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Evaluando a Shohei Ohtani: MLB gana un as, pero, ¿puede batear en las Grandes Ligas?

La tienda de Shohei Ohtani está ya abierta para hacer negocios. Y los negocios son buenos.

Existe un claro consenso con respecto a Ohtani como lanzador: es un potencial primer abridor con tres pitcheos de muy alto nivel, con una curva que también utilizará ocasionalmente y un cambio de velocidad que él mismo ha descartado en gran medida, con un envío imperfecto y una historia limitada en cuanto a salud plena.

Ohtani ha alcanzado las 100 millas por hora y puede llegar muy sobre las 90 regularmente; sin embargo no siempre pitchea por allí: más de un scout me ha dicho que ha visto a Ohtani estabilizarse por encima de las 91 y llegar cerca de las 95 cuando requería más, con el consenso general que su recta quizás pierde algo de velocidad por lo horizontal que es. Su slider y splitter son pitcheos grado 70 en la escala de 20-80; su curva es más cercana al promedio, sin el fuerte golpe de la de Yu Darvish, buscando hacer una fácil comparación.

Ohtani tiene control por encima del promedio más no dominio, posiblemente tenga que ver con lo tarde que llega su brazo comparado con la caída del pie que pone adelante, lo cual es una posible advertencia de riesgos de lesiones futuras.

Ohtani, de 23 años, no ha lanzado tanto durante su carrera, con su tope de por vida de 160.2 innings producido en 2015, la temporada en la cual tenía 20 años. Apenas hizo cinco aperturas y lanzó un total de 25.1 innings en total en 2017 por una lesión en su tobillo la cual sufrió durante la temporada baja y requirió de cirugía en octubre, más una lesión en su cuádriceps sufrida durante la campaña. Eso significa que los equipos no tuvieron muchas oportunidades de evaluarle esta temporada. Hablé con más de una persona que voló a Japón y se encontró con la situación que la apertura de Ohtani fue aplazada, o que saben de colegas a los que le había pasado lo mismo, por lo cual están dependiendo más en revisar años previos y/o videos a fin de hacerse un criterio.

Existe un consenso menor con respecto a la idea de Ohtani como jugador de posición, aunque el aspecto en el cual la mayoría de nuestras fuentes concuerdan es en que es poco probable que pueda desarrollarse como bateador promedio de Grandes Ligas si solo juega parcialmente. Ohtani es un atleta increíble, que puede correr alcanzando 80 estando saludable, que puede atravesar la línea en menos de 3.9 segundos, con un brazo plus-plus (obvio) y poder bruto de 70. Ha jugado cierta cantidad de partidos en las esquinas de los jardines, aunque no ha sido ese el caso desde 2014; es difícil creer que alguien con su capacidad atlética e instintos no pueda terminar como jardinero izquierdo en un parque de las Mayores y jugar defensiva promedio ahora.

Sin embargo, su swing es donde crecen las discrepancias. He visto videos de Ohtani, sin poderle ver en vivo debido a la lesión en su tobillo, y el swing me pareció largo, al punto en el cual esperaría que hiciera un gran hoyo en el tercio interior de la zona. La mayoría de los scouts a los cuales consulté dijeron algo parecido (aunque uno de ellos estuvo en fuerte desacuerdo con respecto a lo largo de su swing) y pensó que los lanzadores de Grandes Ligas que podían llegarle adentro a un bateador zurdo lo obligarían a este último a hacer un ajuste importante. Se ponchó a un promedio alto para un bateador de la Liga japonesa: estuvo en el quinto puesto en la Liga del Pacífico en cuanto a promedio de ponches durante los últimos dos años, rodeado en la lista por refugiados de las Mayores que no batearon lo suficientemente bien en Estados Unidos para poder mantenerse en Grandes Ligas. Tiene mucho poder, y por ende no muestra mucho en cuanto a tener una mentalidad para trabajar conteos con dos strikes.

No conseguí a nadie que dijera que Ohtani no fuera a batear, solo niveles cada vez mayores de escepticismo con respecto a: 1) La capacidad de recortar su swing a fin de cubrir el tercio interno de la zona y 2) desarrollar una idea de trabajo verdadera con cuenta de dos strikes y 3) reconocer pitcheos con calibre de MLB lo suficientemente bien para convertirse en bateador de promedio. Si consiguiera 500 turnos en Estados Unidos durante 2018 y quizás la misma cantidad en la campaña siguiente, quizás cambiaría la idea. No obstante, sin importar lo que los equipos digan ahora a Ohtani, no hay forma que alguien arriesgue su salud o lidie con la fatiga consecuencia de ponerlo a jugar a diario.

Eso nos hace preguntar cómo un equipo que quisiera permitir a Ohtani batear a tiempo parcial lo manejaría. Es una idea mucho más fácil para un equipo de la Liga Americana que puede colocarlo como bateador designado, obviamente, al no tener que sufrir el desgaste de jugar en el terreno los días que no lance. Un equipo de la Americana podría, por ejemplo, tenerlo como pitcher en el Día 1 de un ciclo, como designado en el día 2, como outfielder los días 3 y 4 y luego tenerlo en descanso en el día 5, pudiendo darle días adicionales de descanso, de acuerdo a lo que permita el calendario. O bien podrían tenerlo en una rotación de seis hombres, lo cual se asemejaría a los cronogramas para pitchers en la Liga Japonesa. Los clubes de la Liga Nacional simplemente no tienen esa flexibilidad en la alineación y tendrían que poner a Ohtani como jardinero derecho de forma parcial, jugando en las praderas dos días de cinco y uno sobre la loma, pero eso es mucho pedir para un club contendor, ya que la mayoría de los equipos tienen opciones a tiempo completo en las esquinas de los jardines.

Ohtani tendría mucho sentido para cualquier equipo estrictamente como pitcher, y para cualquier equipo como jugador del banco/jardinero a tiempo parcial, especialmente en esta era de staffs de pitcheo de 12 y 13 hombres que dejan a los mánager con bancas tan cortas que rayan en lo hilarante. Sin embargo, no proyectaría a Ohtani para lanzar 200 innings (algo que nunca ha hecho) este año, o asumir que agregaría cinco triunfos o más a un equipo.

La idea que Ohtani está reteniendo el mercado de pitchers abridores es poco sustentable: Ohtani costará tan poco dinero que cualquier equipo interesado en él con nómina disponible para poder firmar a Jake Arrieta o a Yu Darvish podrían hacer esto último incluso si ganan la subasta por Ohtani, y tendrían una oportunidad de reconstruir su rotación de forma súbita.

Major League Baseball ya ha advertido a los equipos de evitar cualquier subterfugio en las neociaciones por Ohtani, tales como acuerdos colaterales o promesas de pagos futuros a fin de compensar a Ohtani por llegar temprano a Estados Unidos, y ya MLB ha sancionado fuertemente a Atlanta por sus manejos turbios en el mercado internacional. Con esto dicho, no veo cómo MLB podría sancionar al equipo que consiga a Ohtani si en un año ese club firme al japonés por cinco años y $100 millones mediante una extensión, lo cual aseguraría sus años de arbitraje a un precio alto más no absurdo. Y si ese equipo promete eso hoy, discretamente, y lo ejecuta en el futuro, no veo la forma en la cual MLB pueda atraparlos in fraganti, lo cual es mi forma larga de decir que espero que alguien lo intente.

Creo que la verdad es que MLB no desea que el mundo vea el valor en el mercado abierto de un jugador que potencialmente puede alterar una franquicia como es el caso de Ohtani. Si alguien decide que es un pelotero que vale $40 millones al año, ¿cuánto pedirán Bryce Harper y Manny Machado el próximo invierno? ¿No ejercería Clayton Kershaw su cláusula de rescisión tras 2018, y así dejar ir $32.5 millones al año, si Ohtani consigue más de esa cantidad? El objetivo de la Liga al negociar cada contrato colectivo, y en el cual han tenido gran éxito en las tres últimas contrataciones, ha sido restringir el monto de dinero que los dueños de equipo pueden gastar en peloteros fuera del sistema de Grandes Ligas: seleccionados en el draft, amateurs de origen internacional, y ahora el mejor pelotero que ha salido de Japón hasta ahora. He escrito durante años cómo MLB ha buscado esos cambios y luego ha debido enfrentar consecuencias que no esperan (lo cual ocurre con cada política de impuestos o subsidios, siempre). Este movimiento permitirá a algún equipo de nómina abultada, como los Yankees, adquirir a un pelotero que vale $40 millones por $3.5 millones más la sexta parte de la tarifa de posta o transferencia, dejándoles con suficiente libertad de adquirir otro pelotero estrella al valor del mercado. Si fuese un dueño de equipo de mercado pequeño, especialmente uno que trata de competir directamente con quien consiga a Ohtani, estaría muy molesto ante dicha posibilidad.