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Teddy Bridgewater tuvo la fortuna inmejorable de aterizar con Vikings

EDEN PRAIRIE -- El mariscal de campo de los Minnesota Vikings, Teddy Bridgewater, podría no conocer la emoción de ser un recluta del Top-5 del draft como Blake Bortles de los Jacksonville Jaguars. Bridgewater tampoco puede generar la misma publicidad que Johnny Manziel de los Cleveland Browns, quien por momentos parece un programa de realidad andante. Lo único que puede decir Bridgewater que tiene para sí mismo --al menos por encima de los otros pasadores seleccionados en el draft de la NFL de este año-- es una inmejorable buena fortuna. En unos años, cuando miremos hacia atrás a esta generación de pasadores, será finalmente el mejor mariscal de campo del grupo.

Bridgewater es la apuesta más segura primordialmente porque tiene la combinación exacta de talento exquisito y sincronía excepcional. Por malos que hayan sido los Vikings en la posición de mariscal de campo desde que Brett Favre finalmente se retiró tras la campaña del 2010, sí tienen una cosa positiva que funciona a su favor cuando se trata de la posición. El nuevo coordinador ofensivo Norv Turner ha pasado décadas enseñando a pasadores jóvenes cómo jugar al más alto nivel posible. Es probable que haga lo mismo para un chico tan talentoso como lo es Bridgewater.

Por mucho que Turner haya sido criticado por ser un entrenador en jefe decepcionante, sigue siendo el hombre que ayudó a moldear a Troy Aikman en un miembro del Salón de la Fama con los Dallas Cowboys a principios de los 1990s. También estaba al frente de los San Diego Chargers cuando Philip Rivers floreció en un jugador de Pro Bowl perenne para esa franquicia.

En Bridgewater, Turner tiene al estudiante ideal para moldear. Los Vikings no tienen que apresurar a Bridgewater al campo en esta temporada --recontrataron a Matt Cassel para ser un puente hacia el futuro-- y eso significa que puede aprender a su propio paso. Bortles y Manziel han sido informados que serán suplentes en su primer año, también, pero ciertamente hay más presión sobre ellos para estar bajo centro pronto (Bortles por su status de draft; Manziel por las expectativas).

La belleza de Bridgewater es que llega a la NFL con un claro sentido de quién es y qué necesita hacer. Cuando los Vikings ascendieron en el orden para seleccionarlo con el último turno de la primera ronda, no uso ese momento para levantarse a decir que haría arrepentirse a los otros 31 equipos por ese desaire. Dijo que se sentía bendecido por estar en la NFL. Vio lo que era: el camino que le había tocado viajar en su propia aventura a través del fútbol americano profesional.

Los reportes saliendo de Minnesota después de su primer minicampamento de novatos sólo reafirman esa invaluable madurez. Bridgewater impresionó al entrenador en jefe Mike Zimmer con su dominio rápido del libro de jugadas, liderazgo y preparación. Bridgewater de hecho lució tan bien que Zimmer le prometió algunas repeticiones de primer equipo una vez que los veteranos de los Vikings empiecen a participar en las actividades organizadas del equipo. Odias tener que hacer comparaciones, pero son algunas de las mismas cosas que logró Russell Wilson cuando era apenas un ansioso recluta de tercera vuelta tratando de ganarse la fe de los Seattle Seahawks en el 2012. Dos años más tarde, era el mariscal de campo ganador del Super Bowl y dos veces jugador de Pro Bowl.

Bridgewater tiene un camino largo antes de estar en posición de pelear un campeonato, pero sí tiene otra de las cualidades que posee Wilson: amplia motivación. Bridgewater pasó de ser considerado un potencial primer recluta global en el sorteo de este año a casi caer por completo de la primera ronda. Eso es una experiencia humillante en sí misma. Es una indicación de que no puede darse el lujo de pensar que los mismos hábitos que lo llevaron al éxito incuestionable a nivel colegial equivaldrán a grandes desempeños al siguiente nivel.

Bridgewater se percata de que debe trabajar más duro para sobreponerse al estigma que arrastró durante el proceso de evaluación previo al draft --la creencia de que su carrocería de 6 pies con 2 pulgadas de estatura y 205 libras de peso no es suficientemente sólida para soportar el castigo semanal que inflige la NFL. También debe comprender cómo un mal momento puede originar un efecto ondular negativo, porque eso hizo su mediocre pro day en Louisville a sus bonos de draft. Hablando de ese punto, Bridgewater no olvidará que su carrera ya incluyó algunas jugadas bastante impresionantes hasta este momento. A diferencia de Bortles y Manziel, inició como freshman genuino en Louisville y pasó tres años bajo centro para ese programa.

Eso es sencillo de olvidar porque Bridgewater no cuenta con el apodo pegajoso como 'Johnny Football' ni la habilidad de mantener a los analistas hablando por horas sobre su potencial futuro de la NFL. Bridgewater tampoco posee el tamaño prototipo para un pasador de la NFL como un Bortles y sus 6 pies con 5 pulgadas de estatura y 232 libras de peso, que salió de la nada para convertirse en el tercer recluta global del sorteo. Parecía que entre más miraba la gente a Bridgewater, más razones hallaron para no quererlo. Es una maldición familiar en la NFL, donde el potencial puede evaporarse si hay demasiado video de un estelar.

Los que enfrentaron a Bridgewater saben lo que puede hacer al siguiente nivel. No lanzó para 9,370 yardas y 69 touchdowns solamente porque estaba en el sistema adecuado. En Minnesota también se encontrará con un corredor All-Pro de nombre Adrian Peterson, una bestia de jugador que todavía debe tener suficientes acarreos para ayudarle a encontrar ese balance ofensivo para Bridgewater. Algo de tutelaje por parte de Cassel y unas cuantas movidas más de personal, y los Vikings deben tener una base fuerte para su pasador joven en un lapso relativamente corto.

No se puede decir lo mismo de Bortles dado que los Jaguars han sido un desastre en los últimos seis años. Las probabilidades de éxito de Manziel con los Browns lucen aún peores, en una franquicia que ha disfrutado apenas dos temporadas ganadoras desde 1999. Los Vikings, por el otro lado, llegaron a los playoffs cuando el decepcionante Christian Ponder estaba bajo centro. Pueden regresar a ese escenario relativamente rápido, siempre y cuando Bridgewater se convierta en el jugador que muy probablemente será.