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Lillard brilla por sí solo en Portland con los Trail Blazers

Layne Murdoch/NBAE/Getty Images

Si te pido que me digas ya mismo quienes son los cinco máximos anotadores de la NBA esta temporada sin ver a este link, ¿Quiénes me dirías? Probablemente arrancarías con Stephen Curry, por razones obvias, y proseguirías con James Harden y Kevin Durant. Luego está DeMarcus Cousins y…LeBron James. ¿Verdad? ¿Ah, no? No señor, LeBron va sexto en esa categoría y aquel quinto en discordia es nada menos que Damian Lillard, el jugador menos apreciado de la NBA.

Lillard promedia 25,2 puntos por partido, pero casi nadie lo menciona como un candidato a ser considerado como Jugador Más Valioso. Su porcentaje de efectividad en tiros libres es del 89 por ciento, la sexta mejor marca de la liga en ese rubro, pero nadie menciona como fluye hielo en vez de sangre por sus venas cuando hay que liquidar un partido. Sus 35,8 minutos por partido son más que los 34,6 de Russell Westbrook y 34,2 que promedia Curry, pero él no tiene el lujo de respaldarse en un aliado como Kevin Durant o Klay Thompson.

El aficionado casual de la NBA que no se queda despierto hasta la 1 de la mañana en la costa este de los Estados Unidos probablemente lo conoce más por esto:

Que por esto:

Y eso es una pena, ya que te puedo asegurar que los Portland Trail Blazers no contarían con una marca ganadora ni irían sextos en la Conferencia Oeste sin Lillard, el líder en puntos y asistencias (6,8) por partido de “Rip City”. No dejen que su legajo de cuatro victorias y tres derrotas en una seguidilla de siete partidos los engañe, Lillard es el alma de un equipo al que el sitio web FiveThirtyEight pronosticaba con una marca de 36-46 antes del arranque de esta campaña.

Bueno, tiren ese pronóstico por la borda ya que su marca tras el amanecer del martes era de 41-37 a medio juego del quinto lugar y su nueva proyección era de una marca de 44-38. O sea, ocho victorias más que las esperadas tras la marcha de dos pilares de la franquicia como Wesley Matthews y LaMarcus Aldridge a Dallas y San Antonio respectivamente.

Sin embargo, Lillard está acostumbrado a ser pasado por alto. Ya sea como sexta selección del Draft del 2012 proveniente de la humilde universidad de Weber State (Anthony Davis fue primero, Michael Kidd- Gilchrist segundo, Bradley Beal tercero, Dion Waiters cuarto y Thomas Robinson quinto. Si uno volvería a hacerlo, estoy seguro de que Lillard sería seleccionado segundo o hasta primero) o para el Juego de las Estrellas de este año tras llegar a este en el 2014 y 2015.

Solamente Oscar Robertson, Nate Archibald, LeBron y Dwyane Wade han promediado al menos 21 puntos y seis asistencias en los primeros 300 juegos de su carrera al igual que Lillard, pero sigan diciendo que John Wall tiene más potencial.

¿Igual saben qué? No importa si el resto del mundo no lo ama, ya que el romance entre Lillard y Portland arde más fuerte que nunca y eso se vio reflejado en la extensión de contrato que él recibió en julio del año pasado por cinco años y 120 millones de dólares.

Está bien, 120 millones de dólares es mucho dinero...¿Pero acaso creen que él no pudo haber conseguido más como agente libre en el futuro con el aumento del tope salarial? No es como que bases de apenas 25 años de edad que promedian al menos 25 puntos y seis asistencias sin haberse perdido un mísero partido como titular indiscutido desde su debut como novato abundan por ahí.

Lillard pudo haber esperado a que el mercado dicte su valor con un vínculo a corto plazo para luego despedirse de Portland como Aldridge para unirse a un “verdadero” contendiente al título. Después de todo, los Trail Blazers no llegan a las finales de su conferencia desde el 2000, fueron eliminados en la primera ronda de los playoffs la temporada pasada y este año el simple hecho de llegar a la postemporada se considera una epopeya.

Lillard, sin embargo, se siente como en casa en Portland y se gana el apoyo incondicional de su gente cuando rechaza cláusulas como la de LeBron James para salirse de su contrato este año y dice “Yo sé en mi corazón que aquí es donde quiero estar”.

Pasen los pañuelos, por favor.

Eso no quiere decir que él sea perfecto. Su capacidad defensiva todavía es más parecida a la de un cono de entrenamiento que a la de Kawhi Leonard, pero cuando él intercambia triple tras triple en una batalla de titanes con Curry todo eso se perdona.

Es más, Lillard reserva sus mejores momentos para ahuyentar a los cucos de la NBA.

Tres de sus cuatro encuentros contra los Golden State Warriors fueron de la siguiente manera: 40 puntos y 10 asistencias en una derrota por 128-108 el 8 de enero, ¡51! puntos y siete asistencias en la victoria por 137-105 el 19 de febrero, y 38 puntos en la caída por 136-111 del domingo pasado.

Contra los San Antonio Spurs, mejor conocidos como la mejor defensa de la NBA, Lillard promedia 24 puntos y siete asistencias en tres juegos, y en su único choque con los Cleveland Cavaliers él tuvo 33 puntos, seis rebotes y seis asistencias.

Es muy probable que los Trail Blazers no puedan superar a los Los Angeles Clippers, al Oklahoma City Thunder o a los San Antonio Spurs en una serie al mejor de siete, pero con Lillard uno nunca sabe.

Sino pregúntenles a los Houston Rockets.

No se aflijan si todo esto los hace desear haberlo visto más esta temporada, los playoffs están a la vuelta de la esquina y Lillard va a deslumbrar al mundo entero.