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El Laberinto del Flaco y el Chepo


"Más que el brillo de la victoria, nos
conmueve la entereza ante la adversidad".

Octavio Paz.

A dos días de iniciar el futbol olímpico en Londres 2012, nada mal nos caería a los que nos gusta leer, volver al texto original de Octavio Paz, El laberinto de la soledad, el ensayo escrito y publicado por el poeta mexicano en 1950, hace ya largos pero vigentes 62 años.

Después de una profunda reflexión, Paz analizó críticamente la historia y la identidad del mexicano, así como su relación con otras culturas y con la vida social de nuestro pasado, presente y futuro.

En este ensayo, Paz pretendió responder a la incógnita del mexicano, en una obra que es imprescindible en la lectura de todo aquel que quiera escudriñar en el alma de nuestra personalidad.

Leyendo a Paz y sobre todo este ensayo, uno entiende porqué muchos deportistas mexicanos no han logrado la hazaña que tuvieron tan cerca, a un metro, a un segundo o a un gol de distancia. La historia está repleta de episodios que frustran al deportista mexicano, que se queda invariablemente en la antesala de la gloria.

El Laberinto de la Soledad nos habla del machismo, de la sumisión y de la apatía del comportamiento nacional, productos, dice él, de la soledad interna, que individual y colectivamente, "se ha enraizado casi hasta la genética de sus descendientes".

Varias de sus frases revelan parte de nuestra personalidad. Esta es aplicable al mundo del deporte: "El estoicismo es la más alta de nuestras virtudes guerreras y políticas. Nuestra historia está llena de frases y episodios que revelan la indiferencia de nuestros héroes ante el dolor o el peligro. Desde niños nos enseñan a sufrir con dignidad las derrotas, concepción que no carece de grandeza. Y si no todos somos estoicos e impasibles -como Juárez y Cuauhtémoc- al menos procuramos ser resignados, pacientes y sufridos. La resignación es una de nuestras virtudes populares. Más que el brillo de la victoria nos conmueve la entereza ante la adversidad".

¿Cuántas selecciones nacionales de varios deportes, cuántos deportistas en la individual, cuántos esfuerzos personales no terminan en el podio por esa seña de identidad que tarde o temprano aparece?
Una de sus citas parece lapidaria: "Desde niños nos enseñan a sufrir con dignidad las derrotas".

Hoy se habla de un cambio de mentalidad del deportista mexicano. Se dice que el futbolista está aprendiendo a ganar, después de los episodios exitosos en Perú 2005 y México 2011 con las selecciones sub17, que se elevaron a los altares de la inmortalidad conquistando ambos títulos.

Paz decía desde 1950: "Tenemos que aprender a mirar cara a cara la realidad. Inventar, si es preciso, palabras nuevas e ideas nuevas para estas nuevas y extrañas realidades que nos han salido al paso. Pensar es el primer deber de la 'inteligencia'. Y en ciertos casos, el único".

Hoy que se lee más el Código de Ética de la Liga MX y que se pretende vivir en armonía dentro de un futbol desvertebrado, bien valdría la pena leer (o en muchos casos releer) la obra del maestro Octavio Paz.

Ahí, en la tormenta mental que vive el "Chepo" de la Torre cuando se enfrenta a la prensa, o en la pasividad exasperante del "Flaco" Tena, caben dos ejemplares de El Laberinto de la Soledad. El Tri olímpico ya está en Londres, listo para enfrentar su cita con la historia.

Los expertos dicen que esta selección está capacitada para subir al podio y colgarse metales, de bronce, plata y hasta de oro. Estamos a nada de vivir su realidad. Tiempo para pensar como Paz: "Allí, en la soledad abierta, nos espera también la trascendencia…".

Es tiempo de pasar de las palabras a los hechos. Ya hemos vivido muchos episodios de "entereza ante la adversidad". Es tiempo de alcanzar "el brillo de la victoria".