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Los Celtics están en estado de gracia

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Los Celtics tuvieron a Tatum encendido para vencer al Thunder (3:03)

Boston derrotó a Oklahoma City 132 a 123 con 36 puntos de su estrella. Brown acompañó con 25 tantos y Williams con 20 y 10 rebotes. Mann anotó 35 para OKC. (3:03)

La construcción se produjo en el silencio. El laboratorio a oscuras, el pase de mano en mano de los tubos de ensayo, y la búsqueda obsesiva de la alquimia perfecta. La naturalidad con la que juegan los Boston Celtics sobresale en una NBA de estadísticas asombrosas y méritos individuales. La multiplicidad de manos y el desgaste de piernas edifican un cancerbero defensivo en todas las canchas. El poder del nosotros por encima del yo, el respeto por el compañero, la recuperación de talentos perdidos y el crecimiento fuera de los flashes traen un presente que nos obliga a reconocer con creces.

Los Celtics son el equipo del momento y están en estado de gracia. Han ganado 22 de sus últimos 26 partidos y pese a que muchos los ubicaban como un equipo de play-in, hoy figuran cuartos en el Este con opción de seguir subiendo. Ahora bien, ¿qué ha cambiado para obtener un mérito semejante?

En primer lugar, el paso hacia arriba de Brad Stevens para escalar a la posición de manager trajo controversias en un inicio, pero el tiempo confirmó el éxito del movimiento. Porque a ese Tetris en la oficina frontal le cayó Ime Udoka como entrenador en jefe en una movida que empezó torcida pero que con el tiempo se acomodó con brillantez. Los Celtics pasaron de tener un récord negativo a inicios de enero a tener ilusión genuina por el premio grande. El ex asistente de Gregg Popovich en San Antonio Spurs hizo movimientos a priori secundarios que dieron resultados en el mediano plazo. Una vez más, quedó demostrado que no se trata de nombres sino de hombres: defender duro, dejar de lado los egos, y jugar con humildad y sacrificio transforma los equipos promedio en contendientes.

El conjunto verde juega con la misma intensidad en casa y fuera. Pocos equipos han demostrado una flexibilidad tal ante cualquier tipo de público. No solo fue el triunfo por 20 puntos ante los Denver Nuggets el domingo por la noche, sino que llegaron a ese partido tras vencer en la ruta a Golden State Warriors por 22 y a Sacramento Kings por 29. Contra el Thunder, también de visita, se impusieron sin problemas pese a la ausencia de Robert Williams III y Marcus Smart, dos referencias defensivas.

Un dato de ESPN Stats que grafica este presente: Boston está 14-4 en la ruta desde el inicio del año calendario, siendo este el mejor récord de la Conferencia Este, solo por detrás de Phoenix Suns si consideramos toda la NBA.

Los Celtics no tienen el cartel de los Philadelphia 76ers o Brooklyn Nets, pero tienen en su defensa asfixiante la razón principal de su presente auspicioso. La recuperación del dominicano Al Horford confirma que, por más que algunos se esmeren en dar por terminados a jugadores por números fríos, los buenos siempre tienen algo más para mostrar. Y es que Al ha sido clave en la defensa interna de Boston, siempre respaldado por el gigante Williams III, uno de los hombres de mayor progreso sin dudas en esta temporada. No me sorprendería que su habilidad sin el balón lo convierta en uno de los mejores centros de la NBA en el futuro cercano. Aunque, siendo franco, quizás ya lo sea.

Por supuesto, a ellos se suma Smart en el perímetro y, pese a que no se dice demasiado porque siempre se acostumbra a destacarlo por su ofensiva, Jayson Tatum. Jaylen Brown, el quinto Beatle de esta armada sin balón, es un jugador defensivo promedio, por lo que no aparecen a simple vista huecos claros y permeables a atacar. Y si pensamos que Derrick White viene de la escuela de San Antonio, las cartas están echadas. En el banco, el crecimiento de Grant Williams es tan destacable como el renacimiento a tiempo de Payton Pritchard y el regreso de Daniel Theis. Es asombroso, pero los Celtics tienen una eficiencia defensiva de 103.1 (puntos cedidos cada cien posesiones), pero señala Kirk Goldsberry es ESPN.com que han tenido 101.5 desde su punto más bajo (el 7 de enero), cuando recibieron 128 unidades de parte de Miami Heat. Quizás haber dejado el domingo a Nikola Jokic, para muchos el MVP actual, en un 34.8% de campo, su porcentaje más bajo en un partido en esta temporada, sea una muestra gratis de lo que estamos hablando.

Observemos algo: Boston es uno de los pocos equipos en la NBA -deberíamos en verdad ver si existe otro con esta cualidad- en poder defender el pick and roll, jugada por excelencia de la Liga, sin sufrir estrago alguno en los cambios. Los grandes de los Celtics son versátiles, con buenas piernas y longitud para llegar bien arriba. No alcanza con una cortina para destrabar el cerrojo: Udoka, inteligente y hábil en la lectura de ventajas y desventajas, construyó un plantel problemático para cualquier ofensiva elite.

En ataque, los Celtics figuran en la medianía de la tabla en eficiencia ofensiva con 110.6 puntos cada cien posesiones. Pero el equipo, con ritmo ofensivo bajo (98.1), crece a la orden de un Tatum intratable, en el mejor momento de su carrera. Nadie se sorprendería si decimos que la estrella de Boston es un jugador Top 5 de la NBA en estos momentos. Vale ver sus números de leyenda: anotó al menos 30 puntos con 55% de campo en los últimos tres partidos. Los otros dos jugadores en la riquísima historia Verde en alcanzar algo así son Larry Bird (cinco veces) y Kevin McHale (1987). El Granjero de French Lick tiene la racha más larga de franquicia de 30 unidades y 55% de campo (cuatro seguidos en diciembre de 1984 y misma cantidad en marzo de 1985).

Sobresale además su juventud: Tatum pasó el lunes por la noche a Paul Pierce como el Celtic con más partidos de 35 puntos convertidos (25) con 24 años o menos.

Udoka ha lidiado también con las rispideces del vestuario y ha logrado encajar en la rotación a un Smart incomprendido junto a Brown, conformando así un trío de jugadores muy peligrosos en el perímetro rumbo a playoffs. White y Grant Williams (tuvo su máxima de puntos, 20, ante OKC el lunes), en segundo plano, acompañan para terminar de edificar una estructura en la que todos saben lo que tienen que hacer. Parece fácil, pero en la puesta en marcha es muy, muy difícil.

El rompecabezas de Boston encuentra su plenitud a menos de un mes del inicio de la postemporada. Es un equipo inspirado, en estado de gracia absoluto, que mantiene un presente en el que todo sale como espera. La salida de Dennis Schroder a Houston Rockets terminó de darle forma a la conducción, que hoy ya tiene dueños y responsables claros.

¿Pueden los Celtics pelear el campeonato de la NBA? Hace unos meses, parecía una pregunta ridícula. Hoy decir que sí no parece temerario. Defender, defender y seguir defendiendo. El camino está claro: en equipo, sin prestar atención a lo que digan los demás, construir y crecer en silencio.

Alguna vez dijo Red Auerbach: "Los ganadores entrenan, los perdedores ponen excusas. Denme 12 jugadores que quieran ganar y encontraremos la manera".

Los indicios, a esta altura, son muy alentadores.