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El Puma no perdonó y sigue siendo el campeón de los supermoscas en la IBF

Una vez más Fernando Martínez volvió a ganarle a un filipino. Esta vez le tocó a Jade Bornea, que venía invicto en 18 peleas con 12 por nocaut, y que estaba como retador obligatorio del argentino según la IBF.

La pelea fue transmitida por ESPN KNOCK OUT, con los relatos de Renato Bermúdez, los comentarios de Salvador “Chava” Rodríguez y Mariale Espinoza y la Tarjeta de Hierro de Fernando Barbosa, quien tenía dos puntos para el argentino cuando se produjo la definición.

El combate fue detenido por el referí Charlie Fitch en el round número 11, ante la lesión sufrida por el filipino –un cross de Martínez prácticamente le reventó una oreja- y también por el castigo que estaba recibiendo.

Bañado en su propia sangre a partir del noveno, Bornea no pudo sostener el tremendo ataque de el Puma, quien ahora suma 16 peleas, todas ganadas con 9 antes del límite.

Como se lo pedía su entrenador Rodrigo Calabrese –asistido en la esquina por “Pileta” Maidana y el doctor Walter Quintero, médico de campeones-, Martínez ejerció mucha presión y terminó doblegando a Bornea.

En la mitad de la pelea, allá por los asaltos sexto y séptimo, el filipino pareció asentarse lanzando buenas combinaciones –muchas de las cuales daban en la cerrada guardia del campeón mundial- que detenían los ataques de Martínez. Esos asaltos y unos cuantos cabezazos provocados por el filipino en sus desbordes, le pusieron una especie de freno al argentino.

Sin embargo, fue Martínez quien a partir del octavo comenzó a dominar claramente a Bornea. Lo hizo metiendo tremendos cruzados de izquierda y también conectándole ráfagas de ambas manos cuando tenía a su rival contra las sogas.

La herida en la oreja desequilibró al retador. Entre los ataques ya despiadados de Martínez, más la propia lesión, la inflamación en ambos pómulos y la sangre, dio la sensación de que Bornea estaba al límite de sus reservas anímicas. Fue mucho para él,

fue mucho Martínez para su boxeo y la balanza comenzó a inclinarse notoriamente para el campeón.

El referí decidió detener las acciones con un criterio que nos pareció muy acertado y, luego se supo que para dos jurados, Fitzgerald y Young, Martínez iba arriba 97-93 mientras que para Jakubco, habia 6 puntos para el campeón (98-92) que aunque tuvo un rival incómodo, demostró que es capaz de subir, pelear, ganar y gustar.

La pelea, efectuada en el The Armory de Minneapolis, Minnesota, marcó la tercera y última del contrato firmado con la empresa PBC. Esto podrá abrir el juego de nuevas negociaciones para el boxeador argentino, hombre de Chino Maidana Promotions y que es dirigido por Rodrigo Calabrese.

Tras la victoria, Martínez expresó que “Conté con un campamento (de entrenamiento) tan brutal como espectacular. Yo ya había dicho que el que sea más fuerte y resistente de los dos ganaría esta pelea. Y esa persona fui yo”.

“Y sí, vi cómo se le inflamó la oreja. Se le inflamó un montón. No había visto algo así antes. Le dí un zurdazo y 'explotó'. Hasta le dije al referí que tenga cuidado, que (Bornea) estaba lastimado de verdad. Yo seguí buscando esa oreja para intentar terminar con la pelea. Buscaba sangre como un tiburón” (frase de Renato Bermúdez que, como ya hemos publicado, le encanta repetir al boxeador argentino, que subió al ring con los colores celeste y blanco, pero también con una gran bandera de Boca Juniors, su barrio y su sentimiento).

“Este es un sentimiento hermoso, único. Mi viejo vino a visitarme en mis sueños, me hablaba, y eso fue una caricia al alma. Me otorgó toda la fuerza que yo necesitaba para pelear”.

“Ya es suficiente. Quiero enfrentarme a los campeones. La diferencia de nivel con el número uno del ranking se notó mucho y ahora quiero ir en busca de las peleas más grandes que haya”.

En suma: ganó Martínez, que era el favorito, en una pelea áspera, disputada, sin dejar ninguna duda y demostrando una vez más que tiene todas las condiciones para aspirar a rivales más importantes todavía.

El resto lo dirá, como siempre, el Padre Tiempo. Ahora solamente es momento de festejar. ¡Salud, campeón!