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Si Durant busca otro equipo, debe pensar en verde

Kevin Durant genera ansias en Oklahoma City y curiosidad en el resto del país, ya que la especulación sobre su futuro aumenta con cada día que pasa sin que él se comprometa a extender su contrato con el Thunder. La incertidumbre y la angustia son, de alguna manera, como un monstruo al que tanto la prensa como la liga alimentan hasta hacerlo parecer el cuco más temible de todos.

Por cada caso de una franquicia que se reinventa en un santiamén como el Miami Heat existen los casos de los Cleveland Cavaliers antes del regreso de LeBron James, la irrelevancia del Orlando Magic post-Dwight o, en el peor de todos los futuros posibles, el limbo de los Sixers.

Es por eso que los simpatizantes de Oklahoma City se vendan los ojos y se tapan los oídos cuando les hablan sobre la posible partida de Durant a otro destino que no sea allí mismo, la ciudad que lo adoptó cuando él se mudó desde Seattle y los Supersonics se convirtieron en el Thunder allá por el 2008.

Como si fuese uno de esos libros de “Elige tu Propia Aventura”, los posibles destinos de Durant son demasiados para contar considerando que el tope salarial aumentará por 20 millones de dólares la temporada que viene.

Lo más sensato probablemente sería que él se quede en Oklahoma City, donde ya es ídolo. Además, la globalización de la tecnología le permite alcanzar a una audiencia que antes requería que él estuviese en Chicago o Nueva York para ser reconocido. Ahora lo pueden ver jugar contra los Bucks en Milwaukee desde China.

Sin embargo, si busca nuevos horizontes hay una ciudad en la costa este que podría ser particularmente tentadora: Boston. A continuación repasamos cinco razones por las que Durant se vería perfecto con la camiseta verdiblanca de los Celtics puesta a flor de piel.

1) Boston no tiene estrellas, pero sí jugadores que se acoplarían a la perfección con Durant.

Ningún miembro del plantel actual de los Celtics tiene más de 29 años de edad, y esta base joven ya se ha asegurado regresar a los playoffs por segunda temporada consecutiva. Isaiah Thomas es una mini versión de Russell Westbrook que promedia 22 puntos y seis asistencias por partido con un estilo de juego frenético y alegre, pero a diferencia de Westbrook su capacidad para jugar sin el balón prevendría los dilemas que se generan en Oklahoma City noche tras noche.

Durant sería el líder del equipo sin cuestionamientos y se entendería a la perfección con un defensor aguerrido como Avery Bradley y un pivot joven como Jared Sullinger, quien es lo suficientemente versátil como para no embotellar la zona pintada y permitir que Durant desborde hacia el aro cuando y como quiera.

Jae Crowder, mientras tanto, podría pasar de ser alero a ala pivot para hacerle lugar y Amir Johnson sería un estupendo recambio como parte de una banca enérgica junto a Marcus Smart y Kelly Olynyk.

2) Brad Stevens sería el entrenador que lo propulsaría a nuevas alturas

Durant hasta ahora ha jugado para un entrenador que lo llevó a las Finales como Scott Brooks y para uno que recién está en su primer temporada en la NBA, pero él en realidad logró ser MVP y máximo anotador de la liga en cuatro ocasiones a pesar de las indicaciones de Brooks, no a causa de ellas.

Brooks jamás supo como brindarle protagonismo sin que Westbrook se lo robe, pero Stevens está un escalón más arriba y sus Celtics han mejorado de 25 victorias en el 2014 a 40 la temporada pasada y 41 y contando en la actual exprimiéndole el jugo a un plantel de jugadores ordinarios.

Piensen en lo que él podría hacer con una superestrella a su disposición.

3) Podría llegar Ben Simmons

Imagínense a Ben Simmons en Boston. Eso podría llegar a suceder gracias al regalito de los Brooklyn Nets, quienes cuentan con la tercer peor marca de la liga hasta el momento y enfilan derechito a la lotería del Draft sin posibilidad alguna de disfrutar su premio.

Eso se debe a que los Nets se verán obligados a entregarle su selección desprotegida del Draft de este año como consecuencia del canje por Paul Pierce y Kevin Garnett en el 2013. Aun en su ausencia, Pierce y Garnett le siguen dando alegrías a los Celtics.

Ah, y ninguno de ellos dos sigue en Brooklyn todavía. Mamita, que canje.

4) La historia pesa

Los Celtics han ganado apenas un título en los últimos 30 años, y el más reciente llegó en el 2008. El concepto de una dinastía se extinguió tras el retiro de Larry Bird y la franquicia más ganadora de la historia de la NBA se ha estancado en su colección de anillos.

Durant le podría devolver esa mística a Boston y unirse al panteón de leyendas de una ciudad enferma por el deporte con múltiples títulos en su haber. Tom Brady, Larry Bird, Kevin Durant…suena bien, ¿no?

5) Es hora de separarse de Westbrook

En teoría, no hay mejor dupla que la de Durant y Westbrook en toda la NBA con la posible excepción de Stephen Curry y Klay Thompson. Sin embargo, los seis triple-dobles de Westbrook este mes (15 en la temporada) dicen a gritos que Oklahoma City no es lo suficientemente grande para los dos.

Eso no es por falta de ganas de complementarse o porque Durant no se lo banque a su compañero. Todo lo contrario, ellos dos hacen lo imposible por complementarse de una manera que beneficie al equipo y se ponen felices cuando al otro le va bien.

Sin embargo, sus estilos son demasiado similares y generan un embudo que termina lastimando al Thunder contra equipos de elite como los Golden State Warriors, San Antonio Spurs y Cleveland Cavaliers. Su marca contra ellos esta temporada es de 1-6 y los números hablan por si solos por más que se podría decir que Oklahoma City estuvo en posición de barrer en vez de ser barrido por los Warriors.

Fue justamente la (falta de) ejecución en los minutos finales contra Golden State lo que los hizo perder sus tres juegos contra ellos. Si eso no cambia en los playoffs, quizás el mes de julio sea el momento propicio para que Durant empiece a pensar en verde.