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Hay niveles en el fútbol y debemos aceptarlo

ESPN

Hace poco un compañero del diario Esto, Salvador Aguilera, preguntaba a Andrés Guardado sobre si a la prensa nos gustaría escribir crónicas de éxito... Qué difícil que las últimas siete nos quedemos en el mismo capítulo y no avancemos.

Dudo mucho que sea el entrenador. Juan Carlos Osorio, un técnico estudioso, hizo hasta lo imposible porque México alcanzara el objetivo del quinto partido, pero él tiene su parte y el resto es de los jugadores.

No caigamos en la simpleza de asegurar que no le ‘echaron ganas’, por favor, esto tiene un argumento más allá, pues los análisis pasan por muchos aspectos y uno de ellos es que los brasileños son mejores.

Nos falta competencia. Tener jugadores en Europa que entrenen con los grandes y jueguen a altos niveles, porque colectivamente México buscó igualar lo que sabemos que individualmente en algunas posiciones es inferior. Los brasileños nos ganaron porque juegan cada ocho días en las mejores ligas del mundo y eso hace una diferencia.

Mentalidad había, calidad también, pero hasta en eso hay límites y los mexicanos las tenían. Dénme un Neymar, un Willian, un Coutinho... Imposible con lo que tenemos en la actualidad. México se enfrentó a lo mejor y tiene su boleto a casa. Debe seguir su trabajo de recambio en el equipo y tiene cuatro años para lograrlo.

Lo bueno, lo malo y lo feo

Lo bueno es que México le jugó de tú a tú a Brasil sin mirar al rival y su potencial futbolístico. La Selección encaró un equipo con mejores recursos individuales y lo dominó casi 30 minutos del partido. Después los rivales equilibraron el juego y llegaron las dos cuchilladas mortales.

Lo malo fue que quedó nuevamente patentado que mientras México no tenga más jugadores en el extranjero, la calidad del equipo mexicano no se elevará. Hirving Lozano, el mejor jugador mexicano, se perdió cuando lo anularon por las dos bandas en las que jugó y de ahí ya se perdió prácticamente en el partido.

Lo feo es la nueva frustración de miles de aficionados que volvieron apoyar con todo al Tri, pero se llevan una nueva decepción en la misma etapa de siempre.

En las tribunas, los mexicanos fueron superiores desde el principio y eclipsaron el apoyo brasileño, sin embargo, ya cuando estaba casi todo definido obviamente el silencio fue la respuesta y quizá un atisbo de ilusión con el “Sí se puede... Sí se puede...”, pero realmente no se pudo.

Balance general, suficiente

Después de haber visto los cuatro partidos, realmente el balance fue suficiente. Dos partidos muy buenos ante Alemania y Corea del Sur, una derrota muy clara ante Suecia y otro descalabro frente a Brasil, uno de los mejores equipos del mundo.

Futbolísticamente se tuvo una identidad de juego ofensivo, de no achicarse frente a un rival, pero también quedó claro que en instancias decisivas, de la mano de Juan Carlos Osorio no se rompieron esos límites mentales que tanto se buscaron.

Este equipo mexicano se irá con el recuerdo de haberle ganado a una Alemania que no pasó a la siguiente fase, así como también ante los coreanos, que quedaron eliminados, pero que cayó cuando estaban a un paso de hacer historia y frente a Brasil que de igual forma significaba el boleto para llegar al quinto partido.

Lo que sigue será escoger un buen entrenador, hacer ese cambio generacional que necesita el equipo y finalmente apoyar a los jóvenes mexicanos en la Liga Mx que es la cantera y base del equipo nacional, así como la exportación de jugadores hacia Europa.

Mientras seguiremos lamentándonos no llegar a ese quinto partido que más que una meta se ha convertido en una obsesión.