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La unanimidad de Jeter peligra en Miami

Luego de que el panameño Mariano Rivera rompiera la barrera de la unanimidad en su elección al Salón de la Fama de Cooperstown, muchos dan por descontado que su compañero en los New York Yankees Derek Jeter seguirá sus pasos con el voto absoluto de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA).

Sin embargo, nada está garantizado, a pesar de las incuestionables estadísticas del Capitán y su carrera sin manchas a lo largo de 20 temporadas.

La unanimidad podría estar en peligro en Miami, donde Jeter es desde el 2018 la cara visible del grupo de dueños del equipo de los Miami Marlins.

Y es que desde ya, dos miembros del Salón de la Fama, muy ligados al equipo de la Capital del Sol, han anunciado la posibilidad de boicotear la ceremonia de la segura exaltación del ex campocorto de los Yankees en julio del 2020.

Tany Pérez, único cubano elegido a Cooperstown por el voto de la BBWAA, y Andre Dawson, trabajaron por muchos años como asesores del propietario anterior del equipo, Jeffrey Loria, pero fueron despedidos sin mucha diplomacia tras la llegada de Jeter al mando.

Dawson, inmortalizado en el 2010, ya anunció que se ausentará del acto, porque “no quiero sentarme a escuchar lo que él (Jeter) tenga que decir ese día”.

Por su parte, Pérez, exaltado en el 2000, fue menos específico y aunque dijo que ya había tomado una decisión, no la daría a conocer hasta llegado el momento indicado.

“Sólo puedo decir que fue muy feo como terminó todo”, dijo el integrante de la famosa Gran Maquinaria Roja de Cincinnati de los años 70.

Dawson y Tany son personajes muy queridos en Miami, donde tienen muchos amigos, algunos de ellos miembros de la BBWAA, que se sintieron dolidos por la manera en que fueron tratados sus ídolos del pasado.

Hay que reconocer que el manejo de relaciones públicas de Jeter y compañía fue bastante accidentado en los inicios, lo cual provocó resentimiento en unas cuantas figuras, incluido Míster Marlin, Jeff Conine, el único integrante de los equipos campeones de las Series Mundiales de 1997 y 2003.

Basta con que uno de los votantes decida romper lanzas por ellos y por solidaridad no emita su sufragio a favor del Capitán, para que se rompa la esperada unanimidad, aunque nadie en buena lid, en honor a la justicia, debería obviar al ahora propietario de los Marlins y menos tomárselo como algo personal.

Pero como dice el refrán, el diablo son las cosas. A fin de cuentas, ni Babe Ruth, la encarnación suprema del béisbol, consiguió todos los votos.