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Sobre 'perros', 'burros' e 'imbéciles'

Mexsport

LOS ÁNGELES -- Hérculez Gómez usa el término "perros" para clasificar o definir a algunos reporteros.

Ya alguna vez Ricardo La Volpe, como técnico de la selección mexicana, llamó "burros" a los medios acreditados a seguir al Tri.

Y alguna vez, mientras se preparaba para una conferencia de prensa con Monterrey, Jonathan Orozco explicó en su cuenta de Twitter, que esperaba terminar pronto de atender "a estos imbéciles", refiriéndose a los reporteros de la fuente.

Ángel David Comizzo, en su militancia con el León, nos relata el colega Paco Vela, le pegó una corretiza a un reportero en la mismísima redacción de un diario leonés.

Primero, una aclaración. Este oficio es un privilegio. Tan lo es, que los deslices o dislates de los mencionados, no dejan huella, porque sus voces o sus actos, son reflejo de su propia impotencia o de la amargura de un momento complicado en su labor, que además es un trabajo que se lleva a cabo en una casa de cristal y con vidrios de aumento.

Llama la atención el caso reciente de Hérculez Gómez, un personaje que a través de poco, cierto, muy poco, contacto directo a través de Twitter, siempre se observó cortesía y, puede agregarse tolerancia.

Y mientras el Hércules original, el mitológico, desarrolló su tarea más peligrosa de las 12, ante Cerbero, el perro de tres cabezas de Hades, al Hérculez mexicano, queda claro, lo sometió el perro de tres cabezas de sus propias circunstancias: en Tigres le han robado el balón y la cancha, aunque él ha perdido el gol.

"Le estás dando de comer a los perros. A éste, guau, guau… y a éste… y a éste", dijo el delantero a una seguidora, mientras señalaba a los reporteros puntualmente.

En su momento, Hérculez demostró tener el argumento más exquisito del delantero, desde aquel Puebla, en el que el efecto del técnico 'Chelís' Sánchez Solá, le sacó su mejor versión, pero tras esas jornadas gratas con Santos, hasta su aterrizaje a un Xolos en transición, y su llegada al feudo de Tuca, terminaron por hundirlo.

En Tijuana fue reclutado a sólo 21 partidos en dos temporadas y no marcó, mientras con Tigres suma 52 minutos en aventureras y aventuradas asignaciones como suplente.

Cierto: su crisis en cancha, debe resolverla en cancha. Por lo tanto, buscar una catarsis furtiva persiguiendo señuelos externos, como los medios informativos, revela sin duda la insuficiencia o fragilidad de sus esfuerzos.

En lo personal, llama la atención el exabrupto. Hérculez ha demostrado ser un tipo de poderoso temperamento. Los goleadores lo son. Y lo saben, indudablemente: si un goleador pierde la red no es culpa del mundo entero, sino sólo de él, aunque en Tigres, con Ferretti, las hormonas volátiles del Tuca deciden antes que sus inestables neuronas.

En otros casos, como el de La Volpe, es reflejo de su inestabilidad. Bañó a fotógrafos en pleno Mundial, recriminó a reporteros, y durante la Copa América de Perú los llamó "burros e ignorantes", cuando además ya había testamentado que "un carnicero o un taxista de Buenos Aires sabe más de futbol que la afición mexicana".

Aunque después se disculpó por la "burrada", aceptó La Volpe que el término le encajaba perfectamente a él mismo, porque reconoció que trabajaba como "burro", es decir de manera agotadora y exhaustiva con sus equipos, aunque ya tiene ocho años de fracasos acumulados, consistentes. Es decir, sus rendimientos con clubes, desde 2006, sólo merecen calificaciones reprobatorias y orejas de burro.

¿Jonathan Orozco? Bueno, él mejor que nadie sabe por qué ha quedado reiteradamente fuera de selecciones nacionales. No es inteligencia lo que le ha sobrado para saber manejarse en concentraciones del Tri.

La relación entre futbolistas y medios en México, en general, se mantiene dentro de lineamientos naturales. La amistad pretenciosa y pretendida existe, mientras una de las dos partes no necesita algo de la otra. Y cuando una de las dos partes pide y la otra cede, las dos pecan de contubernio.

Y la historia lo demuestra: el que se enoja e injuria, normalmente, pierde.