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Es educación, no futbol...

El juego no es “el culpable” de la indisciplina de los futbolistas. Son ellos los que atentan contra su propio físico y que, además, en esta situación de emergencia sanitaria, ponen en riesgo a quienes están a su alrededor. El jugador de futbol profesional debe entender las consecuencias de sus actos en estos convulsos tiempos y debe valorar siempre lo afortunado que es de hacer, de ganar dinero para mantener a su familia, a través de algo que disfruta. Es, definitivamente, un privilegiado y el futbol, tan solo una víctima.

SAN DIEGO, California .- Empecemos por aclarar que no es un asunto de futbol. Es un tema de educación.

La indisciplina y los “atentados” contra el protocolo de sanidad han aparecido con frecuencia en el futbol mexicano, en una época muy delicada para toda la sociedad y por ende para un grupo privilegiado de jugadores profesionales que tratan de sostener una actividad, una industria como lo es el futbol profesional. Muchos de ellos no parecen entender los complejos tiempos que atravesamos como humanidad y que, el cuidado y esmero de las recomendaciones científicas, puede ayudar a cuidar nuestra salud y sobre todo la de nuestros seres queridos o allegados. Los jugadores de futbol son jóvenes, fuertes, vigorosos y puede tener un sistema inmune mucho más poderoso que aquellos que no somos atletas de alto rendimiento, pero… ¿Qué pasa con los abuelos, los padres, los tíos, las personas que están cerca de ellos y que pertenecen a un sector vulnerable? El futbolista debe tener consciencia de sus actos.

Las fiestas, las reuniones sociales no son recomendables en esta época. La mayor parte de los jugadores, sin generalizar, no pueden vivir sin ellas, pero no es un tema, insisto, privativo del futbolista, en un asunto de educación que hemos vuelto a comprobar en México durante este difícil proceso de la pandemia.

Lo primero que debe entender el futbolista profesional es que es un privilegiado y que hay muchas personas detrás y alrededor de ellos haciendo un gran esfuerzo para revitalizar la industria del futbol y que ellos puedan seguir percibiendo sus salarios. ¿Por qué no entender que están poniendo en riesgo todo ello con sus acciones?

Chivas, antes y durante la crisis sanitaria, ha tenido una historia muy activa con respecto a las indisciplinas. La ultima se refirió a Uriel Antuna y a Alexis Vega, quienes aparecieron en un video de redes sociales poco propicio para estos tiempos ++y en mi opinión, quizá nunca propicios para la carrera de un futbolista++. Fueron sancionados y no hicieron el viaje a Toluca donde el equipo perdió 1-0 por la sexta jornada del Guardianes 2020. Y los últimos en mezclarse en ese tipo de actos fueron Ronaldo Cisneros y Cristian Calderón quienes esta semana fueron separados y enviados al Tapatío de la división de expansión. Culpan, algunos, a la seductora vida de la bella Ciudad de Guadalajara por estos y los pasados acontecimientos disciplinarios que han ocurrido en el club, pero la realidad es que la indisciplina es una parte coyuntural de nuestra sociedad.

Los futbolistas deben entender lo que implica ser un futbolista profesional. Cuidar su cuerpo, su “herramienta” de trabajo y luego deben comprender también el momento que estamos atravesando. Y en el caso particular del Guadalajara, yo agregaría que los jugadores deben dimensionar el tipo de club que representan, su historia, sus obligaciones y su impacto en la sociedad. Si no pueden hacerlo, no tienen la calidad suficiente para vestirse en la camiseta rojiblanca.

Es un asunto de educación. No de futbol. El futbol no tiene la culpa de que unos cuantos irresponsables no comprendan los bendecidos que son con su profesión y la dimensión de su comportamiento y las consecuencias que pueden arrojar du conducta.

@Faitelson_ESPN