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Falto el honor y la gloria

La cartelera de este sábado fue bautizada como: "Honor y Gloria", pero ambas faltaron a la cita. Tal vez la insólita incertidumbre al final, en la lectura de las tarjetas, fue lo único emocionante de la batalla que este sábado protagonizaron en el MGM Grand de las Vegas el mexicano Saúl Canelo Álvarez y el cubano Erislandy Lara.

Para el cubano, la bolsa de un millón de dólares, era la mayor de su carrera y al final del combate lo que pareció quedar en claro que su objetivo era llegar en pie al final de los 12 asaltos. Y ese fue su mérito: lo consiguió.

Se preparó mucho para correr mucho y corrió mucho. La estrategia de moverse hacia los laterales la aplicó hasta el cansancio. La combinación larga de derecha recta y la izquierda en secuencia entrando por el centro de la guardia enemiga, que tan buenos resultados le dio en otras batallas, la dejó en su casa y la aplicó en cuenta gotas.

El intercambio que le vimos a Lara contra Angulo y contra Trout, no lo quiso o no pudo ponerlo en práctica. Es verdad que el boxeo es golpear y que no te golpeen, pero no golpear y evitar que te golpeen va contra lo que desea al aficionado que paga el boleto o paga el servicio de PPV.

¿Y Canelo? Fue agresivo, como lo esperábamos, puso presión como lo esperábamos. Pero lanzó menos golpes de lo esperado y por momentos, especialmente en los últimos asaltos, cuando Lara empezó a sentir el cansancio, no puso tantos golpes de poder como debería, ni supo cortar el ring de manera adecuada.

De todas formas, es imposible medir las mejoras de Canelo y también es imposible elogiar su trabajo. No tuvo rival, no hubo pelea y el choque de estilos quedó muy lejos de ser un choque de estilos. Apenas vimos durante doce angustiosos rounds, a un púgil que buscaba conectar y otro que trataba de no ser conectado.

Lara en sus declaraciones se auto elogió, dijo que lo hizo ver mal a su oponente y entendió que ganó todos los asaltos. Y es verdad que lo hizo ver mal, Canelo carece del sentido de la agresividad de un Alfredo Angulo por ejemplo, que cuando presiona, acosa y cuando acosa consigue encerrar a su rival y de inmediato machaca con todo lo que tiene. Lo que aconsejábamos en las claves previas: golpear con el martillo "por donde caiga". Canelo es más lento y toma demasiadas precauciones. No se anima a entrar a territorio enemigo arrasando con todo a su paso. Y en ese aspecto, es verdad, Lara lo hizo ver mal.

Lo que no entiende Lara, es que el precio de hacer ver mal a su rival, fue él (Lara) verse peor. La imagen que se lleva el público de este tipo de escuela cubana, es la del miedo. Porque una cosa es salir por laterales y otra muy diferente es "huir" por laterales. Una cosa es lanzar de manera esporádica un volado desde la seguridad de la distancia y otra muy diferente entrar en velocidad a soltar una combinación por el centro de la guardia y salir por laterales. Y eso Lara no lo hizo, pese a que en otras peleas ha demostrado que lo saber hacer muy bien.

La promocionada Canelo vs. Lara, no tuvo honor ni tampoco gloria como lo alentaba la promoción de la cartelera. Tampoco será una batalla que pueda ser considerada para la historia de este deporte.

Como lo decíamos al comienzo, la puntuación de los jueces le dio algo de incertidumbre al desenlace final y eso, tal vez, fue lo más emocionante. Jerry Roth de manera insólita en su tarjeta, dio ganador a Lara 115-113. Dave Moretti le dio ese mismo marcador a Álvarez y en lo más sensato de las tarjetas Levi Martínez vio al mexicano ganar 117-111.

El futuro es imposible predecirlo para ambos. Como no hubo títulos en juego no hay defensas a futuro. Es absurdo imaginar una revancha y con lo poco que mostraron, es imposible imaginarles un próximo rival. Ojalá, especialmente Lara, vean el video y se coloquen en el lugar de los fanáticos que otra vez compraron comida de primera y le sirvieron de segunda. Una pena, el show faltó a la cita.