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Kevin Anderson continúa el legado

Kevin Anderson y una de sus principales armas: el saque Getty Images

BUENOS AIRES -- Consistencia. Es una de las palabras que puede enmarcar el paso del sudafricano Kevin Anderson en el circuito ATP. Estuvo en una universidad estadounidense de 2005 al 2007, hace tres temporadas que es top 100 y en los últimos dos años merodea por el puesto 40°; y ahora parece haber dado el salto necesario para pelear un poco más arriba. No le queda mucho por defender hasta fin de año -apenas cuartos de final en Queen's, Washington y Basilea- y su juego, claramente, va en ascenso. Su actual 28° del mundo seguramente será mejorado en las próximas semanas.

Y esa suba en el ranking, cabe destacar, marcará un hito para este muchacho de más de dos metros. Con una serie de buenos resultados se meterá en el top 25, con lo que Sudáfrica volverá a tener un jugador en esa elite después de más de una década. ¿Quién fue su antecesor? El genial y talentoso Wayne Ferreira, ex N°6 del mundo y ganador de 15 títulos en su carrera; y otros 11 en dobles y una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.

Lo cierto es que Anderson, a un mes de cumplir 27 años, parece haber encontrado su lugar. Pese a su altura y su demoledor servicio, es un jugador con muchos recursos para jugar desde el fondo de la cancha y con sorprendente buena movilidad. Un fiel reflejo de eso fue su reciente más que interesante actuación en el polvo de ladrillo de Casablanca, donde cayó en la final ante el español Tommy Robredo en tres sets.

El certamen marroquí, vale decir, le dejó un sabor agrio al sudafricano, dado que éste es el único torneo ATP que se lleva a cabo en la temporada en su continente, luego del extinto certamen de Johannesburgo, donde, paradójicamente, en su última edición -en 2011- se anotó una de sus dos coronas. La otra fue en Delray Beach 2012. En esta temporada, además, estuvo en la definición de Sídney; y en 2008 jugó la final de Las Vegas tras sortear con éxito la clasificación.

Anderson, que en abril alcanzó el puesto 26°, recién está despegando. Un claro ejemplo es que en el Abierto de Australia, donde volvió a poner a un sudafricano en octavos de final en un Major después de una década, pasó a tener récord positivo (22-21) en Grand Slam. Y recién, con una temporada en la que marca un 18-7, está mejorando sus números en su carrera, con 117 éxitos y 95 caídas.

El hombre de 2,03 centímetros, que ya pasó la barrera de los 2000 aces (pero también la de las 500 dobles faltas), se ha acostumbrado a dar golpes en los Masters 1000, y por eso mira con confianza su participación en Madrid y Roma en las próximas semanas. Este año derrotó en Indian Wells al español David Ferrer, número cuatro del mundo. Pero además en 2011, en Canadá, sacó de carrera al escocés Andy Murray; y en 2008, en Miami y llegando desde la clasificación, se impuso al serbio Novak Djokovic en su primera aparición en un main draw de un M1000. Esas fueron sus tres victorias (3-21) ante top 10.

Quizá la única mancha en su ascendente carrera, o tal vez es más adecuado marcarlo como un cortocircuito, se da en la Copa Davis. Se lo acusó de no querer participar en la competencia, mientras que él respondió que no estuvieron dadas las garantías para jugar en 2012. Su justificación fueron los largos viajes en medio de su calendario, situación que no le cerraba económicamente, y la falta de protección por si apareciera una lesión, tal como le sucedió en 2011 con un problema en una rodilla que, a pesar de que no lo apartó de las canchas, lo tuvo con ocho meses de rehabilitación. Apenas jugó cinco series, con ocho triunfos y una derrota: ante el francés Jean-Rene Lisnard, ex 84°, quien representó a Mónaco.

Con bases sólidas, Anderson fue paso a paso. Tuvo tres años en la Universidad de Illinois, con muy buenos resultados y conociendo ahí a su esposa, que era parte del equipo de golf y que dentro de poco (ya comenzó los trámites), además, le permitirá tener la nacionalidad estadounidense. Luego pasó a los Futures (dos títulos y cinco finales) y posteriormente se volcó a los Challengers (cuatro títulos y cinco finales). Hoy es tiempo de apostar a lo grande. Su objetivo, el top 10.