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La ofensiva no es el problema

LOS ÁNGELES – Más allá de encontrarse 2-1 abajo en la serie de playoffs ante Oklahoma City Thunder, la mayor fuente de preocupación de Los Angeles Clippers es que su nivel ha sido más que óptimo.

Los angelinos perdieron dos de tres partidos a pesar de tener actuaciones verdaderamente descollantes en ataque, prácticamente desde todas las facetas.

Los Clippers promedian 111.7 puntos en 48.1 por ciento desde el campo, y solo han cometido 9.7 (contra 16.0 de OKC) pérdidas por noche. Además, repartieron casi tres asistencias más que su rival y robaron casi el doble de balones (8.0 vs. 4.7). Los dirigidos por Doc Rivers generaron 16.0 puntos por partido de las pérdidas de su oponente, casi seis más que los pupilos de Scott Brooks, según ESPN Stats & Info.

En general, la ofensiva de Clippers ha sido brillante. Blake Griffin había sido el punto débil en los primeros dos juegos pero en el tercer partido se mostró en todo su esplendor. Serge Ibaka sigue defendiéndolo efectivamente, pero el viernes Griffin fue capaz de hacerlo cargarse de faltas, y eso contribuyó a su gran producción ofensiva.

Chris Paul también está teniendo una serie espectacular, y los angelinos han recibido buenos aportes de Jamal Crawford, Matt Barnes y J.J. Redick en estos tres partidos. Sus números son más que positivos y sus porcentajes desde el perímetro son exactamente lo que los de rojo, blanco y azul necesitan.

Sin embargo, esto no está alcanzando. Las razones pueden ser obvias o no tanto. Está claro que cuando Kevin Durant, Russell Westbrook y Serge Ibaka se juntan para acumular 78 puntos, realmente hay poco que cualquier equipo en el mundo pueda hacer para frenarlos. Eso se magnifica si otros jugadores de rol, como Caron Butler y Reggie Jackson, aprovechan la atención en los primeros tres y encestan sus tiros desmarcados.

Pese a eso, los Clippers no deben solo cruzarse de brazos y esperar que el trío de OKC se enfríe, ya que su talento indica que esas noches pueden repetirse con frecuencia. El talón de Aquiles ha sido el rebote (como durante toda la temporada), y de no solucionar ese problema, los angelinos podrían despedirse pronto de la postemporada.

Griffin habló de la necesidad de poner cuerpos entre el canasto y el rival, pero muchas veces él mismo es el primer culpable. El delantero muchas veces admira los tiros de los rivales y se olvida de ponerse en posición para capturar el balón. Esto es un problema gravísimo ya que los Clippers permiten muchas penetraciones (45.3 puntos rivales en la pintura), sobre todo por el lado del escolta de turno, ya sea Crawford o Redick. DeAndre Jordan, como explicó Rivers el viernes, tampoco puede estar siempre bajo el tablero ya que su rol es muchas veces salir a interrumpir el pick and roll, o correr a tapar a algún tirador.

Oklahoma City promedia 14.4 rebotes más que los Clippers en estos tres partidos, y eso es prácticamente un pecado. Los angelinos deben encontrar la forma de equiparar ese número lo más posible, ya que tienen tamaño suficiente para hacerlo. Hay docenas de ejemplos de jugadores de la NBA que confirman que el arte del rebote depende mucho más del esfuerzo y la concentración que de la altura misma.

Rivers aseguró que harán ajustes pero que no serán drásticos y esa es la decisión correcta. Sin embargo, esos ajustes deberán ser efectivos, porque Durant y compañía no perdonan. Si logran corregir esas falencias, su propia ofensiva se encargará del resto.