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Uruguay creyó en su idea, le jugó de igual a igual a Brasil y le ganó como local después de 22 años

Noche soñada para Uruguay. La Celeste volvió a ganarle el clásico a Brasil en el Estadio Centenario después de 22 años, con una noche brillante de Darwin Núñez, con un gol y una asistencia, y muchos puntos altos que le permitieron quedarse con una victoria por 2-0.

Desde el vamos, el equipo de Bielsa aplicó a rajatabla la idea del DT, presionando con mucha intensidad arriba y complicando la salida de la Canarinha, que estuvo los primeros cinco minutos tocando entre su arquero Éderson y los centrales, Marquinhos y Gabriel Magalhães.

Sin embargo, a Uruguay le costó mucho lastimar, e incluso sufrió algunos minutos cuando Brasil logró sortear la primera línea de presión, dejando mano a mano a Vinicius, Rodrygo y Neymar -apagado-, con Gabriel Jesus como referencia.

Pero el equipo no pasó zozobra, y cuando ninguno de los dos lograba golpear, fue muy efectivo para abrir el marcador, en una jugada que nació de un lateral a los 42'. Mathías Olivera encontró solo a Darwin, que se la devolvió, y el lateral puso a correr a Maxi Araújo, que con mucha desfachatez encaró a Yan Couto y se escapó, tirando un centro que Darwin cabeceó para agarrar a contrapierna a Ederson y abrir la cuenta.

Y en el complemento, Uruguay no especuló y siguió jugando de igual a igual, controlando las acciones de juego. Pero no sería hasta los 77' que lograría cerrar el encuentro, con una genialidad absoluta de Darwin Núñez.

Un lateral de Bruno Méndez le permitió bajar la pelota dentro del área, salir entre tres y darle un pase al medio a Nicolás De La Cruz para el segundo gol y ponerle el punto final del encuentro y, por supuesto, darle también un espaldarazo para Marcelo Bielsa y su idea. El encuentro marcaría un clásico histórico para la Celeste, que no le ganaba a la Canarinha desde el 1° de julio de 2001, cuando se había impuesto por 1-0 en las Eliminatorias para el Mundial de Corea-Japón.