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Algún día será un clásico

Dentro de 50 años, la cancha Stadium del TPC Sawgrass estará en la categoría de nuevos clásicos Getty Images

BRISTOL -- Cuando hablamos de los diseños clásicos nos referimos siempre a las viejas canchas de golf en donde se ha escrito la historia de este juego a lo largo de más de 100 años. No tengo dudas que dentro de 50 años la cancha Stadium del TPC Sawgrass estará en la categoría de nuevos clásicos.

Llegado ese momento se estudiará el trabajo de Pete Dye y se lo pondrá a la altura de Donald Ross, Alistair Mackenzie o A.W.Tillinghast.

Dye, quien era un exitoso vendedor de seguros y que decidió ya de grande dedicarse al trabajo en campos de golf, tiene una filosofía diferente al resto de los diseñadores de esta época. No es un gran dibujante, de hecho su mujer dice que es bastante malo con un papel y un lápiz, lo que ha hecho que Dye jamás diga que diseña una cancha, sino que el siempre hace referencia a la construcción de una cancha de golf. Dye pasa como ningún otro una cantidad infinita de horas en el campo para encontrar el ángulo exacto o la ubicación perfecta del bunker que hará que la mente del jugador vea lo que Dye quiere hacerle ver.

La Stadium no es hoy una cancha larga y es probable que en el futuro cercano necesite un lifting para que se acomode a la tecnología. Hoyos como el 7, 9, 15 y 18 no están jugando hoy como Dye los pensó en su momento. Habiendo dicho esto, no existe otra cancha que te exija pensar desde el golpe de salida del 1 hasta el último putt del 18 como la Stadium. No hay ni un solo momento de relax, ni siquiera cuando en un par 5 el jugador decide no tirar con el segundo al green y prefiere hacerlo de tres tiros. Ese segundo golpe que en muchos par 5 del mundo es un simple hierro, aquí no tiene nada de simple. Los par 4 cortos son una especie de tortura para el jugador porque no sólo hay que poner la pelota en el fairway, desde el rough hay siempre pocas chances, sino que después el golpe al green siempre tiene algún truco. Hay también hoyos con doble dogleg como el 1, 9 y 16, cosa que es difícil de encontrar en otras canchas.

Un párrafo aparte merece el final de la Stadium. Mil veces me habrán escuchado decir que no importa cuántos golpes lleve un jugador al tee del 16 porque ninguna ventaja es suficiente. El inolvidable "Chacho" Martini me decía siempre que cuando salía para Mar del Plata por la ruta 2, a la altura de Chascomús le empezaban a transpirar las manos pensando en el driver del 3 de Playa Grande. A los jugadores del tour les sucede algo parecido con el hoyo 17 de Sawgrass. No importa que sean 137 yardas y que sea sólo un wedge, pero el par 3 les quema la cabeza como muy pocos par 3 lo hacen. Se me ocurre que sólo el 12 de Augusta se le asemeja en esto de sembrar dudas en los mejores jugadores del mundo.

Admito que siempre tuve predilección por el trabajo de Dye. Canchas como Whistling Straits, la Ocean Course de Kiawah Island, PGA West, Diente de Perro en República Dominicana o Crooked Stick son algunos de los trazados de Dye que ya han recibido majors o torneos importantes, pero hay otras como Old Marsh en Palm Beach, que son menos conocidas y son joyas del diseño.

Les recomiendo venir a Ponte Vedra alguna vez y jugar por lo menos dos rondas en la Stadium. Vale la pena la experiencia.