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Golpes

BUENOS AIRES -- El universo del boxeo siempre resultó atractivo para los fotógrafos. Sus sórdidos ambientes, sus sacrificadas historias de vida, trascienden la búsqueda meramente deportiva y son una tentación para quien pretende documentar la realidad cámara en mano.

Diego Levy, fotógrafo argentino de larga trayectoria en medios de prensa, acaba de inaugurar Golpes, una exposición que aborda el trajinado tema del deporte de los puños desde una perspectiva honesta, original y contundente. Catorce austeros retratos en blanco y negro de ex boxeadores profesionales constituyen la muestra que se puede ver en el Centro Cultural Ricardo Rojas de la ciudad de Buenos Aires.

Hace unos años, Levy se acercó a la Federación Argentina de Box buscando mejorar su estado físico. Se puso a las órdenes del entrenador Lorenzo Beneventanno, veterano gladiador en las grandes veladas del Luna Park de la década del '70. La cara curtida del maestro despertó el instinto fotográfico de Diego que un día llegó al gimnasio con su Hasselblad dispuesto a retratarlo. Ése fue el primer eslabón de la serie.

Más tarde, tras ardua búsqueda, desfilaron frente a su cámara ídolos olvidados, campeones del mundo y modestos semifondistas. Luis Federico Thomson, Cirilo Gil, Horacio Acavallo, Miguel Angel Castelini, Sergio Víctor Palma, entre otras glorias del box argentino, miraron profundamente a cámara y a las imágenes obtenidas, solo fue necesario agregarles un lacónico epígrafe que es casi un prontuario: Nombre, apellido y número de combates en los que estos deportistas fueron pagando en cuotas su existencia.

El autor eligió el formato cuadrado y realzó los viejos rostros tallados a trompadas, encuadrándolos frontalmente en un extremo primer plano. Los ojos tristes parecen apreciar la sensibilidad del artista que los interpela con su maquina fotográfica. Lucen relajados, transparentes. Aprecian, sin duda, a aquel que los rescata del olvido. Sin embargo no es la de Levy una mirada piadosa. Por el contrario, hay algo de exaltación, de elegía, de hacer justicia con el karma de estos hombres, que con espartana vocación y entrega enfrentaron a golpes su destino. Una fotografía, igual que un Jab a la mandíbula, se saca en una milésima de segundo y su marca queda impresa para siempre.

Diego Levy complementa su muestra de fotografías con este video que incluye testimonios de los retratados. Los invito a compartirlo.