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Ben Molina se autoevalúa

Buster Posey es el heredero de Bengie Molina en los Gigantes AP

Los jugadores de béisbol, al igual que las computadoras viejas, teléfonos celulares fuera de fecha y empolvadas aspiradoras, regularmente son descartados fácilmente y reemplazados con modelos más nuevos y eficientes. El deporte, aunque excitante y gratificante a la vez, puede ser cruel.

Quizás más que cualquier otra posición, los receptores tienden a ser los más desechables. El lapso de la carrera de un receptor es regularmente corto, y el desgaste de la posición -- más o menos como el de un corredor en fútbol americano -- en ocasiones los inutiliza en su edad avanzada. Y, debido que hay tan pocos buenos receptores, la mayoría se le consideran intercambiables.

En una carrera de 12 años, el receptor Bengie Molina, de los Gigantes de San Francisco, creyó que había logrado lo suficiente en cuanto a estadísticas para garantizar un frenesí como agente libre esta temporada baja. Pero Molina, que tiene una línea de estadísticas de .276/.308/.418, se enfrentó como agente libre esta temporada baja a una escasez de ofertas. De hecho, en un punto en la temporada baja, Molina no tenía oferta alguna para jugar.

"Fue un invierno difícil", dijo Molina. "Primero pensé, 'Soy uno de los mejores tres receptores allá afuera, un buen individuo en la casa club y alguien que siempre hace un gran esfuerzo'. Pensé que recibiría más ofertas. Te deprime algo el ser tratado de esa manera y no ser apreciado por lo que usted ha hecho. Simplemente no se dio para mí en el mercado abierto. Es difícil no descorazonarse por eso. Pero nadie se va a sentir triste por ti. Es un negocio difícil y en ocasiones rudo. Pensé que durante los pasados cinco años había probado lo suficiente. Obviamente, la gente no se dio cuenta".

El problema con los receptores es que algunos de los intangibles que traen -- la habilidad para dirigir una rotación de lanzadores, la habilidad de cantar un juego -- no se pueden medir. Y los aspectos que pueden ser medidos fueron favorables la pasada temporada para Molina. Aunque conectó 20 cuadrangulares el año pasado, también tuvo un discreto .285 de por ciento en base. Además, el 23 por ciento de los corredores que atrapó Molina robando las bases fue el segundo más bajo de su carrera.

Así que cuando los Gigantes, con quien Molina ha pasado los pasados tres años, se lanzaron con una oferta de un año y $4,5 millones, el receptor entendió que no tenía más opción que aceptarla. La experiencia completa agrió a Molina y le ha causado a repensar su futuro.

"Realmente no se cuánto más tiempo quiero jugar", dijo. "El recibir es un trabajo difícil. Con optimismo, en algún momento la gente aprecia todo lo que uno hace. En este punto estoy jugando, pero dependiendo de lo que suceda, y como me sienta al final del año, tomaré una decisión entonces".

No vale nada que Molina no dijera que se retirará, es que por primera vez en su carrera, él actualmente lo considera.

Esto no significa que Molina merezca más de lo que recibió. El mercado refleja el valor de cada jugador, y a sus 34 años, Molina sin duda está en picada. ¿Pero quién no ha sentido en algún momento en su vida que su trabajo no es valorizado? Por supuesto, es más fácil que se le falte el respeto mientras le pagan $4 millones, pero en ocasiones, ninguna cantidad de dinero puede reparar el orgullo herido.

Molina no es ningún tonto. Él sabe que el valorado prospecto Buster Posey está esperando para reemplazarlo y que eso no le molesta. Él cree que hay suficiente espacio en el béisbol para todos los Poseys y Molina allá afuera.
Poco después que firmó, Posey fue llevado al AT&T Park para que conociera al equipo. Ese día Molina se acercó a Posey y le dijo. "Si en algún momento necesitas algo, no tengas miedo de preguntar".

Posey dijo que él y Molina frecuentemente habla sobre estrategia: secuencias de lanzamientos y el enfoque general a los bateadores.

"Soy afortunado de que él es tan buena persona como lo es, y de que puedo aprender de él", dijo Posey. "Hace mi trabajo más fácil y probablemente hace su trabajo más fácil también".

Molina dijo que no tiene mala voluntad hacia Posey; el agradable veterano apenas parece capaz de mantener mala voluntad a cualquier persona. Él simplemente no quiere que lo saquen de un empujón del deporte.

"Nunca he sido una persona celosa o persona de mal corazón", dijo Molina. "He tenido una gran carrera, y si terminara por causa de un jugador joven, que termine. Si es Posey, entonces bien. Es un gran muchacho… Dios me ha dado más de lo que yo le pudiese pedir jamás. Estoy aquí para ayudar a quien me lo pida. Me encantaría decir un día que ayudé a este gran muchacho".