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México: Del desastre a la esperanza...

Mexsport

Increíble. Hace un par de semanas, México llegaba a Brasil con la expectativas muy bajas. Hoy, 180 minutos después, está casi por los cielos. Y mas allá de sus posibilidades de avanzar a la siguiente ronda, de los puntos, de los goles, de los rivales, del cero por cero ante Brasil y de la actuación de Guillermo Ochoa, está y estará siempre la faceta competitiva con la que se ha comportado el equipo de Miguel Herrera. Y eso vale por todo, porque es una garantía al futuro del futbol mexicano. A partir de esto, que nació en la desolación y en el caos de un fatídico proceso, creció la ilusión.

RÍO DE JANEIRO -- Siempre de algo que parece muy malo puede salir algo bueno...

No sé, con precisión, de quien esa es frase, ese pensamiento o esa reflexión, pero bien podría adaptarse al pasado reciente y a la actualidad del futbol mexicano, un futbol que llegó a Brasil, hace menos de dos semanas, con las expectativas por el suelo y que hoy las ha puesto por los cielos. Que sirva de lección, mas que un aprendizaje futbolístico, como una lección de vida: del peor escenario posible puede salir otro muy promisorio.

No hace falta hacer cuentas. Las cuentas, por ahora, salen y son claras y contundentes.

Pero más de 180 minutos después de un futbol competitivo, saludable y esperanzador, la pregunta sigue siendo la misma alrededor de la Selección Mexicana: ¿Para qué alcanza este equipo?

La respuesta tendría que encontrarse directamente en la privilegiada posición con la cual la Selección de México arribará el lunes a la última jornada de la ronda de grupos, donde dos resultados lo pueden colocar en la fase de los octavos de final y al mismo tiempo otorgarle otra valiosa oportunidad de medir el nivel de su futbol y de su crecimiento ante un consagrado mundial.

No quiero decir que México ya cumplió con su Mundial. Esa sería, sin duda, una postura muy conformista, pero bajo las expectativas con la que el futbol mexicano llegó a Brasil, lo que ha hecho hasta ahora está muy por encima de lo planeado.

Y sigo con la misma fórmula: a México no hay que medirle en puntos, en goles o en el alcance de alguna fase, a México hay que medirlo de acuerdo con la competitividad que ha mostrado en la cacha. Y después de Camerún y sobre todo después de Brasil, esta más que claro que este equipo tiene personalidad, fundamentos y condiciones para competir.

¿Para qué le alcanza? No lo sé con exactitud. Yo no lo veo -como no lo veía antes- en rondas demasiado adultas, pero me parece que puede y debe sentar las bases de un equipo del futuro: México tiene jugadores jóvenes en la cancha y ha descubierto, en este paraje de emergencia, un entrenador con la capacidad para manejar los hilos de la cancha y también del muchas veces complicado entorno de la selección nacional.

Hoy, ya es tiempo de empezar a trabajar con el futuro. Aprovechar este Mundial al máximo, tomar experiencia, seguir mostrando aptitudes, ambiciones, coraje, capacidad técnica, física, mental, agresividad y comenzar una labor que deba dar frutos dentro de 4 años, en Rusia y dentro de ocho, en Qatar. Si el futbol mexicano se permite, por primera vez en su existencia trabajar con proyectos a largos plazos, con mesura, orden y disciplina, estoy seguro de que está naciendo algo fantástico.

Disfrutemos cada minuto de esta Selección Mexicana. No va a ganar el Mundial, no va a llegar a semifinales, pero se mantendrá competitiva, peleando cada balón en la cancha y mostrando el espíritu que el mexicano tiene cuando juega al futbol.

De algo que parecía muy malo, un proceso atropellado, manchado, lleno de pesares y de angustias, ha surgido un panorama distinto.

@Faitelson_ESPN