BUENOS AIRES -- Se repudia la presión ejercida por la barra de Independiente tras la caída en el clásico, se reconoce que no es ideal que el plantel del Rojo junte dos meses sin cobrar, y se destaca la falta de autocrítica de los dirigentes. Pero al margen de estos ítems queda analizar porqué Antonio Mohamed se convirtió en el segundo técnico que abandonó su cargo en este Apertura 2011.
Generalmente respaldamos continuidades y avalamos proyectos. Ese es el camino ideal. Pero... ¿todos los técnicos tienen proyectos? ¿Todos se merecen que apuesten a futuro por ellos?
El primer entrenador que se bajó fue Sebastián Méndez de Banfield. El Taladro no exhibió, bajo su gestión, una línea de juego definida. Dispuso de tiempo y dinero para incorporar, infraestructura para trabajar, una buena pretemporada, juveniles con buenas condiciones y el respaldo de los hinchas. Sin embargo nunca se vio estilo. Los resultados lo marginaron, pero la realidad es que no había rumbo
Antonio Mohamed es un gran motivador. Llegó a Independiente, ganó el clásico con Racing y se adjudicó la Copa Sudamericana. Con algunas falencias económicas logró confeccionar el equipo. Pero los resultados le dieron la espalda. Desde aquel con La Academia no volvió a ganar un clásico, perdió con errores de planteo la Suruga Bank y la Recopa Sudamericana ante Inter de Porto Alegre. Tras la caída con Boca se terminó su gestión.
Es verdad que por momentos el Turco logró que el rojo jugase bien. Pero no se consolidó. ¿Cual era su proyecto? Pues bien, ahora surge la duda, ¿Siempre los entrenadores se merecen la continuidad? ¿O acaso hay ciclos cumplidos?