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El Tata Martino, "con su espada de madera y zapatos de payaso", escupe una verdad incómoda al futbol mexicano

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El mensaje de Gerardo Martino al futbol mexicano (3:42)

El ex entrenador de la selección mexicana de futbol cuestionó que los clubes mexicanos dominen a la MLS si no hay beneficio para la selección. (3:42)

Tras la eliminación del Inter Miami ante Rayados, Martino lanzó un dardo envenenado al futbol mexicano y al América al cuestionar su falta de talento nacional.


LOS ÁNGELES -- El Tata Martino ha hecho todo lo posible por enemistarse con el futbol mexicano. Y es plenamente correspondido.

En septiembre de 2022, con la estela agobiante y estruendosa del “Fuera Tata”, donde quiera que se presentaba, dijo en conferencia de prensa: “No solamente (soy) el enemigo público, sino el enemigo público número uno” en México y de México.

Claro, todo empeoró. El Tri fracasa en Qatar 2022. Con un esquema acobardado y elecciones extrañas de jugadores, pierde ante Argentina, y es eliminado por Arabia Saudita.

Al tiempo, varios de sus jugadores en el colapso de Qatar, en un acto de cobardía y cinismo, se arrancan los clavos de su cruz y los agregan a la inmolación –merecida o no–, de Gerardo Martino y su muñeco vudú.

El zafarrancho en las entrañas del estadio del Inter Miami CF ante Rayados, exacerbó aún más los ánimos. Nico Sánchez, auxiliar técnico de Monterrey lo acusó de ser el cabecilla de la horda de facinerosos y rabiosos, con Lionel Messi, Jordi Alba y Luis Suárez, que lo increparon, amenazaron y vejaron.

Rayados lo elimina. Y lo humilla. A puro futbol. Martino, entre los pucheros, el climaterio cerebral y la andropausia emocional de la derrota, se consuela al exponer que tiene piezas de museo, casi caducas, y algunos bobalicones con arterioesclerosis múltiple como para ser futbolistas.

En conferencia de prensa, decide soltar un dardo, envenenado, malicioso, vindicativo, totalmente roñoso y roído por la frustración. Él ha sabido muy bien que su via crucis en los patíbulos de México, especialmente después del fracaso mundialista, ha sido apadrinado desde el Salón Oval de Televisa.

Y no se equivoca. En noviembre de 2021, Emilio Azcárraga Jean le ordenó a Yon de Luisa que cesara a Martino. Sin embargo, el presidente de la FMF, su delfín, su hijo putativo, ofrendó su cabeza.

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3:48
Análisis: ¿Son válidas las declaraciones del Tata?

Se puso Picante la mesa con los temas Martino y Messi, luego de ser eliminados por Rayados

“Si fracasamos en el Mundial, me voy”, le dijo Yon a Emilio. Ocurrió, aunque hoy, De Luisa, vive al amparo del comité organizador del Mundial 2026 y con los privilegios de FIFA y radicando en Europa. Vaya exilio.

Pero, Martino, inteligente, astutamente, supo dónde clavar el puñal en la conferencia de prensa del miércoles por la noche en Monterrey.

La aseveración fue brutal. Le puso un manto de terciopelo para que sólo se asomaran debajo de él quien supiera y quien quisiera. Y se vio más como un vómito verbal de rencor, de resentimiento, de revancha, Pareció un espeso escupitajo tardío, fallido y bilioso contra el poder establecido –el establishment–, en el futbol México y que tiene toda la filiación anatómica de Azcárraga Jean.

En resumen, Tata Martino vilipendió al América. En resumen, algo así como ¿de qué sirve que el América sea campeón si no aporta jugadores a la Selección Mexicana y sus jugadores más relevantes son extranjeros?

Tarde, pero por eso cito en el titular de este texto a Joaquín Sabina en A la Sombra de un León, sobre esta irrupción de Martino el miércoles por la noche en Monterrey, como arrojándose el rebozo al hombro y dándose la vuelta con un gracioso giro de indignación e histeria reprimida.

Sí: “Llegó, con su espada de madera y zapatos de payaso, a comerse la ciudad”.

Pero tiró la piedra, no escondió la mano, y fue un poderoso “verdadazo” que si bien ni siquiera astilló el castillo de Emilio, debió terminar salpicando a todo el futbol mexicano, en especial a la inoperancia actual de la Federación Mexicana de Futbol.

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1:37
¿Fue incorrecto el planteamiento de Gerardo Martino ante el Monterrey?

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Quede claro que el futbol mexicano no es una incubadora de grandes futbolistas. Las excepciones son pocas: Hugo Sánchez, Rafa Márquez y Cuauhtémoc Blanco, entendiendo que este encorvado hijo epónimo de Tlatilco, eligió a las doncellas y el alcohol por encima del futbol, pero aun así, rescató al Tri del sarcófago para dos Copas del Mundo.

Pero, apegándonos al salivazo de la lengua ofidia y bífida de Tata Martino, no le falta razón. Sólo le faltó precisar que esta generación de futbolistas es una generación perdida, a la que ya ni siquiera le alcanza para ceñirse el “capirote de papel” de Gigante de la Concacaf.

Seguramente dolido, porque su incapacidad se manifiesta en las miserias de Miami, en una liga donde la indigencia futbolera campea, como la MLS, la pedrada de Martino contra el América va más allá de su intento por distraer, fallidamente, a Azcárraga Jean de su próximo bestseller arrabalero con La Rosa de Guadalupe.

Y entiéndase: La crisis no es culpa de Juan Carlos Rodríguez, pero se ha visto más temeroso que cauto, más paquidérmico que lento, para imponer soluciones. Hoy tiene el poder, y en término de política mexicana, el poder que no se usa y del que no se abusa, se desperdicia.

Ayúdenme, mis dos o tres dispersos lectores. ¿Recuerdan cuando América, Atlas y Pumas eran los verdaderos mecenas y mesías de la Selección Mexicana? Hoy, qué producen estos equipos.

América juega sin un solo canterano. Sus promesas se diluyeron tragadas por el mismo entorno: Sebastián Córdova, Diego Lainez, Emilio Lara… y quede claro que Ramón Juárez es un relevo desesperado. ¿El Mozumbito? ¡Ja!

La producción de calidad en Coapa se detuvo hace años: Ni Aguirres, ni Tenas, ni Cuauhtémocs, ni Villas, ni De los Cobos, ni Trejos, ni Ortegas, ni nuevas versiones de Guillermo Ochoa, Edson Álvarez o Raúl Jiménez. ¿Jorge Sánchez? Un acierto de promotores y un tumor de futbol.

¿Y la fecunda, fértil, prolífica, cantera de Pumas? Está más seca que la matriz y las ubres de una embalsamada momia guanajuatense. Ya no hay ni Hugos, ni Cuéllar, ni Amadores, ni Goninis, ni García Aspe, ni Claudios, ni Félix Cruz, ni Negretes, ni Campos.

Lo de Atlas es más grave. Gracias a Marcelo Bielsa y no a Ricardo La Volpe, aportó la mejor columna vertebral en la historia del Tri: Oswaldo Sánchez, Rafa Márquez, Pável Pardo y Jared Borgetti, y se agregaría a ellos Andrés Guardado. Hoy, es un páramo y el Bicampeonato parece haber sido su último testamento, ante la inopia organizativa en que vive bajo el mando de Grupo Orlegi.

¿Chivas? Más allá del Campeonísimo, que, ojo, la mayoría fue adquirida de otros equipos, no hay más. NI remotamente otro Fernando Quirarte, porque, recuérdese, Benjamín Galindo llega de Tampico, Ramón Ramírez procede de Santos, Ramón Morales de La Piedad, y el resto no se consolidaron con el Tri, ni el ciclotímico Bofo Bautista, llegado de Tecos.

¿Cruz Azul qué ha aportado? ¿Santiago Giménez? Que nadie se engañe. El Chaquito sólo necesitaba un laboratorio dónde desarrollarse para el proyecto familiar. Aprendió más de su padre que de la rústica y pedestre academia celeste. ¿Será Paco Palencia? Estamos hablando de hace 30 años. Ningún Fernando Bustos, Octavio Muciño u Horacio López Salgado. O un Wendy Mendizábal.

¿Y los gigantes del norte? Qué producen Tigres y Rayados para la Selección Mexicana en medio de su imperio financiero. ¿Tecatito Corona, quien siempre ha encontrado pretextos para zafarse del Tri? ¿El Cachorro Montes y su posible regreso a México? Mire Usted, ni Tomás Boy ni Carlos Muñoz se formaron en Tigres.

En medio de esta generación perdida, sólo hay apuestas de desarrollar jugadores por parte de Pachuca y de Santos, quienes presentan proyectos de futbolistas, no realidades, en las selecciones menores de México, pero que en la actualidad aportan poco o nada.

Los Tuzos tienen en Érick Sánchez a su mejor orgullo, porque Hirving Lozano se ha jubilado emocionalmente, sin darse cuenta, después del gol ante Alemania en Rusia 2018, pues su pasaje por Nápoles fue tormentoso y hoy ni siquiera es titular indiscutible en el PSV Eindhoven, ¡sí, en el PSV de Países Bajos!

Por eso, la embestida de Gerardo Martino no es sólo contra el América, es contra el amo y señor del América, y la forma en que el establishment que él controla ha degradado el desarrollo del futbol mexicano. Y claro, un raspón contra el resto de los dueños de equipos, por tratar de competir con Coapa a base de billetazos, en lugar de formar jugadores.

Pero esta arremetida con guante blanco e intenciones negras de Martino contra el establishment no servirá de nada, acaso como para que él pueda paladearse el regusto amargo de una venganza inconclusa.

Por eso, al final –y lamentablemente–, así queda esta acometida del Tata, como bien la describe Sabina: “Llegó con su espada de madera y sus zapatos de payaso a comerse la ciudad”, con todo y su capirote de papel. Porque ni Emilio, ni La Bomba ni los dueños de equipos se inmutan de todo aquello que se les imputa.