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¿Yoenis Céspedes volverá a ser un pelotero calibre MVP para Mets?

Es posible cuestionar algunas de las decisiones que ha tomado Yoenis Céspedes, pero nunca su amor por el béisbol.

La mayoría de los peloteros cubanos que abandonan la isla pueden contar desgarradoras historias sobre cruzar las peligrosas aguas del Caribe en balsas de precarias condiciones, ver a personas morir de hambre o de sed, o ser arrestados una y otra vez por intentar salir de su tierra natal en busca de un mejor porvenir.

Céspedes es uno de ellos.

Tiene historias de escabullirse de la fuerza policial cubana, de su familia ser encarcelada, de ser tildado de traidor. Se le aguan los ojos cuando habla de no poder ver a sus familiares o el tiempo que estuvo alejado de su pequeño hijo; o cuando habla de su experiencia con la trata ilegal de personas e incluso de tener a la muerte de frente.

Irse a los Estados Unidos representaba mucho más que poder jugar al béisbol. Eso ha hecho que los últimos tres años hayan sido muy difíciles para Céspedes. Incluso su característica sonrisa había desaparecido.

En 2012, Céspedes, con entonces 26 años, fue protagonista de una increíble historia de superación. El cubano se convirtió en el jugador mejor pagado en el plantel de Oakland Athletics antes de jugar un solo partido de Grandes Ligas después de firmar un contrato de cuatro años y $36 millones.

En Cuba, Céspedes tenía dos apodos, "El Talento" y "La Potencia", y logró estar a la altura de ambos. Conectó 49 jonrones en sus primeras dos temporadas con los Atléticos después de salir de Cuba, y luego se convirtió en dos veces campeón del Home Run Derby.

Luego, el ejecutivo de los Athletics Billy Beane hizo lo que suele hacer, y adquirió al as Jon Lester al canjear a Céspedes a los Boston Red Sox. Después de un breve paso por Boston, los Red Sox volvieron a convertir a Céspedes en la pieza central de un cambio por un abridor, esta vez enviándolo a Detroit por Rick Porcello.

Después de eso vino el canje que cambió todo. Sólo unos minutos antes de la fecha límite de cambio del 31 de julio de 2015, los Mets adquirieron a Céspedes de los Detroit Tigers por los entonces lanzadores de ligas menores Michael Fulmer y Luis Cessa.

Céspedes brilló en New York, conectando 17 jonrones en 57 partidos, y ayudando a los Mets a conseguir su primer título de la Liga Nacional desde el 2000 y primer banderín en 15 años. No hubo final de cuento de hadas, ya que los Mets perdieron la Serie Mundial ante Kansas City, pero después de esa emocionante introducción al béisbol en la Gran Manzana, Céspedes decidió volver a firmar con los Mets. En el primer año de su nuevo acuerdo, terminó octavo en la votación para MVP de la Liga Nacional, conectando 31 jonrones.

Yoenis Céspedes lo tenía todo. El juvenil entusiasmo de Ken Griffey Jr. y el swing de Ryan Howard en un cuerpo al estilo de Bo Jackson. Y tenía un Guante de Oro, un Bate de Plata y un contrato de cuatro años y $110 millones.

Pero cuando le dijeron que se apartara de las distracciones fuera del terreno y las lesiones comenzaron a acumularse, se convirtió rápidamente en el blanco de la prensa sensacionalista. Céspedes pasó de ser uno de los prospectos cubanos más laureados en décadas a, como leyó uno de los periódicos neoyorquinos, un desastre de $110 millones.

Desde 2017, Céspedes sólo ha jugado 38 partidos con el uniforme de los Mets tras una serie interminable de lesiones.

Sufrió tirones en los tendones isquiotibiales que no le permitieron jugar gran parte de la temporada 2017. En 2018, sufrió una lesión de los músculos flexores de la cadera y luego se sometió a un procedimiento quirúrgico para eliminar calcificaciones óseas de ambos talones. Mientras se rehabilitaba de su cirugía, Céspedes sufrió múltiples fracturas de tobillo en un reportado encuentro con un jabalí que se ha convertido en una más de las muchas insólitas historias de los Mets.

Después de esos incidentes y del caos mediático que inspiraron, el regreso de Céspedes a las mayores podría parecer casi tan inconcebible como jugar béisbol en la era del coronavirus, no obstante, el cubano siempre confió en que tendría la fortaleza necesaria para lograrlo.

"Yo diría que el musculo más fuerte de mi cuerpo es mi mente", destacó Céspedes, quien puede presionar 1,300 libras con las piernas. "Eso es lo que me ha motivado más todavía, los que dijeron que no puedo hacerlo. Voy a demostrar que sí puedo".

Céspedes admite que cometió errores, y siempre ha sabido que los fanáticos pueden abuchear tan fuerte como pueden aplaudir. Sin embargo, lo único que no tolerará es que alguien cuestione su integridad como competidor.

"Vi muchas cosas. Las personas hablando y dudando de que yo puedo, creo que esa ha sido la parte más difícil. Pero también gracias a esas cosas, eso ha sido lo que me ha motivado", dijo Céspedes a ESPN. "Estoy aquí para demostrarme a mí mismo y a los Mets que todavía puedo ser el mismo jugador. Quiero probar a mí mismo que después de tres cirugías todavía puedo regresar y jugar al nivel que yo jugaba. De la forma que me siento, creo que puedo lograrlo".

Las piernas de Céspedes aún no están al cien por ciento, pero él cree que puede mejorar y permanecer en el terreno con los Mets toda esta temporada. La última vez que el toletero jugó más de 37 partidos fue en 2017, cuando bateó para .292 con 17 cuadrangulares y 42 carreras impulsadas en 81 juegos.

"Este tiempo que tuvimos fuera, yo practicaba siete veces a la semana levantándome todos los días a las cinco de la mañana y preparándome para regresar. Creo que para mí y el equipo y la organización, si quiero demostrarles que a pesar de estar dos años fuera que todavía puedo jugar al nivel que yo jugaba antes", dijo. "Trabajé mucho para llegar aquí, y yo diría que el cambio en mi mente fue darme más motivación y probarme a mí mismo de que sí voy a poder".

Así lo mostró el pasado Día Inaugural, 24 de julio, en Citi Field, al ser responsable de la única carrera anotada por los Mets en su victoria 1-0 sobre los Atlanta Braves. Fue el jonrón número 164 de por vida para Céspedes, y su primero en casi precisamente dos años. Y aunque aparecerá en los libros de estadísticas sólo como un vuelacercas de 406 pies al jardín izquierdo en contra del relevista Chris Martin, para Céspedes significó mucho más que eso.

"Ese jonrón significó uno de mis mejores momentos porque después de dos años poder regresar y dar un jonrón para decidir el juego, creo que eso lo tengo en los primeros tres de mi lista", explicó. "Las personas, muchos hablaron cosas buenas, muchas hablaron cosas malas, y eso lo que hizo fue motivarme más y creo que dando el jonrón de hoy después de dos años creo que es una pequeña forma que me probé a mí mismo que todavía puedo seguir teniendo los mismos resultados de antes. Llevo casi dos años esperando este momento de volver a estar en un terreno con mis compañeros y aquí en la ciudad de New York. Es algo especial para mí".

Gracias a la incorporación del bateador designado en la Liga Nacional para esta temporada abreviada 2020, los Mets tendrán muchas más oportunidades de mantener a Céspedes en la alineación. Y si esta cuarta y última temporada de su contrato evoca su desempeño en 2015, los fanáticos de los Mets lo recordarán no sólo por lo que logró en el pasado, sino también por el impacto que tuvo en el presente del equipo.