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Bandazos

ESPN

La implementación del VAR ha derivado en la pérdida de autonomía de los silbantes

Después de tantas visitas a destajo (algunas totalmente innecesarias) para revisar el monitor del VAR, ahora se presenta un giro inesperado en los partidos del futbol mexicano.

Durante la transmisión del partido del viernes pasado entre Puebla y Pachuca, Paco Chacón reveló que ahora la nueva directriz es que los árbitros acudan al monitor lo menos posible, lo cual no está mal, si consideramos que se debe recurrir a esa herramienta solo en casos de errores claros y obvios (ECO). Paco, que ahora se desempeña con frescura y conocimiento en las transmisiones televisivas, está enterado de los entresijos del arbitraje.

Es evidente que como el juguetito salió caro, había que justificar su compra utilizándolo lo más posible. Y ahora se entra en razón, buscando usarlo menos. ¿No se suponía que iba a ser atendido únicamente en situaciones estrictamente necesarias, una vez cada tres partidos?

En el juego de marras, el árbitro Fernando Guerrero marcó un penalti inexistente en contra del Puebla que debió ser revisado, como lo estableció atinadamente Antonio Rosique. El mundo al revés. Los árbitros van al VAR cuando no deben ir y no van cuando deberían hacerlo.

Estamos hablando de bandazos. Nomás no atina la Comisión de Arbitraje. No se trata de revisar mucho el VAR y de repente revisarlo poco, sino de consultarlo únicamente cuando venga al caso hacerlo. Las indecisiones vienen desde arriba. Lo único que Arturo Brizio y su tocayo Ángeles están logrando es confundir a los de por sí despistados nazarenos.

La implementación del VAR ha derivado en la pérdida de autonomía de los silbantes. Y en su indecisión absoluta. Decretan algo y minutos después se arrepienten. Se ha llegado al extremo de jugadas donde el juez tiene una perfecta visibilidad y sin embargo su incapacidad le impide marcar correctamente. Le sucedió a Oscar Mejía en el juego entre Santos y Atlas. Vio de cerca y sin estorbos la patada en el aire de Trejo a Cervantes y fue incapaz de sacar la evidente tarjeta roja. Lo hizo hasta que se lo "soplaron" por el audífono .

De árbitros incompetentes y conchudos estamos hasta la coronilla. Y de bandazos, más.