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Hoy sólo queda cruzar los dedos

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Mario Carrillo: "No es posible que nos hayan superado tanto" (1:56)

El analista de Futbol Picante aborda el trabajo realizado por el 'Tri' y de lo que se puede mejorar en cinco meses rumbo a la Copa Mundial. (1:56)

La Selección Mexicana no aparece por ninguna parte. No lo hizo el jueves en Phoenix ni el domingo en Chicago. No aparece un estilo, un funcionamiento colectivo, un nivel individual, nada de nada. México deambula por la cancha mientras el tiempo para debut ante Polonia (el 22 de noviembre) se aproxima dramáticamente. ¿Qué hacer? Esa es la pregunta que se formula el futbol mexicano. Todos son “riesgos”, desde mantener a Gerardo Martino como abortar su gestión. Los directivos tomarán el que, aparentemente, es el menos impactante de todos: esperar a que ocurra un milagro. Hoy, sólo queda cruzar los dedos.

ESTADOS UNIDOS -- “Todo cambia en el Mundial”.

La frase de Guillermo Ochoa puede tomarse de muchas formas: ¿Una promesa? ¿Una esperanza? ¿Una necesidad? ¿Una verdad? ¿Una mentira? Lo único real y tangible es que hoy, a poco más de cinco meses del debut mexicano en Qatar 2022, la Selección Mexicana no tiene forma ni fondo, ni funcionamiento, ni resultados, ni nada de nada. Está en el limbo, a la espera de un milagro futbolístico que cada día existe menos.

Y si es verdad, si todo cambia en el Mundial, puede ser, pero este México se ve tan alejado de una idea futbolística y de un nivel individual en sus jugadores que, en realidad, asusta. Desde el Mundial de 1994, cuando regresó a los escenarios de FIFA tras la suspensión por la alteración de edades antes de Italia 90, México ha pasado con sorpresa y con lujo de un futbol competitivo la fase de grupos de la competición. Hoy, eso se ve lejos, muy lejos.

Gerardo Martino probó el jueves en Phoenix, ante la seria y poderosa selección de Uruguay, un sistema en línea de 5, poco utilizado durante su gestión. El resultado fue un desastre. Una Uruguay “a medio gas” terminó pasándole por encima a la Selección Mexicana. Y no sólo es lo que determina Martino desde la banca, también es un tema de ambición y de confianza en el futbolista.

Por otro lado, Raúl Jiménez, Jesús 'El Tecatito' Corona, Erick Gutiérrez y el propio Héctor Herrera no terminan de entregar resultados de acuerdo al nivel y a la calidad de sus trayectorias. Los futbolistas que proceden de la Liga MX (Alexis Vega y Uriel Antuna) tampoco están a la escala de las exigencias.

Hay un desorden defensivo importante y una confusión en medio de un cambio generacional. México salió el domingo a la cancha de Chicago para enfrentar a Ecuador con Ochoa, Héctor Moreno, Herrera y Andrés Guardado, la 'trinchera' veterana de esta Selección que, se supone, sería reemplazada por los jugadores que han sido parte de los exitosos procesos juveniles del futbol mexicano.

Y no hay que olvidar que Martino fue traído al futbol mexicano para lograr trascender en el Mundial de futbol. No para clasificarse, no para ganar la Liga de las Naciones de la Concacaf o la Copa Oro. Martino esta aquí para darle a México una certeza competitiva diferente a la que ofrecieron sus antecesores.

El tiempo corre en contra. Quedan poco más de cinco meses y quizá tres o cuatro partidos antes del debut ante Polonia el 22 de noviembre en el Estadio 974 de Ras Abu Aboud. Y México no tiene certeza de nada. Su futbol colectivo, no existe. Sus figuras individuales están por debajo de su nivel y solo queda la esperanza, la fe, de que esta Selección se acerque a la escala competitiva en la que, creemos, puede estar. Sólo queda cruzar los dedos.

@Faitelson_ESPN