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La ilusión no alcanzó

LAS VEGAS -- Cuando terminó la pelea, no podía haber duda alguna: Floyd Mayweather era el claro ganador sobre Marcos Maidana, en medio de algunos abucheos –en el último asalto, el ganador se dedicó a escaparse sin tirar prácticamente golpes-. Es un campeón que no se distingue por su entrega. Los boxeadores pelean ante todo para sí, y Mayweather no le preocupa demasiado la opinión de la gente, sino subir, ganar y correr la menor cantidad de riesgos. Lo cual, por cierto, no es nada discutible. Si él entiende el boxeo así, es su estilo.

Maidana, a pesar de que prometió que iba a introducir variantes en su estrategia, poco pudo hacer ante la velocidad del campeón. Al contrario de la primera pelea, en donde El Campeón del Pueblo impuso condiciones, aún con desprolijidad, achicándole el ring a Floyd, esta vez las cosas fueron diferentes.

Mayweather, en base a sus prodigiosas piernas, mantuvo la larga distancia, disparando el jab primero y la derecha larga, en contragolpe, que llegó muchas veces con nitidez. La pelea pareció que podía tomar otro ritmo al final del tercer capítulo: casi junto con la campana, el santafecino metió una derecha neta que le aflojó las piernas a Floyd. Fue todo muy fugaz, porque se terminó el asalto y de esa manera el campeón logró recuperarse. Aquella fue la única mano neta y efectiva de Maidana. Para aquella vuelta, dio la sensación de que se podía revertir el trámite de los dos primeros rounds, en donde Maidana había podido llegar muy poco al cuerpo del rival.

De todas formas le sirvió a Marcos para imponer condiciones en el cuarto round, el menos para dos jurados –Guido Cavallieri y John McKaie- y la ilusión comenzó a crecer. El jab del argentino llegaba muy bien al rostro, aunque igual tenía problemas de traslación ante el bailoteo incesante de Floyd, quien pocas veces cayó en la trampa de apoyarse en las sogas. Mérito también suyo, se entiende, porque no le ofreció oportunidades a Maidana como en la primera pelea. Saliendo a los costados, y manejando de nuevo la larga distancia, Money comenzó a imponer condiciones a partir del quinto.

Una situación muy confusa se vivió en el octavo asalto, round en donde Maidana volvió a poner en peligro a Floyd, hasta que éste se quejó de que el argentino le había mordido un dedo. La repetición de la televisión en el estadio no hecho mucha luz sobre el asunto, aunque nos dejó la pregunta: ¿Se puede morder con el protector bucal colocado, y lastimar aún a pesar del acolchado del guante? Floyd logró hacer el tiempo suficiente como para recomponerse.

En el décimo, el referì Kenny Bayless –de muy floja actuación- le descontó un punto a Maidana por forcejar y empujar al rival. Sin embargo, un golpe bajo de Floyd en el undécimo no fue penalizado. Bayless se encargó de separar a los boxeadores cada vez que quedaban trabados, por amarres de Floyd, olvidando que "el que agarra no pega".

La pelea se fue enturbiando, porque Maidana también hizo lo suyo para forzar el combate. De todas maneras, Floyd se encargó de bailotear de lejos y, aunque perdió el último justamente por no lanzar golpes, la suerte estaba echada. Dave Moretti y John McKaie le dieron 116-111, mientras que Cavalleri votó por 115-112 para el norteamericano.

Maidana se quedó a mitad de camino entre el vértigo de la primera pelea y la falta de continuidad en la revancha, buscando quizás más claridad para sus golpes. Sería injusto no mencionar que Floyd fue quien hizo las modificaciones, apelando a la velocidad de sus piernas –le costó mucho a Maidana cortarle los caminos- y a la precisión de sus contragolpes.

El Campeón del pueblo ha sido siempre un luchador incansable, de un tremendo coraje y una decisión sin límites. Esta noche de Las Vegas se encontró con un Floyd veloz, huidizo, que se expuso muy pocas veces y que al dominar la larga distancia fue acumulando ventajas.

Terminó abucheado Floyd, por su actitud mezquina del último asalto, pero a él poco le interesa. Como promotor de sus propias peleas y dispuesto a seguir sumando victorias –la de anoche fue la número 47 y necesita dos más para igualar a Rocky Marciano-, cumplió una vez más su objetivo. Prometió, luego del combate, que Manny Pacquiao podría ser uno de sus próximos rivales. A su vez, Maidana volvió a demostrar temperamento y que, como bien dijo su asesor Sebastián Contursi, ofrece suficiente garantía de espectáculo como para que le ofrezcan nuevos combates. Por ahora, la consigna es descansar, luego de un año ajetreado e inolvidable en donde estuvo frente a frente con el Mejor Libra por Libra cumpliendo muy buenas actuaciones. Como él mismo dijo, "Quiero volver a casa". Te lo merecés, Chino.