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El 2018 en Baltimore: ¿el final de una era?

Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": Cuando el inicio de una temporada está lleno de interreogantes e incertidumbre, nada bueno se avecina. Cuando tus rivales de división se llevaron la atención en el receso invernal y tú te mantuviste silente, viene un año lleno de dificultades.

Los Baltimore Orioles pasaron estos meses recientes viendo como los Yankees de Nueva York, los Medias Rojas de Boston y los Azulejos de Toronto reforzaron sus equipos, al mismo tiempo que se enteraban que su cerrador, Zach Britton, uno de los mejores del negocio, sufría fractura del tendón de Aquiles que lo mantendrá fuera de acción durante casi la mitad de la temporada.

La campaña anterior dejó a Baltimore en el sótano de su división, por lo que el vicepresidente ejecutivo, Dan Duquette, junto al manager Buck Showalter, decidieron hacer una limpia en su cuerpo de abridores, siendo Dylan Bundy y Kevin Gaussman los únicos que regresarán para esta nueva temporada.

El problema de Britton afecta toda la estructura del bullpen, y el entrenamiento primaveral inició con esa como la asignatura pendiente y urgente: encontrar un nuevo taponero sin desestabilizar los roles de los demás miembros del bullpen.

El tiempo pasa y se va poco a poco una generación de muy buenos peloteros, sin haber podido llegar a grandes alturas.

Adam Jones, Jonathan Schoop, Chris Davis y Mark Trumbo van acumulando calendarios, y dejan pasar sus mejores años, y aunque Manny Machado aun tiene lo mejor por venir, pudiera ser ésta su última temporada con los Orioles, antes de convertirse en agente libre.

El dominicano seguramente tendrá un año espectacular, tal como nos tiene acostumbrados, pero aun sin eso, vendrán ofrecimientos importantes de parte de equipos que sí sacan la chequera en estos casos, a diferencia de los Orioles.

La temporada 2018 será también un catalizador para lo que venga después con el propio manager Showalter. Tanto él como Duquette se encuentran también al final de sus contratos, por lo que el éxodo puede ser masivo, si no se presentan los resultados esperados. Es triste, crudo y hasta difícil reconocerlo.

Cuando Showalter dejó a los Yankees, vinieron los campeonatos. Lo mismo le sucedió en Arizona. Hoy en Baltimore, no solo parece llegar el final de su era, sino que con el paso que lleva el equipo, tampoco luce que se presentará ese "Milagro Post-Showalter".

¡No hay nada mejor!