<
>

La selección del futuro

Es cabeza de serie del Mundial de Brasil y comparte grupo con Rusia, Corea y Argelia Getty Images

BUENOS AIRES -- Hay una frase que se está haciendo cada vez más común al resaltar la actuación de un jugador tras un partido en las mejores Ligas del mundo: "Es belga". Es notable, porque el fenómeno parece reciente y porque el seleccionado de Bélgica no llega a un Mundial desde el lejano 2002, cuando quedó eliminado en octavos de final en un duelo ante el eventual campeón, Brasil.

Sin embargo, hoy parece surgir una camada más que interesante de jugadores que ocupan cada una de las líneas de la cancha y que invitan a pensar en grande. Porque está claro que si un equipo es tan bueno como su columna vertebral, Bélgica tiene todas las razones para ilusionar a sus fanáticos. Los nombres sobran en ese eje: Curtois, Kompany, Fellaini, Hazard, por ejemplo. Mignolet, Van Buyten, Witsel, Lukaku, quizá. Lejos de aquel conjunto que se quedó afuera de las últimas dos Copas del Mundo, este es un combinado que cuenta con un once titular íntegramente compuesto por futbolistas que militan en clubes de élite.

Lo bueno de esta selección que terminó invicta en la clasificación para Brasil 2014 es que tiene un talento joven y equilibrado, además de un rendimiento colectivo forjado desde la dirección técnica de un DT como Marc Wilmots. Wilmots, de apenas 45 años, jugó cuatro Copas del Mundo con su país y estuvo presente en el último duelo de esta Selección en los mundiales. Su biografía presenta un par de excentricidades: por ejemplo, fue electo senador nacional en 2003 y renunció a su banca un par de años más tarde. Fue asistente técnico en el seleccionado de Dick Advocaat y de George Leekens, sus dos antecesores inmediatos, y asumió como entrenador interino en 2012. Ya nunca dejaría el cargo.

El buen andar de este grupo en los últimos años (terminó primero en las Eliminatorias con 8 victorias y 2 empates y le sacó 9 puntos a su perseguidor, Croacia) no solo lo llevó hasta el Mundial, también lo colocó como cabeza de serie en el torneo. ¿Sus rivales? Rusia, Corea del Sur y Argelia. No parece el grupo de la muerte.

La fortaleza de Béligca se basa en su juventud, su desparpajo y su solidez defensiva. De hecho, la línea de fondo de este seleccionado está plagada de hombres técnicos, con buena altura y capacidad comprobada.

Empecemos por los custodios del arco: el titular es nada menos que Thibaut Curtois, ese fenómeno cuyo pase pertenece a Chelsea pero brilla desde hace un par de temporadas en Atlético Madrid, aunque tenga apenas 21 años. El extraordinario nivel de Curtois -discutiblemente el mejor en su puesto en el mundo- deja sentado en el banco a Simon Mignolet, de 25 años, quien ganó regularidad y confianza en el Liverpool de la mano de Brendan Rodgers. Cualquier seguidor de la Premier sabe que es un guardametas confiable y que podría estar en el once inicial de muchísimas otras selecciones.

Delante de Curtois suele haber cuatro centrales. Los nombres varían poco entre Vincent Kompany (Manchester City), Toby Alderweireld (Atlético Madrid), Daniel Van Buyten (Bayern Múnich), Thomas Vermaelen (Arsenal), Jan Vertonghen (Tottenham Hotspur) y Nicolas Lombaerts (Zenit de San Petersburg). Casi todos son jóvenes y de muy buena talla: Kompany tiene 27 años, Vermaelen 28 igual que Lombaerts, Vertonghen 26 y Alderweireld 25. Su estatura también es factor: 1,82; 1,84; 1,86; 1,89; 1,90 en orden creciente. El único que supera los 30 años (Van Buyten, 36), mide 1,97. Es la voz de mando para organizar a los muchachos de menor experiencia.

Quizá la única debilidad de esa férrea defensa es que ninguno de ellos es un lateral natural. Alguno se tira a la derecha y otro a la izquierda para cubrir las bandas, salvo que juegue Sebastien Pocognoli (26 años, Hamburgo), que sí suele desempeñarse como defensor lateral en la Bundesliga. Quizá con eso en vista, Wilmots probó en el último amistoso ante Colombia a Thomas Meunier (22 años, 1,92), lateral derecho del Brujas. El experimento terminó con derrota.

En el mediocampo es donde más opciones aparecen. Normalmente se para un doble pivot con Axel Witsel (Zenit, 25 años) y Marouanne Fellaini (Manchester United, 26 años). La lógica es parar a un mediocampista defensivo con mucha recuperación al lado de un organizador de buen toque y gran primer pase. Es cierto que Fellaini no estuvo mostrando su mejor cara desde el cambio de club, pero en su seleccionado parece sentirse más cómodo y tener más libertades ofensivas. La primera opción de cambio es el interesantísimo Moussa Dembelé (Tottenham, 26 años), un hombre con despliegue y entendimiento del juego que podría ocupar cualquiera de los dos lugares de la contención.

Delante de esa línea, se encuentra el diferencial máximo del plantel: un trío de volantes creativos que varía según la necesidad. El que no falta nunca es Eden Hazard (Chelsea, 23 años), la gran figura de este equipo. Él siempre juega por los costados, habitualmente tirado a la derecha aunque puede cambiar de banda si el partido lo demanda. Rápido, de buen control y buena pegada, es el elemento más explosivo de esta formación. Su deber es funcionar como un revulsivo en ataque, y habitualmente lo logra con facilidad a partir de su gambeta y de su velocidad. A eso le adosa una buena educación en el costado del sacrificio, a partir de ser dirigido por el obsesivo Mourinho en el fútbol inglés.

A él lo suelen acompañar Kevin De Bruyne por el medio (Wolfsburgo, 22 años) y Dries Mertnes (Napoli, 26 años) por izquierda. Ambos son una versión modificada y algo menos completa de Hazard. De Bruyne es más pensante y tiene mejor pegada, pero no tiene tanto desequilibrio. Mertens es veloz y habilidoso, pero más atolondrado. Contrastando con la altura de los defensores (y volantes, prque Fellaini, Dembelé y Witsel también superan los 185 centímetros) Mertens y Hazard son los bajitos encargados de hacer valer su talento y rapidez al ras del piso. Uno mide 1,70. El otro, 1,69.

El cuarto hombre en esa línea previa al centrodelantero es Kevin Mirallas (Everton, 26 años), que puede tranquilamente adelantarse y jugar como mediapunta para cambiar el esquema de inicio.

Arriba hay un número puesto: el infravalorado Romelu Lukaku, que a sus apenas 20 años ya demostró que es potente y efectivo, que puede rendir en el escenario internacional -hizo los goles en el partido que selló la clasificación para este seleccionado- y para combatir cuerpo a cuerpo con los mejores defensores del mundo. Siguiendo con el tema de la altura, mide 1,90. Está a préstamo en Everton pero su pase pertenece al Chelsea, club en el que jugó como titular la final de la Supercopa de Europa ante Bayern Múnich. Difícilmente olvide ese partido, porque erró el penal en la tanda que definió el título para su rival. Tras ese partido, fue cedido.

El competidor para ser el hombre gol de este conjunto era Christian Benteke (Aston Villa, 23 años, 1,91m), otro gigante que encuentra su habitat natural en el área y que se perderá el Mundial por una lesión en el talón de Aquiles.

Para colmo, Bélgica tiene tiempo. Durante años fue forjando un proyecto de base que dio pie a esta generación virtuosa. Todavía su base es joven. Puede ganar experiencia en Brasil y volver fortalecido en Rusia 2018. Eso también puede favorecer a un equipo que no tiene presiones.

Mientras tanto, desde el desparpajo de su juventud, se preparan para sorprender al mundo.