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El continuador

El mal de ausencias complicó su elección de equipo AP

BUENOS AIRES -- El desafío más grande para Emilio Sánchez Vicario parece ser poder explotar al máximo la gran cantidad de recursos tenísticos que naturalmente le ofrece España. No es novedad la riqueza de su país en este sentido: además del número uno del mundo, el capitán ibérico puede elegir a otros 7 top 50 y a otros seis top 100. Para colmo, Sánchez asumió en 2006, apenas un año después de que Jordi Arrese ganara un título, el segundo en la vida tenística de España, con esa generación dorada.

Quizá por eso, el capitán actual se lo tomó con calma. Aplicó la misma filosofía que su antecesor, basó su equipo en Rafael Nadal -que hasta llegó a jugar algún doble bajo su mando- y comenzó a darle confianza a una dupla fija para encargarse del punto de los sábados: Feliciano López y Fernando Verdasco.

Ese apoyo inyecta confianza a una dupla que alternó buenas y malas. Es que Sánchez Vicario -hermano del también ex jugador Javier y de la histórica ex número uno Arantxa- fue un gran doblista en su tiempo. De hecho, ganó 50 títulos en dobles masculino, incluidos tres Grand Slams (Roland Garros y US Open de 1988 y Roland Garros 1990). A eso les sumó otros dos títulos grandes en dobles mixto (Roland Garros y US Open de 1987). Sin contar, por supuesto, sus 15 títulos de singles que lo hicieron llegar a un séptimo lugar en el ránking mundial en su mejor momento.

Quizá porque fue una estrella puede entender a las estrellas. Durante su mandato, también dio su apoyo a Ferrer y a Robredo para jugar el segundo single. El primero fue siempre de la estrella máxima: Rafa. Pese a la constelación que supo acompañarlo, sus dos primeros años fueron difíciles: nunca llegó siquiera a una semifinal. Apenas acumuló una derrota en primera ronda y unos cuartos de final que finalizaron en derrota frente a Estados Unidos.

Esta final es toda una oportunidad para el capitán. En una muestra de autoridad, no llamó a Robredo y eligió a Ferrer más los doblistas fijos ya mencionados. Cuando Nadal dijo que no podía asistir por lesión, Robredo ni siquiera fue citado: Sánchez Vicario sabía que estaba de vacaciones y que su inclusión a último momento era imposible.

Entonces el capitán movió su ficha más arriesgada: llamó al joven Marcel Granollers, que nunca jugó un partido de Copa Davis. Si llega a dar la sorpresa, el mérito será todo suyo.