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Diego Ortiz, una historia de amor y pasión por el coacheo

El mexicano es asistente ofensivo de Indianapolis Colts y estará con el equipo al menos lo que resta de la siguiente temporada


En la vida siempre nos encontraremos con alguien que nos inspire, que nos motive a perseguir nuestros sueños y que nos impulse a creer que lo podemos lograr. Muchas veces son nuestros padres, un profesor, algún amigo o conocido, otras es una persona que no es de ninguno de nuestros círculos sociales pero que, al conocer su historia de vida, nos brinda esa motivación que tanto necesitábamos.

Hoy les quiero presentar y contar de Diego Ortiz, un mexicano que empacó sus sueños en una maleta que llenó de ilusiones y dejó su querida Ciudad de México rumbo a Estados Unidos tratando de cumplir su sueño de ser coach de futbol americano. Tuve la maravillosa oportunidad de platicar con él y conocer más a detalle su historia, una que está llena de esfuerzo y sacrificios. Con cada palabra provocó que se me pusiera la piel chinita.

Actualmente Diego Ortiz es coach asistente ofensivo de los Indianapolis Colts y estará con el equipo, al menos, lo que resta de la siguiente temporada. Pero para llegar hasta donde está tuvo que tomar decisiones importantes y seguir adelante sin mirar atrás, únicamente con la vista puesta en su futuro, en cumplir sus metas y hacer lo que realmente le apasiona.

“Viví toda mi vida en la Ciudad de México, siempre con la idea de poder vivir del futbol, ya sea, al principio, como jugador y luego como coach, que me di cuenta que es lo que más me llenaba, mi verdadera vocación, más allá de jugar”, contó durante nuestra entrevista.

Con su pasión de coachear en la mente y el corazón, nuestro compatriota decidió mudarse a Texas para ingresar a la Universidad de Texas Tech. Nos relató que “sin nada seguro, sin ninguna puerta abierta” llegó a tocar puertas y ver si alguna se abría, lo cual consiguió al poco tiempo para iniciar como voluntario en la parte de reclutamiento y posteriormente desempeñarse en diferentes actividades, las cuales le permitieron aprender en temas como operaciones, compliance, reclutamiento y futbol.

“Yo llegué literalmente a tocar puertas. No tenía ningún contacto en Estados Unidos o dentro del futbol, ni del país como tal, toda mi familia vive en México. Pero siempre tuve la idea de venirme a Estados Unidos, desde muy chico. Cuando empecé a ver las posibilidades de poder llegar a coachear te das cuenta muy rápido de que, como todos los ámbitos profesionales, se mueven por referencias y por quién te conoce y a quién conoces. Yo no conocía a nadie, pero en vez de verlo como una desventaja, realmente lo decidí ver como una ventaja, porque al final del día, si yo no conocía a nadie, no estaba amarrado y podía irme a cualquier lugar y universidad del país para intentarlo desde abajo.

“De ahí empecé a ver la mejor manera de poder llegar a Estados Unidos y poder comprar tiempo para hacer lo que me gustaba. Y una de esas fue inscribiéndome a una maestría como estudiante de posgrado, dije: ‘en el peor de los casos, si no se abre la puerta, por lo menos voy a seguir estudiando, voy a seguir preparándome y voy a tener una maestría de una universidad en Estados Unidos’. Entonces, para mí siempre fue una visión ganar-ganar, aunque mi enfoque siempre fue venir a ayudar en el equipo de futbol y aprender”, expresó.

De entre tantas universidades que hay en nuestro vecino del norte, el ahora coach asistente de los Colts eligió Texas Tech, pues quería estudiar administración en el deporte, maestría que la tenían en muchas instituciones, pero ninguna contaba con un equipo de futbol americano como los Red Raiders, a quienes ve como “un referente ofensivo a nivel colegial, desde el coach Mike Leach a principios de los 2000”.

Con una maestría seleccionada y un equipo que lo inspiraba, tomó la decisión final que cambiaría su vida para siempre.

“Al final del día encontré a Texas Tech, veo que tiene la maestría que me gusta, el staff ofensivo y el head coach que estaban en ese entonces era Cliff Kingsbury, que ahorita es el coordinador ofensivo de los Washington Commanders, siempre fui muy fan de él y me dio muchísima curiosidad aprender de él, cómo ve el futbol, cómo enseña su sistema, aprendérmelo, todo lo que tenía referente a su mentalidad ofensiva. Entonces dije: ‘ahí es’. Y aposté todo por Texas Tech.

Mientras estudiaba, comenzó a inmiscuirse en temas dentro del emparrillado; quería apoyar en todo lo que pudiera y, lo más importante, aprender de cada paso que daba, pues sabía que todo lo que aprendiera en el camino, lo ayudaría a mantenerse y seguir de frente. Y así lo demostró, pues pasó de staff en staff y apoyó a todos.

“Tuve la fortuna de estar con tres staffs diferentes y en todas mis etapas ahí, fui el único miembro que pudo tener la oportunidad de ser retenido. Y al final del día, los últimos dos años, ya desempeñándome directamente como control de calidad, asistente de coach de corredores. Siempre tuve esa como doble función de asistente de coach de corredores o asistente ofensivo y haciendo otras labores dentro del equipo; mientras más, mejor. Eso también me dio la oportunidad de que con los cambios de staff pudiera tener cierto margen de dónde poder agarrarme para seguir estando en el equipo”, relató durante nuestra charla, siempre con una sonrisa en el rostro.

No pude ocultar mi sentimiento al escuchar su historia y le dije que me puso la piel de gallina, que era un ejemplo a seguir y lo felicité. Pero como él, sé que hay muchas personas que tienen el sueño de jugar o entrenar en Estados Unidos, con la misión de llegar a la NFL, por lo que Diego Ortiz es la mejor persona para aconsejarlos, aunque admite que no será fácil, por lo que se necesita determinación.

“Una de mis mayores motivaciones era abrir ese puente y poder cimentar un camino que en un futuro, ojalá, más gente pueda tener la oportunidad y se atrevan a tomarlo. Es complicado, sí, hay que tener la mentalidad y los sueños muy bien definidos y las metas claras para no quitar el dedo del renglón”, dijo.

“Siempre es una constante lucha interna de decir ‘estoy aquí, está padrísimo, pero no puedo descansar, tengo que seguir trabajando igual de fuerte y aprovechando todos los días’. El mejor consejo que puedo dar es apúntenle alto, o sea, apúntenle alto y visualiza, apunta, dispara, arriesga, y en el camino ajustas”, añadió.

Así que, nada es imposible, si no, pregúntenle a Diego Ortiz. No es fácil, pero es alcanzable. Me quedó con que los sueños se pueden cumplir, que solo basta perseverancia de nuestra parte y tener bien claros nuestros objetivos.

Mahomes, la estrella que llena de orgullo a Texas Tech


Si hablamos de Texas Tech no podemos dejar de pensar en uno de los mejores jugadores de la actualidad: Patrick Mahomes. Diego Ortiz nos contó que no tuvo la dicha de trabajar con él, pero vivió en primera fila su última temporada en el futbol colegial, donde ya era una estrella, era el orgullo de Texas y de su universidad.

“Yo llegué en agosto del 2016, pero no empecé a trabajar en el equipo hasta marzo del 2017. Entonces, a mí no me tocó Patrick Mahomes, me tocó la salida. Vi toda su última temporada desde las gradas y ahí te das cuenta que es un talento diferente, un talento especial que no sale cada año. Patrick Mahomes es muy famoso a nivel mundial, pero en ese entonces, para Texas, era lo máximo desde ese entonces. Hoy en día sigue siendo referente de la universidad y él puso en el mapa a Texas Tech a nivel global”, sentenció.