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Hayden Hurst comparte su experiencia de intento de suicidio

Hayden Hurst AP Photo

El ala cerrada de los Baltimore Ravens, Hayden Hurst, dijo que vivir con depresión lo llevó a un intento de suicidio hace cuatro años.

"Desperté en el hospital", relató Hurst a First Coast News esta semana. "No sabía qué había sucedido. Un amigo tuvo que ponerme al tanto. Aparentemente, había estado bebiendo y fui a mi departamento y corté mi muñeca. Mi amigo me halló en un charco de sangre. Llamó al 911".

Hurst, quien era jugador de fútbol americano en South Carolina en aquel tiempo, bebió y tomó pastillas en aquella noche de enero del 2016 hasta el punto de perder la conciencia.

Despertó para encontrarse esposado a la cama y confinado al hospital para un periodo de observación de 72 horas. Por eso, lo describe como su momento de "ir a Jesús".

"Si hubiera tenido una pistola aquella noche, probablemente me hubiera matado", dijo Hurst en una entrevista separada con el Florida Times-Union el mes pasado. "Estoy agradecido de que solamente fue un cuchillo. Sería una historia totalmente diferente".

La historia de Hurst con salud mental data al 2013, cuando era un prometedor lanzador en el sistema de ligas menores de los Pittsburgh Pirates. Pasó de lanzar 97 millas por hora a no poder lanzar recto. Hurst, repentinamente desarrolló "yips", un desorden de ansiedad que le afectó tanto, que sus lanzamientos pasaban por arriba de la cabeza de los bateadores.

Hurst no podía sostener una pelota sin que temblara su mano. Experimentó ataques de pánico. Durante la mayor parte de tres años, pasó los días en un cuarto oscuro mirando el televisor, y sus noches tratando de hacer cualquier cosa para librarse del dolor.

"La meta siempre era quedar inconsciente", dijo Hurst al Times-Union. "Cualquier cosa, Xanax o cocaína, que hiciera que desapareciera el dolor, lo intenté. No la más brillante de las ideas que tuve".

La familia de Hurst entiende el costo que puede tener la depresión. Su tío murió por suicidio en el 2008, lo mismo que el primo de Hurst, dos años más tarde.

Luego del intento de suicidio de Hurst, dejó de beber alcohol y consumir drogas.

"No podía hacer nada en el hospital sin pedir permiso", rememoró Hurst. "Recuerdo estar mirando a la pared y pensar, '¿Qué estás haciendo?'. Fue el punto más bajo para mí".

Hurst, un recluta de primera ronda del 2018 para los Ravens, intenta ahora ayudar a otros que viven con depresión. Ha charlado en preparatorias y universidades en Maryland y Florida, hablando sobre la necesidad para la generación más joven de ocuparse de la salud mental.

En su segunda campaña con Baltimore, Hurst finalizó tercero para los Ravens con 349 yardas en recepciones. Atrapó 30 pases y anotó dos touchdowns.

"No tengo las respuestas para arreglar todo esto", admitió Hurst. "Sigue siendo un proceso de prueba y error, pero debo decir que tengo más días buenos que malos. No soy el superhéroe que se ve en la televisión. Soy una persona regular".