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Justin Verlander va por la redención en la Serie Mundial

Justin Verlander tiene un pie dentro del Salón de la Fama de Cooperstown. Sus 225 victorias con 129 derrotas, efectividad de 3.33 y 3,006 ponches a lo largo de 15 temporadas son números suficientes para la gloria eterna. A sus 36 años no da señales de declive, por lo que sus estadísticas engordarán aún más para cuando llegue el momento, cinco temporadas después de su retiro, de recibir la ansiada llamada del Templo de los Inmortales.

Sin embargo, Verlander tiene una asignatura pendiente, que hasta ahora representa una mancha en su rica y extensa trayectoria: ganar un juego en Serie Mundial.

Este martes, en el sexto choque del clásico de octubre, tiene la oportunidad de redimirse y llevar a los Houston Astros a su segunda corona en tres campañas.

El supersónico serpentinero ya está en los libros de récords como el único abridor con cinco derrotas en Series Mundiales, tras caer en el segundo partido ante los Washington Nationals.

Verlander ha ido de más a menos en postemporadas. En series divisionales ostenta balance de 8-1 en 13 encuentros, con promedio de limpias de 2.52. Ya no ha sido tan dominante en series de campeonato de liga, con registro de 6-4 y efectividad de 3.13 en 11 desafíos. Y en clásicos de otoño exhibe un pobre 0-5 y 5.73 en seis aperturas.

Su primer viaje a la Serie Mundial fue en el 2006, con los Detroit Tigers. En aquella ocasión abrió dos partidos ante los St. Louis Cardinals, el primero y el quinto. En el primero fue castigado con seis limpias y siete hits en cinco entradas, en el juego que los Cardenales se impusieron 7-2. En el quinto volvió a tomar la lomita, con su equipo debajo en la serie 3-1 y en seis episodios aceptó tres carreras, dos de ellas sucias, para cargar con su segunda derrota, esta con pizarra de 4-2, que le dio a St. Louis la corona.

Seis años más tarde regresó al clásico de octubre, nuevamente con los Tigres, frente a los San Francisco Giants. Y en su única salida recibió la que posiblemente haya sido la más humillante derrota de su carrera.

Apenas pudo sostenerse cuatro innings sobre la lomita y permitió cinco limpias y seis hits, dos de ellos jonrones del venezolano Pablo Sandoval, para archivar su tercer fracaso en esta instancia y dejar efectividad de 11.25.

En el 2017 volvería a la Serie Mundial, pero con Houston, equipo que lo adquirió el 31 de agosto, último día para hacer intercambios vía waivers en la temporada. Esa vez inició dos partidos, pero la fortuna siguió sin sonreírle. En el segundo juego ante Los Angeles Dodgers no lo hizo mal, pero se fue sin decisión, tras permitir tres limpias en seis innings.

Dejó el choque perdiendo, pero los Astros consiguieron empatar la pizarra en el noveno y ganaron 7-6 en 11 entradas.

Abrió también el sexto encuentro y no pudo mantener una ventaja mínima de una carrera que le dieron sus compañeros, al tolerar dos limpias en seis capítulos y cargar con su cuarta derrota en Series Mundiales, esta vez con pizarra de 3-1.

Y por último vino la derrota del miércoles pasado en el Minute Maid Park, al aceptar cuatro limpias y siete imparables en seis tramos, en el juego que terminó por paliza de 12-3 favorable a Washington.

Veremos entonces si consigue reivindicarse en esta nueva oportunidad que le da la vida o si vuelve a fracasar y la Serie Mundial se extiende a siete juegos.

Para alguien de su talla, ya es hora.