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Un Boca de dos caras, de la apatía a la mejora

Boca Juniors debutó oficialmente en 2024 ante Platense y tuvo un partido de menor a mayor, con dos caras muy distintas de un tiempo al otro.

En los primeros 30 segundos de partido recuperó cuatro veces la pelota con mucha intensidad y presión alta, que puso nerviosa a la gente que colmó el Estadio Ciudad de Vicente López. Esto fue un espejismo de lo que mostró en el resto del primer tiempo.

Superado en intensidad, con poca tenencia y cuando la tenía lo hacía de manera lenta y muy estacionada, con poca presencia en ataque y sobre todo falta de movilidad en los posibles receptores.

Diego Martínez en cada oportunidad que tuvo habló con todo futbolista que le pasaba cerca, sobre todo los mediocampistas.

Allí radicó gran parte del problema de generación de juego de Boca. Ni Pol Fernández ni Juan Ramírez pudieron ser factor en la creación y tuvieron bastantes imprecisiones y pérdidas de pelota que generaron ataques en contra, salvados por la buena actuación de la zaga central, sobre todo de una de las caras nuevas, Cristian Lema.

En esta primera mitad, hubo pocas acciones de gol para el Xeneize, apenas una subida de Frank Fabra, con un par de gambetas muy buenas, centro cruzado y aparición de Luis Advincula rematando con potencia.

Para el complemento hubo un cambio de imagen y una mejora, aunque no significativa ni suficiente para llevarse o merecer la victoria.

Tuvo la más clara con otra subida de las que mejor sabe hacer Fabra y su centro atrás fue apenas desviada para un Edinson Cavani hambriento de gol. Varios hinchas de Platense perdieron el aliento en la platea viendo esta jugada.

Pero sería la más peligrosa, más allá de un par de intentos sin demasiada puntería de la otra nueva cara que debutó con buena nota en el equipo de Martínez: Kevin Zenón.

El exUnión le dio al equipo todo lo que no pudo Ramírez en su tiempo en cancha: despliegue, protagonismo y juego. La pidió constantemente, se ofreció como opción de pase y llegó al ataque para definir. Hasta se hizo cargo de una pelota parada.

Este último fragmento es el que debe utilizar Diego Martínez para forjar su Boca, pero no se puede permitir repetir la pálida imagen mostrada en los primeros 45 minutos.