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La pieza ideal

Cuando los Dodgers aún trataban de asegurar la vuelta de Manny Ramírez por el orden de 45 de millones de dólares y dos años, alguien le preguntó a Joe Torre si al equipo de Los Ángeles le convenía mejor dedicar todo ese dinero en incorporar otros jugadores y tapar diversos huecos.

Sin un pelo de tonto, el piloto de los Dodgers no dio vueltas para afirmar explícitamente que "Manny es la pieza ideal".

"Lo necesitamos más que otros cuatro o cinco tipos", declaró Torre.

Alucinante. Espectacular. Fuera de este mundo. La verdad es que no hay descripción superlativa que alcance para valorar el impacto que tuvo el toletero dominicano el año pasado y el significado que tiene para las aspiraciones en la nueva temporada.

Los Dodgers era un equipo que a duras penas mantenía un récord de .500, dos juegos atrás del primer lugar, cuando lograron adquirir a Ramírez en un multicanje con Boston y Pittsburgh.

Con Ramírez y sus largas trenzas, el equipo enhebró una marca de 30-24 y se alzó en el Oeste de la Liga Nacional por dos juegos de diferencia. También barrieron a los Cachorros de Chicago en la serie de primera ronda de los playoffs, su primera victoria en un cruce de postemporada desde la década de los 80. Al final se quedaron cortos al sucumbir ante los Filis de Filadelfia en la serie de campeonato del circuito.

Pero Ramírez cumplió con creces. Bateó para .396 con 17 jonrones y 53 remolcadas en sus 53 juegos desde agosto. Estuvo aún mejor en los playoffs: .520 de promedio, cuatro jonrones, 10 impulsadas y 11 boletos en ocho juegos.

Pese a que las negociaciones para renovarle el contrato fueron larguísimas, al extremo que no se completaron hasta un par de semanas después de iniciada la pretemporada, Ramírez tenía ganas enormes de seguir en el sur de California, un entorno más relajado con respecto al que tenía que lidiar en Boston.

"¡Volviiií!", gritó cuando se presentó al cuartel de pretemporada de los Dodgers en Arizona.

Y si alguien pensaba que Ramírez es una estrella que no se toma en serio el trabajo, pues debe saber que el jardinero izquierdo llegaba todos los días a las 6.30 de la mañana para correr y hacer práctica de bateo.

Los Dodgers también retuvieron al torpedero Rafael Furcal y al antesalista Casey Blake. La alineación se fortaleció aún más con la llegada del intermedista Orlando Hudson, quien reemplazó al retirado Jeff Kent.

Todos ellos se asociarán con el inicialista James Loney, el catcher Russell Martin y los jardineros Matt Kemp y Andre Ethier, un cuarteto de peloteros en plena curva ascendente y cuya edad no pasa de los 27 años.

Los Dodgers quedaron quintos en la liga con su promedio global de .265 y fácilmente deberán subir más alto con Ramírez por toda una temporada.

Aunque registraron el promedio de efectividad (3.69) más bajo en el circuito, hay dudas en cuanto al pitcheo, que carece de alguien con el calificativo de as en la rotación abridora. El bullpen tampoco impresiona.

No pudieron retener a los veteranos abridores Derek Lowe y Brad Penny. Asimismo, los relevistas Takashi Saito, Joe Beimel y Scott Proctor se buscaron otros lares.

Con 24 años, Chad Billingsley (16-10, 3.14 de efectividad) tiene que demostrar que puede asumir la condición de as y olvidar el par de palizas que los Filis le dieron en la serie de campeonato.

La otra promesa es Clayton Kershaw (5-5, 4.26), un zurdo que parece estar listo para dar el paso al estrellato con un repertorio que incluye una recta de 95 millas por hora.

Cuando no se vio afectado por molestias físicas, el japonés Hiroki Kuroda (9-10, 3.73) mostró buenas virtudes. Las lesiones también ha sido el eterno problema del zurdo Randy Wolf (12-12, 4.30), quien llega procedente de Houston.

El quinto puesto será ocupado transitoriamente por el prospecto James McDonald, al tiempo que aguardan el retorno de Jason Schmidt tras una operación en el hombro que le impidió lanzar el año pasado.

Jonathan Broxton (3.13 y 14 rescates en 22 intentos) se adueñó del puesto de cerrador cuando Saito se lesionó el codo, pero se cree que es mejor como preparador.

Pero en lo ofensivo, de arriba a abajo, los Dodgers asemejan una bien aceitada maquinaria.

A la cabeza estarán el dominicano Furcal y Hudson, un par de bateadores ambidiestros que pasaron por la lista de lesionados la pasada campaña. Furcal bateó para .357 en 36 juegos, mientras que Hudson lo hizo para .305 con Arizona.

Los dos tendrán el deber de embasarse para esperar el remolque de Ramírez. Atrás le siguen el guardabosque derecho Ethier (.305, 20, 77), el inicialista Loney (.289, 13, 90), el jardinero central Kemp (.290, 18, 76), el catcher Martin (.280, 13, 69), y el antesalista Blake (.251, 10, 23 en 58 con los Dodgers tras un canje con Cleveland).

Hay que prestarle mucha atención a Ethier, tal vez el jugador con más potencial de la nueva generación, luego que bateó para .368 con 31 remolcadas en septiembre y octubre.

Gracias a su arsenal ofensivo, los Dodgers son los favoritos para repetir primeros en su división. Ahora bien, ir más lejos en los playoffs, va a depender a las maniobras de su gerente Ned Colletti para fortalecer el pitcheo.