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Y callaron los mariachis

MÉXICO, D. F. -- Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes" : el primer día de actividad del Clásico Mundial de Béisbol en la capital de la República Mexicana comenzó como una jornada memorable, fue subiendo de nivel, llegó a su punto más alto de éxtasis, y terminó siendo uno de los días más tristes del beisbol azteca.

La victoria y la exhibición de Cuba al derrotar por 8-1 a Sudáfrica sirvieron como aperitivo para lo que sería una maratónica jornada dominical. Los antillanos no sólo demostraron que tienen que ser considerados como uno de los equipos favoritos para llevarse todos los honores, sino que le pusieron el ambiente a la mañana en el Foro Sol abarrotando sus seguidores las tribunas para festejar cada batazo de sus jugadores.

El mánager cubano, Higinio Vélez, se decidió al final por iniciar con Norge Luis Vera y no se equivocó, pues su abridor colgó seis ceros en la pizarra limitando a una ofensiva muy "inocente" del equipo sudafricano, mientras los cañones estelares de Frederich Cepeda, Yulieski Gourriel, Alfredo Despaigne y Yoennis Céspedes, se encargaban de lo demás.


Para las siete de la noche, el inmueble estaba casi lleno en su totalidad. El mariachi apareció en el dugout mexicano para convivir con todos los peloteros y cuerpo técnico del tricolor en una fiesta que parecía ser el inicio de una noche llena de celebraciones.

Pero pocos minutos después del "Play Ball", el panorama comenzó a cambiar. A Oliver Pérez lo recibieron con tres imparables consecutivos, incluidos cuadrangulares de Luke Hughes y Chris Snelling y en un abrir y cerrar de ojos, Australia ya ganaba por 3-0.

Vino el repunte azteca con cinco anotaciones en el fondo del mismo inning de apertura, gracias en gran medida al grand slam de Jorge Vázquez. La fiesta regresó a las tribunas del Foro Sol y, ahora sí, parecía que se extendería por varias horas.

Pero la debacle se comenzó a gestar. El pitcheo mexicano fue incapaz de detener a una artillería australiana que regó imparables por todos los sectores del terreno. Vinicio Castilla utilizó a ocho lanzadores y tenía ya calentando en el bullpen al infielder Oscar Robles, pero la "regla de la misericordia" impidió que tuviera que utilizarlo desde la loma. Increíble pero cierto: Australia le ganaba por KOT a México 17-7 y los aficionados no podían creer lo que sus ojos observaban.

Los australianos empataron a siete carreras en el quinto episodio y el equipo de casa nunca supo responder y perdió totalmente el control del partido. Los lanzadores batallaban para conseguir el tercer strike y el tercer out de cada inning, mientras los bateadores se desesperaron y dejaron de consumir turnos de calidad, queriendo dar el batazo de largo alcance en los primeros pitcheos de cada vez al bat.

El resultado final es uno de los peores en la historia del béisbol mexicano. Los integrantes del equipo abandonaron la casa club con caras largas y sabiendo que ahora tienen que ganar dos encuentros, el primero de ellos ante Sudáfrica, si es que quieren acceder a la siguiente fase.

Por el lado de Australia, demostraron simplemente que vienen dispuestos a cumplir con las palabras de su manager Jon Deeble a su llegada a México: "hace tres años, fuimos al Clásico Mundial de a poner a Australia en el mapa beisbolero, hoy, hemos venido a ganar". Así de simple.

Una victoria que pone a Australia en posición de pelear su clasificación con los cubanos, que, tras la debacle de México, se colocan inmediatamente como el mejor equipo del grupo.

Para los aztecas, el aspecto psicológico será muy importante, pues no es fácil sacudirse de una derrota como esa. Es aquí donde Vinicio Castilla demostrará que tiene "espolones para gallo".