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Michael Young, un ejemplo a seguir

Michael Young saluda a los aficionados en el homenaje del fin de semana que le rindió Vigilantes AP Photo/LM Otero

ARLINGTON -- Michael Young estuvo este fin de semana en el clubhouse de sus Vigilantes de Texas.

Sí, sus Vigilants, a los que puso el ejemplo durante casi 13 temporadas de la manera correcta en que el deporte debe jugarse; dentro y fuera del campo.

Young recibió un tributo en el Globe Life Park, antes Rangers Ballpark, donde el jugador méxico-americano dejó una huella difícil de borrar.

Más allá de casi todos los récords trascendentes de bateo, fueron su consistencia a la ofensiva y defensiva, amabilidad, educación y preparación sus principales marcas; las que ha hecho suyas durante toda su vida.

Young llegó a los 23 años proveniente de las granjas de los Azulejos de Toronto como parte de un canje que envió de Texas a Toronto al entonces lanzador Esteban Loaiza.

Y este sábado, los Vigilantes aprovecharon la visita de los Azulejos a Arlington para realizar el homenaje a Young por su carrera; poco más de tres meses después de que anunció el retiro.

"Significa un montón", dijo Young . "No podía ni siquiera imaginar algo cercano a esto y no estoy seguro de que lo merezco".

"Me siento complemente agradecido y conmovido".

Durante los 30 minutos que duró el homenaje, el paracorto titular de los Vigilantes, Elvis Andrus, observó desde la caseta, sin perder ningún detalle, casi con lágrimas en los ojos.

"Mike fue para mi un ejemplo a seguir sobre la manera correcta en que se debe jugar este deporte", comentó. "Y de la forma en que uno debe comportarse en la vida; el agradecimiento a los aficionados; la educación, la preparación..."

"Fue nuestro capitán", agregó. "Todos los días dio todo lo que tuvo dentro del campo".

Cuando Andrus se refirió a "todos los días", lo hizo casi de forma literal.

Young nunca estuvo en la lista de lastimados, a pesar de algunas lesiones, como dedos fracturados, golpes en los hombros, antebrazo y molestias en la espalda.

En sus 12 temporadas completas con Texas, Young nunca estuvo más de cuatro partidos consecutivos sentado por lesión.

La consistencia era su segundo nombre también para aprovechar su tiempo dentro del terreno de juego: En nueve de 11 temporadas promedió arriba de .300 con el bate; en el 2005 fue el campeón de bateo de la Liga Americana.

A la defensiva tampoco tuvo problema para jugar cuatro posiciones como titular, de las que tres, segunda base, paradas cortas y antesala, lo llevaron a sus siete Juegos de Estrellas.

Y su versatilidad defensiva tuvo que ver con las necesidades del equipo; algo que priorizó siempre.

Fue cambiado de segunda base a las paradas cortas para que los Rangers pudieran debutar en Ligas Mayores a su entonces prospecto Ian Kinsler; luego tuvo que mudarse a la antesala para que Andrus subiera a la Gran Carpa.

Al final, sus últimas dos campañas tuvo que jugarlas como bateador designado y primera base para dar cabida a la contratación de Adrián Beltré.

Y nunca se quejó.

"Michael es un caballero y un jugador de equipo antes que nada", dijo Beltré. "Fue un honor compartir clubhouse con él. Cuando llegué a este equipo fue el primero que me recibió y siempre me trató bien, a pesar de que sabía que venía para ocupar su posición en la tercera base".

En el área Dallas-Fort Worth siempre se comportó como un personaje de bajo perfil; sin escándalos, problemas o publicidades positivas ni negativas.

A la ceremonia del sábado, grandes atletas de la región, como el ala cerrada de los Dallas Cowboys, Jason Witten, o el delantero de los Dallas Mavericks, Dirk Nowitzki, fueron al parque de pelota para rendirle tributo.

Otros ex compañeros, rivales y estrellas de diversos deportes enviaron su mensaje grabado.

"Definitivamente Mike, tú jugaste nuestro deporte de la manera correcta", dijo en un mensaje video grabado el lanzador Cliff Lee, ahora abridor de los Filis de Filadelfia, ex compañero de Young en el 2010, cuando los Vigilantes llegaron a su primera Serie Mundial.

Además de Lee, otros personajes de la pelota como Derek Jeter, Don Mattingly, Mike Napoli, David Murphy, Mark DeRosa y uno de sus mejores amigos Mark Teixeira enviaron mensajes.

"Eres el más humilde súper estrella con el que jugué", dijo DeRosa. "Me enseñaste cómo ser mejor persona, como jugar con humildad y como competir cada día".

Jeter añadió en su mensaje: "Siempre te admiré desde lejos, pero cuando compartirmos clubhouse con la selección de Estados Unidos me di cuenta aún más de la clase de atleta y persona que eres".

A su lado, en medio del estadio de los Vigilantes estuvieron otros ex compañeros como Germán Durán, Kevin Mench, Darren Oliver y Todd Van Poppel, entre muchos otros.

Y por supuesto, su eterno entrenador de bateo, Rudy Jaramillo.

"Rudy fue una de las personas más importantes en mi carrera", señaló Young. "Me enseñó todo lo que sabía para batear. Y yo siempre traté de escucharlo".

Young dijo estar en paz con la reconciliación que tuvo con la directiva de los Vigilantes, luego de que salió en malos términos con el gerente general, Jon Daniels, cuando fue negociado a los Filis antes de la temporada 2012.

Adelantó que volverá al béisbol con los Vigilantes en alguna otra capacidad diferente a la de pelotero; aunque este año quiere descansar por completo.

Muchos en el estadio, el sábado, coreaban su nombre y pedían casi por favor que se uniformara por última vez para ayudar a un equipo plagado de lesiones en casi todas las posiciones.

La primera posición en que los Vigilantes abrieron la temporada ya lastimados fue la de segunda base, ya que Jurickson Profar se lesionó en la primavera.

Los Vigilantes tienen 13 jugadores en la lista de lastimados.

"Eso apesta", dijo Young. "Pero el espectáculo tiene que continuar".

Y la vida seguirá para Young fuera del terreno de juego, al lado de su esposa Cristina y sus hijos Mateo y Emilio.

Pero por buen tiempo recordará el 17 de mayo del 2014, proclamado por siempre en Arlington "Día de Michael Young".

"Muchas gracias por recordarme qué tan bueno fue estar aquí durante 13 años", dijo Young, de 37 años, a los aficionados que lo despidieron con más aplausos quizá que cuando los Vigilantes llegaron a su primera Serie Mundial.