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Blog de Rafa Ramos: Jaime Lozano, como un daltónico ante un rompecabezas de Van Gogh

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¿Qué destacar de la convocatoria para el amistoso entre México y Colombia? (1:36)

Los expertos de Cronómetro analizan la lista de Jaime Lozano para el último duelo de la selección mexicana en un complicado 2023. (1:36)

Hoy, ante Colombia, Lozano debe sentirse como un daltónico ante el rompecabezas de una pintura de Van Gogh. Como un daltónico con un Cubo de Rubik en las manos.


LOS ÁNGELES -- Jaime Lozano ante otra de las herencias malditas. Los cadáveres indeseables de Yon de Luisa salen de sus tumbas. Espíritus chocarreros de torpezas administrativas. La Selección Mexicana en funciones de meretriz, prostituida por la Federación Mexicana de Futbol.

Colombia, en otros tiempos, con su plantel completo, habría sido un privilegio como rival. Pero, este sábado, en el Memorial Coliseum, México deberá liberar un compromiso ante SUM y librar un partido que le llega en el peor momento. Una emboscada –inocua, cierto–, organizada con premeditación alevosía o ventaja.

La expresión de nada que ganar y todo que perder encuadra perfectamente en este partido para Jaime Lozano y su Tri. Colombia al menos aprovecha la oportunidad de responder a un plan de su técnico Néstor Lorenzo y agregó además a su tour el choque ante Venezuela, a la que vence 1-0.

Jaime Lozano obtendrá pocos beneficios, no por el adversario, que tampoco incorpora a sus figuras, sino porque difícilmente una quinta parte de los convocados por México podrá aparecer en La Nations League de marzo o en la Copa América.

Quede claro: la mayoría de los convocados por Lozano son carne de cañón. En el listado aparecen algunos futbolistas que llegan además arrastrando la cruda moral y el luto competitivo, por el fracaso de sus equipos en el torneo, y otros más que en plena Liguilla tuvieron un lamentable rendimiento en sus equipos. Jordi Cortizo, Chino Huerta y otros más, sufrieron su Principio de Peter: cada hombre asciende hasta su propio nivel de incompetencia.

Y por supuesto, hay vacacionistas, es decir, jugadores que apenas dejaron las chancletas y el protector solar para tomar el salvavidas en un arrejuntado de emergencia, sabiendo además que los candidatos más viables a ser convocados para este plan de emergencia no se interesaron en aceptar la invitación, o sus propios clubes se negaron a cederlos.

Jaime Lozano no convocó todo lo que quiere, sino apenas lo que puede, y estrictamente porque debe. Porque hay que cumplir este leonino contrato con SUM, que, insisto, es una herencia maldita, desde los tiempos de Justino Compeán, y sobre la que la FMF ha perdido el control, pues la actual administración se encontró con un acuerdo ya renovado. Cierto, no todos los consortes que SUM consigue son espantapájaros futbolísticos. De vez en vez son útiles y oportunos. Claro, México no es, además, precisamente apetecible, menos aún tras el humillante y expedito tránsito por Qatar.

Sin duda, Jimmy debe estar agradecido con los jugadores que aceptaron la convocatoria. Insisto, hay mucha carne de cañón. Hay futbolistas que verán el Final Four y la Copa América con el ánimo del aficionado y la animosidad del segregado. Pero, cierto, si no llegan ahí, los únicos culpables son ellos. Ni Lozano, ni SUM, ni sus equipos. Por ejemplo, la diferencia entre Chiquete y César Montes no la determinan sus capacidades físicas o futbolísticas, sino las mentales y las hormonales.

Jaime Lozano, por su parte, no quiere otro escupitajo bilioso de la afición que pueda corroer la Copa Oro, lo único argumentable como éxito en su proceso, más allá de la medalla olímpica de bronce de otros tiempos y otras gestas. Ya debió soportar el diluvio de vituperios tras la fallida expedición a Tegucigalpa, y la aviesa bendición de Concacaf para sobrevivir en la vuelta.

Al mismo técnico, este partido ante Colombia le abre otras exigencias. Ha debido empezar desde cero, en todos sentidos, especialmente tratar de incrustar –casi como una trepanación emocional y neuronal–, la única forma a la que puede apelar una Selección Mexicana para ser competitiva, es decir, a la dosis mediana de talento, tener a tope el esfuerzo, el compromiso, la disciplina, el carácter, la devoción, que con eso alcanza, a veces para marcar diferencia. Sin eso, México es la versión de Tegucigalpa, y con eso, es la versión –por momentos– en el Estadio Azteca o ante Alemania. Así de frágil.

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1:31
Ymay sobre la convocatoria de Lozano: 'Ha sido la más difícil que ha hecho'

Mauricio Ymay comenta lo complicado que fue para Jaime Lozano conformar la lista de convocados para enfrentar a Colombia.

Entiéndase, el presunto Aquiles tricolor es tan endeble como su talón cuando Orbelín Pineda deambula, cuando Luis Romo se aísla, o cuando Raúl Jiménez o Santiago Giménez arredran en áreas concacafquianas a pesar de sus épicas europeas. Eso es el Tri: agrada cuando el rompecabezas está completo, pero lastima y da lástima cuando una o dos piezas faltan. Se vuelve entonces la sonrisa de un chimuelo, porque, además, escasean las prótesis.

Entonces, imagínese hoy, ante Colombia, Lozano debe sentirse como un daltónico ante el rompecabezas de una pintura de Van Gogh. Como un daltónico con un Cubo de Rubik en las manos.

Pero no tiene escapatoria. Hay que salir a escena, ante una Colombia nutrida oor una promesa más genuina de futuro, y si no, al menos, hacer salivar a equipos de la Liga MX o de la MLS. La afición californiana, reacia, resentida, recelosa, aún escamotea y dilucida entre sus nostalgias tricolores y patrioteras, y el mejor uso de sus centavitos en tiempos navideños, y en tiempos en los que también importa, desde su México añorado, la etílica y poco saludable costumbre del puente antológico Guadalupe-Reyes.

Por lo pronto, y aunque no lo confiesen, Jaime Lozano y su troupe ya no pueden siquiera insinuar el cumplimiento de alguno de los tres mitos y de los tres hitos supremos del futbol. Sí, aquello de ganar o gustar o golear, ante Colombia, es una mala broma en medio de un buen sepelio.