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Landon se te va a extrañar

LOS ANGELES.--
Landon Donovan ha anunciado su retiro como futbolista activo, para el final de la presente temporada de la MLS, lo que supone el fin de una época que quedará escrita con mayúsculas en la historia del futbol estadounidense y, tal vez, de todo el deporte de este país.

Porque se va el goleador histórico de la selección nacional, el máximo artillero de todos los tiempos dentro de la Major League Soccer, ganador de cinco ediciones de la Copa MLS, 14 veces elegido al Juego de Estrellas, incluyendo el de este miércoles, donde anota el gol del triunfo sobre el Bayern Munich, en Portland.

Pero más que sus logros futbolísticos, de sus marcas históricas que pueden cuantificarse y presentarse empaquetadas con la frialdad de las cifras, el futbol de este país perderá a su figura emblemática, a un deportista mediático que trascendió por encima de las fronteras de su especialidad para alcanzar una proyección nacional e internacional, convirtiéndose en el mejor aliado en la permanente campaña de penetración de un deporte generalmente resistido por algunos sectores en la foresta estadounidense.

Porque más allá de sus goles, de la riqueza de su futbol, de sus hazañas en el rectángulo de juego, Landon se distinguió como una figura carismática, un futbolista controversial, alguien que no se ponía límites para expresar sus ideas o sus sentimientos.

Esa personalidad lo llevó a enfrentarse a su propio compañero de equipo, en el Galaxy, David Beckham, por el tema de la banda de capitán y a chocar con el seleccionador nacional, el alemán Jurgen Klinsmann, una confrontación que le costó el no haber sido incluido en la selección que intervino en la que hubiese sido su cuarta Copa del Mundo, la de Brasil 2014.

Se distinguió por ser un jugador de un carácter rebelde, irreverente, que lo puso en el ojo de la tormenta en aquel incidente del estadio Jalisco, cuando fue captado por las cámaras orinando a un costado de la cancha, durante el entrenamiento de la selección estadounidense que disputaba un torneo preolímpico para los Juegos de Atenas 2004.

Capítulo aparte merecen sus declaraciones, duras, lascerantes, que atizaron la rivalidad futbolera entre los mexicanos y sus vecinos del norte.

Y lo hacía en el idioma de Shakespeare, lo mismo que en el de Cervantes, y eso lo convertía en una espada de doble filo que hacía sangrar, particularmente, al aficionado mexicano, con cada frase que Donovan lanzaba a los cuatro vientos, a propósito de cada confrontación entre las selecciones de México y Estados Unidos.

Curiosamente, el propio futbolista relataba que había aprendido a comunicarse en español, jugando al futbol con mexicanos, durante sus años mozos.

Y, de seguro, esa influencia también lo ayudó a convertirse en un futbolista pícaro, habilidoso, explosivo, de buena técnica, con alta vocación ofensiva, capaz de culminar sus jugadas con un gol, lo mismo que con un servicio para un compañero, alguien que oscilaba entre las funciones de atacante y de mediocampista.

Y si hubiese algo que reclamarle, sería el hecho de haberse quedado corto en sus intentos por triunfar en Europa, a pesar de haber jugado durante breves lapsos en la Bundesliga y en la Premier inglesa.

Le faltó una mayor disposición al sacrificio, para lograr esa meta, fue la valoración, desde el anonimato, de un personaje que vivió la intimidad del vestidor junto a Landon Donovan.

Sin embargo, eso no empaña una trayectoria y una carrera brillante, con logros que difícilmente podrán ser alcanzados o superados por otro futbolista estadounidense.

Landon, se te va a extrañar.