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El fracaso es de todos

Consumado. Obviamente comenzarán a regarse ríos de tinta roja en los medios. Normal. Es fácil señalar con el dedo culpas individuales e innecesarias críticas en vez de analizar responsabilidades compartidas. La eliminación de la Selección Mexicana de la Copa del Mundo Sub-20 es el primer aviso. La derrota mexicana tiene varias aristas que consolidan una página más de tristeza y vergüenza deportiva, en nuestra historia; lamentablemente creemos que en nuestro país nacen todos los días cracks, pero la realidad se estrella cuando los nuestros se miden a nivel internacional con sus pares.

¿Culpables? Ninguno. Responsables, todos. Empecemos. Guillermo Cantú, director general deportivo de la Federación Mexicana de Futbol, fue la persona que eligió a Diego Ramírez, joven entrenador del que se hablan estupendas cosas, pero que no tenía la experiencia internacional para aparentemente tomar el cargo. Hizo la apuesta, pero no salió. Simple.

Son los dos primeros señalados. Sin embargo, esa ‘experiencia’ no garantiza el éxito en ningún momento. Diego no fue un jugador importante en la Primera División. Estuvo con Atlante, en dos ocasiones, Acapulco FC y Monterrey. Su retiro fue a los 28 años de manera temprana, sin embargo, siempre mostró ser una persona con una visión estratégica diferente y convincente.

Gente conocedora del medio asegura que el conocimiento de Diego es basto en cuestiones tácticas. Tanto que incluso jugadores de Primera, cuando fue auxiliar, eran realmente ‘conducidos’ por el hijo del Campeón del mundo, Jesús Ramírez. Miguel Herrera lo tuvo como su auxiliar en su primera etapa con el América, así como también en su estancia en los Xolos. Sin embargo, los Dorados de Culiacán le dieron la gran oportunidad en el Ascenso MX, otorgándole la responsabilidad del primer equipo. Fue cesado después de 19 partidos dirigidos entre Liga y Copa. Ganó 6, empató 2 y perdió 11.

Sin embargo, aunque los antecedentes eran pobres, tampoco puede asegurarse que por esa razón México regresó de su aventura en Polonia en forma pronta. Debe recordarse que justo su padre, en el 2005, tampoco tenía experiencia y convirtió a los juveniles en campeones del mundo. En el mismo caso se encuentra Raúl Gutiérrez, que, sin currículum espectacular, como entrenador, llevó al éxito al representativo nacional menor. El ‘Potro’ lo hizo en 2011, pero actualmente su experiencia no es aprovechada en la estructura de la FMF.

Ramírez es apenas uno de los factores, pero otro lo fueron los clubes. Monterrey y América no quisieron prestar a sus seleccionados en el caso de Jonathan González y Carlos Vargas. Aunque hace unos días, Duilio Davino, presidente de Rayados, expresó que sí quiso dar a su futbolista, la realidad es otra. Lo sabe, pero se engaña. Fue rehén de los intereses del club –naturales, son los que le pagan al jugador—el futbolista fue negado rotundamente. Se quedó en México a la espera de jugar un solo minuto. Resultado: Estuvo en la banca con los Rayados que fueron eliminados. Carlos Vargas llegó hasta las Semifinales con el América. Entró de cambio al minuto 90 (¿para qué?).

Misael Domínguez (Cruz Azul), llegó después de después de la eliminación de Cruz Azul. Participó en ambos juegos donde sumó alrededor de 10 minutos. ¿Hizo alguna diferencia su permanencia? No. Otros casos como el de Juan José Macías (León) y Diego Lainez (Betis), son lamentables. Se incorporaron tres días antes del arranque de la Copa del Mundo. JJ Macías con los Esmeraldas tuvo una buena participación e incluso hizo el gol que permitió a los Panzas Verdes avanzar a la Final del Torneo Clausura, mientras que Lainez ni si quiera piso el campo con los béticos frente al Real Madrid. Se quedó admirar a las figuras blancas.

Los dos factores anteriores se suman los pocos minutos de los seleccionados nacionales en la Primera División. Si se analizan las estadísticas (presentadas en este mismo portal) el comparativo de los mexicanos con sus rivales, Italia, Japón y Ecuador, sus plantillas cuentan con experiencia en la alta competencia. El Tri apenas tiene a JJ Macías como su máximo referente, porque el resto rasguña minutos en el máximo circuito o en algunos casos no se han asomado ni al mismo.

Seguramente, amable lector, también responsabilizará a los medios. También hay razón. Jugadores que apenas dan chispazos de calidad en nuestro balompié los llevamos a lugares insospechados. Un par de juegos de Domínguez con La Máquina y creemos que ya está para el balompié europeo. Consideramos que Lainez debe ser sí o sí titular en el Betis. Hace gol y lo llevamos al estrellato no es titular y le recriminamos su ‘error’ que no fue al Ajax que estuvo a segundos de jugar la final de la Champions League. Pero Quique Setién, técnico del Betis, dejó en clara la realidad: No regaló nada al futbolista que debe ganarse los minutos en España. Punto.

El cóctel es jugoso. Apetitoso para quienes buscan un solo responsable. Terminaría en esta suma de errores con el número de extranjeros que cada semestre se importa a México, en muchos casos hacer negocio y otros para quitarle minutos a los connacionales, pero ya es un tema tan trillado e informado que estaría demás agregarle líneas. Se ha tratado de limpiar a los foráneos, pero siguen inundándonos cada temporada.

El panorama luce triste. Pasan los años, años y años y las consecuencias son las mismas. México es como aquella melodía donde se da un pasito pa’delante y dos pa’ trás. Eso sí, previo al juego frente a Ecuador hacemos cuentas matemáticas a fin de avanzar mediocremente a la siguiente ronda.

El fracaso es de todos. No es forma es fondo y estamos ahogados desde hace muchos en la mediocridad en juveniles y en la mayor.