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Suspira historia

NUEVA YORK -- Hace frío, sopla el viento y las nubes parecen tan bajas que podrían ser alcanzadas por un batazo de Alex Rodríguez, pero el nuevo Yankee Stadium esta listo para comenzar a escribir su propia historia.

El tren de la línea 4 se detiene en la calle 161. La franela de las delgadas rayas de color azul están por todas partes. Nunca falta la del legendario No. 3 de Babe Ruth o la del no menos querido Lou Gehrig. Un hot dog cuesta tres dólares, pero en un boleto, en la calle, puede conseguirse entre 2.000 y 3.000 dólares. La mejor localidad disponible en la pagina "Stub Hub" indica que usted debe pagar cerca de $10.000 (más de 130.000 pesos) para sentarse apenas a unos metros de donde Derek Jeter esperará su turno al bate. Aseguran que desde ahí, usted escuchará la risa del ex alcalde Rudolph Giuliani o quizá olerá los aromas del perfume que Kate Hudson, la novia de A-Rod, se ha puesto para ser parte de la gran noche.

Los Yankees tienen 24 títulos de Serie Mundial más que los Filis. Tienen, también, experiencia en 33 "Clásicos de Otoño más que la novena de Filadelfia y la nómina de los "Bombarderos del Bronx" es de $88 millones más alta que la del equipo de Charlie Manuel. Aquellos que supongan que sumar su Serie Mundial No. 27 será un mero trámite para los Yankees de Nueva York pueden estar total y rotundamente equivocados.

Filadelfia, el actual campeón del béisbol, supone tener una respuesta para cada uno de os atributos Yankees. Si Nueva York presume a Alex Rodríguez con el bate caliente, los Filis responden con Ryan Howard, tal vez el bateador más profundo y peligroso de los últimos cinco años. Si los Yankees ponen en el diamante a CC Sabathia, el mejor pitcher del negocio, los Filis responden con Clif Lee, quien tuvo una campaña dominante en la Liga Nacional. El bullpen de Filadelfia es mejor que de Nueva York, pero los de la franela roja no tienen a Mariano Rivera. Y si quieres usted más: la fanaticada de la "Gran Manzana" es entregada y presiona al visitante. La de la ciudad de la campana de la Libertad es igualmente apasionada.

Será una Serie Mundial larga, explosiva, cerrada y de pronóstico reservado. No se puede pedir más, ni siquiera un escenario diferente a éste, donde los fantasmas de Ruth, de Gehrig, de DiMaggio, de Berra, de Mantle, de Reggie y de mucho más rondan como si estuvieran en su propio parque de diversiones.