blanco preferido. Fue un gran movimiento para Denver. Ningún receptor de ranura en la liga había atrapado más pases en las seis temporadas previas de las que Welker había acumulado en New England.

Hoy la perspectiva de ese acuerdo se siente un poco diferente. Los Patriots tuvieron 105 recepciones de Julian Edelman en el 2013 y otras 54 de Danny Amendola, el jugador que se suponía iba a reemplazar a Welker antes de que terminara perdiéndose cuatro partidos por lesiones. Eso es algo que sucede con los receptores de ranura que la gente a menudo olvida cuando admira sus grandes números. Uno puede encontrar a muchos jugadores que pueden atrapar pases de cuatro y cinco yardas en esta liga.

Lo que se suponía que separaba a Welker del resto era su consistencia. Independientemente de la situación, él podía mover las cadenas para ayudar a asegurar un partido. El algún momento incluso mostró la capacidad de moverse como receptor abierto y hacer jugadas contra los mejores esquineros. Eso es lo que esperaban los Broncos cuando llegó.

Welker ha dado muchos números a los Broncos. A pesar de perder tres juegos por una conmoción cerebral, atrapó 77 pases --10 de touchdown-- durante la temporada regular y seis más (para 38 yardas y una anotación) el domingo en su primer partido tras volver de su lesión. Su presencia en rutas cortas e intermedias hace la vida más sencilla a sus compañeros receptores Demaryius Thomas y Eric Decker, y sin duda genera más oportunidades para el ala cerrada de Pro Bowl, Julius Thomas. Manning fue el principal ganador, ya que estableció récords de la NFL en yardas aéreas (5,477) y pases de touchdown (55) en una sola temporada.

Manning debería identificarse con las interrogantes acerca de Welker en esta etapa de su carrera. Durante años, Manning ha escuchado cómo sus propias estadísticas no son tan importantes como su récord en postemporada. Aunque Manning llevó a los Indianapolis Colts a dos Super Bowls --ganando uno en la temporada del 2006-- también tiene marca 10-11 en los playoffs. Incluso ahora, a medida que su carrera se acerca a su final, Manning aún tiene críticos que cuestionan su tranquilidad en los momentos más apretados.

Welker ha logrado escapar de tal escrutinio porque generalmente ha jugado a la sombra de grandes nombres. Cuando llegó a New England, Randy Moss era el receptor que acaparaba los titulares. Cuando Welker comenzó a asistir a Pro Bowls (ha estado en cinco), era el jugador no reclutado en el draft que había aprovechado su oportunidad para brillar. Y cuando los Patriots no pudieron ganar los Super Bowls tras las temporadas del 2007 y 2011, fueron Brady y el entrenador en jefe Bill Belichick quienes recibieron la mayor parte de la culpa.

De no ser por la esposa de Brady, Gisele Bundchen, podríamos nunca haber puesto tanta atención a los errores de Welker como lo hacemos hoy. Un camarógrafo grabó sus quejas acerca de los pases dejados caer por los receptores de New England en el Super Bowl XLVI --de hecho dijo la famosa frase: "Mi esposo no puede lanzar el [grosería] balón y atraparlo al mismo tiempo"-- y esa pequeña controversia duró algunos días. Aunque Welker se motivó por el asunto, el consenso era que aún era humano. Eso simplemente fue un mal momento en la oficina.

Ahora tenemos más pruebas de que podría haber un problema mayor aquí, y esto puede ser lo que en realidad es Welker. No es para desacreditar sus números o la manera como ha desarrollado su carrera, tampoco. En general, Welker ha sido el tipo de jugador que cualquier a cualquier franquicia le gustaría tener durante muchos años.

Pero el domingo, cuando el partido esté en juego, tendrá que demostrar algo que su ex equipo cuestionaba. Que es el tipo de jugador que puede responder cuando más se necesita.