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La democracia según el futbol mexicano...

En plena pandemia y ante una innegable emergencia económica, los clubes no se ponen de acuerdo para el calendario de la liga que debe comenzar en un par de semanas. Son los "nuevos tiempos" que el futbol mexicano propone en su administración y en su política. Y puede que signifiquen --como lo percibe el propio presidente de la FMF, Yon de Luisa-- como "tiempos de mayor democracia", pero también son tiempos de una extremada polarización, peligrosa para un futbol que requiere un rumbo, un camino, un proyecto para crecer como deporte y como negocio.

SAN DIEGO -- El "zoom" está que "explota" los viernes de cada dos semanas. Hay 18 señales, 18 suspiros, 18 ventanas sobre el ordenador de Enrique Bonilla y cada quien parece entender y desentrañar las cosas de manera distinta sobre lo que necesita el juego y la industria. Voces que se empalman, muecas, ademanes, una señal que desparece y otra en la que aparece la el signo de "silenciado". Es un día más en la hoy "oficina virtual" de quienes deben tomar decisiones en el futbol de México.

Por increíble que parezca, los clubes del futbol mexicano no han llegado, todavía, a un acuerdo sobre el calendario de la Liga para la temporada que arranca en menos de tres semanas.

Yon de Luisa lo llama "democracia" y en parte, puede que tenga razón, aunque el futbol mexicano, al igual que en los últimos 50 años, sigue siendo dominado principalmente por el poder que ejercen directa y hasta indirectamente uno o quizá hasta dos grupos televisivos.

Eso sí, hay que admitirlo: la mesa donde en apariencia se toman decisiones fundamentales para el juego y la industria está totalmente polarizada. Políticamente, podría verse así: de un lado, un sector que apoya los cambios y la apertura total que parece requerir el futbol de México (yo, así lo interpreto y también lo vislumbro con Jesús Martínez a la cabeza) y del otro, un sector más conservador, quizá por momentos "ultraconservador" y apegado a las directrices que ejercen los tradicionales grupos de poder de nuestro futbol. Ahí, todo parece partir desde la audacia y la inteligencia, para bien o para mal, de Alejandro Irarragorri. Enseguida, a cierta distancia, la sombra pesada de los "pesos completos" del futbol mexicano: Televisa y su eterno poder sobre la FMF y la Selección Mexicana y TV Azteca, con una participación más que directa y activa a través de sus clubes de futbol.

La votación sobre una de las decisiones más polémicas de la historia del futbol mexicano --la abolición de la Liga de Ascenso -- terminó apenas con una distancia de dos votos. Horas más tarde, en los medios, salieron a la luz las acusaciones y los enfrentamientos que directamente, ese día, a través del "zoom", no se expusieron.

Ya no es tan fácil, como antes, imponer la voluntad y los intereses de un sólo grupo, aunque esos cotos de poder saben conducirse, comprar voluntades, ejercer presión, manipular, chantajear y al final imponerse. No es esta, sin duda, la democracia perfecta, pero es hacia lo que hemos avanzado con el pasar de los años, con mucho esfuerzo, con titubeos, con miedo, con un directivo --Emilio Maurer que terminó en la prisión-- y, sobre todo, con un futbol que no ha alcanzado de ninguna forma el nivel y la trascendencia que merecen los aficionados mexicanos.

Entiendo la diferencia de opiniones, celebro la democracia, las votaciones reñidas, las discusiones, los puntos de vista distintos, pero también, está claro, que dentro de esa democracia deben existir un plan, un sendero hacia decisiones que realmente impacten en el futbol mexicano. Hoy, más que nunca, es necesaria la unión en temas trascendentales: la salud económica de la Liga, el calendario de juegos y el camino hacia la búsqueda de un contrato colectivo de televisión y abrir, finalmente para todos, el negocio de la selección mexicana. A la par, hay decisiones deportivas que parecen impostergables: el regreso de los ascensos y descensos, una mayor oportunidad para el futbolista mexicano, un trabajo más profundo y serio en la producción de futbolistas de las fuerzas básicas y el regreso a las competencias sudamericanas --Libertadores y Copa América-- para reencontrar un fogueo deportivo.

Es innegable que los tiempos han transformado la manera de administrar el futbol en México y yo diría que beneficiosamente, pero quizá no con la rapidez, la trascendencia o el impacto que requiere el juego y el negocio del juego. No es suficiente todavía, pero hay esperanza, prevalece la esperanza.

@Faitelson_ESPN