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Carta respetuosa a Gaspar Servio

Saludos, Gaspar, no tengo el gusto de conocerte. Jamás he cruzado una sola palabra contigo. Me aseguran quienes te conocen que eres un gran líder dentro del campo de juego. Quizá ni siquiera lo tendría que preguntar, se nota en los diferentes partidos de Dorados esa gran fuerza interior la impregnas en tus compañeros.

Bravo. Aplausos. Ese tipo de liderazgo me atrae, lo aplaudo, contagia, impulsa y motiva a quienes se ven reflejados en el mismo. Lo has imbuido seguramente en varios de tus compañeros, sin embargo, hay algo dentro de ese huracán interior que nos hace -lo digo en plural, porque confieso que me ha pasado ¿a quién no? - equivocarnos y cometer fallos, poseídos por la ira, cuya fuerza nubla cualquier objetividad sobre ciertas cosas que suceden en derredor.

Te escribo porque fue el último recurso (agotamos el del diálogo y conciliación con la directiva, la cual entiendo, pues debe andar preocupada por otras cosas) que me queda como periodista, mi propia trinchera otorgada por la confianza de esta gran empresa, no para reclamarte -no soy nadie-, sino para pedirte amablemente un alto respeto a este oficio del periodismo, pero muy en especial a mi compañero Iván Elenes, corresponsal de este portal en Sinaloa que cubre el día a día de tus amados Dorados.

Mira, Gaspar, entiendo que cuando uno se siente calumniado y difamado hay un volcán de ira al interior que explota, pero la calma y el saber quién es uno, sus raíces y los valores inculcados desde la cuna apagan cualquier explosión interna, porque el pasado y el presente te respalda, las buenas acciones, la honestidad, el respeto y el profesionalismo a la verdad con la que hay que manejarse a diario en este mundo plagado de falsedades.

Esa es la baza que quema una montaña de mentiras y rompe la injusta losa de la calumnia y la difamación. Por eso puedes ver de frente, caminar hacia adelante sin tropiezo alguno, porque tus valores y comportamiento te mantienen a flote. Simple: porque sabes quién eres, ratifico.

Gaspar, bajo ese concepto a la verdad, honestidad y profesionalismo con el que diariamente nos manejamos y presumo en ESPN ¿tú consideraría que dejaríamos pasar una nota que te calumnie? Imposible. La información sobre tu situación en el equipo está cotejada con varias fuentes -la menor ética que se debe pedir en una persona que se diga periodista- por lo que se decidió la publicación de la noticia que por cierto ni siquiera fue encabezada por la animadversión que existe hacia tu persona de compañeros que obviamente no van a decírtelo a ti para no terminar por estropear la relación de la plantilla. Es lógico, pasa, no somos moneda de oro para caerle bien a todos. ¿O sí?

Sin embargo, donde creo que te equivocas es en la forma de reclamo hacia Elenes, un tipo que hace su trabajo diario con profesionalismo, porque él en forma indignada me platicó la forma airada, irrespetuosa, ofensiva y sin sentido con el que lo enfrentaste el pasado martes en el estadio, delante de mucha gente, exhibiéndolo como un mentiroso y acusándolo de inventar chismes sin excluir la ofensa pública que te despachaste sin chistar o pensar en las consecuencias.

¿Por qué? ¿Por qué perder los estribos, Gaspar? Me parece que el diálogo, la tolerancia y el respeto en las diferencias deben prevalecer. Respetuosamente te digo que creo que cometes un error grave porque ese liderazgo de general de guerra en vez de ponerlo a las órdenes de los objetivos de un equipo te toman de rehén personal convertido en ira para para vilipendiar, acusar, intimidar y posteriormente amedrentar a un reportero que sólo hace su trabajo. Nada más.

Créeme Gaspar, no hay nada en contra tuyo, ni tampoco de la misma gente de redes sociales de tu club a quien acusaste en una plataforma de aparentemente no quererte sacarte en una foto. Imagínate si eso le reclamas a tu equipo que te paga ¿qué se puede esperar que le digas a un reportero?

En nuestro caso, no hay persecuciones. Te lo garantizo. Hacemos el trabajo con profesionalismo. En honor a la verdad y para beneplácito de nuestras millones de audiencias en el ámbito digital.

No creo que a quienes sí te mencionaron en forma socarrona, desde Argentina, como lo hizo Luis Islas, exauxiliar de tu técnico Maradona, te me vayas envalentonar y casi liar a golpes con él (se ve bastante fuerte en exarquero en comparación con mi compañero Iván) porque dio a entender que tu tatuaje te lo hiciste para mantener la titularidad, porque sabías que detrás de ti hay un portero mexicano con grandes talentos que te podría hacer sombra. ¿O sí? No lo creo.

Quiero terminar, Gaspar, con un consejo, quizá en una de esas nutridas pláticas con la viva historia del futbol el gran Diego Maradona, leelo bien Diego Maradona, pueda aconsejarte o instruirte de los errores que ha cometido contra periodistas y cómo tratarlos de enmendar para un mejor convivio. Seguro sacaras provecho positivo a una leyenda viva del futbol y no acercarte a él para como niño caprichoso para decirle que eres víctima de una ‘injusticia’. Él sabrá darte un consejo. Estoy seguro.

Bueno, Gaspar, me despido, agradezco tu tiempo, tu espacio en tu dura y nutrida agenda. Te deseo lo mejor. Eres un gran portero. Admirable. Ojalá podamos ver tus lances en Primera División con tus Dorados o con otro equipo que elija un guerrero en el campo con objetivos claros en su vida y no a una persona que crea diferencias al interior de los planteles por sentirse intocable.

Desde mi humilde opinión, estás para ser un referente en tu posición y convertirte en una imagen muy positiva y envidiable para generaciones de jóvenes porteros que buscarán ser como tú, un ejemplo dentro y fuera de la cancha. Me pongo a tus órdenes y te mando un fuerte abrazo.

Que sigan los éxitos.