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Recuperar a Messi y Neymar es otro de los éxitos de Luis Enrique

BARCELONA -- Leo Messi es un alma libre en los esquemas de Luis Enrique. El entrenador asturiano avisó el primer día que Leo "jugará de lo que quiera" y aquel anunció se ha convertido en regla. Se repite partido a partido. El argentino es ahora asistente y ahora matador. Ahora dirige y ahora sentencia. Toda la personalidad azulgrana pasa por sus pies y su pensamiento. Y a su lado, el milagro esperado y que tanto llegó a dudarse la pasada temporada, emerge la figura de Neymar. El brasileño sonríe, y cuando un brasileño sonríe... es que todo funciona.

Sandro Rosell fichó a Neymar convencido de que sería con el paso del tiempo el mejor futbolista del mundo. De entrada, sin embargo, el objetivo era convertirle en el mejor aliado de Leo Messi. Hubo quien vio en la incorporación del brasileño un 'aviso' al argentino y existieron no pocos capítulos, deportivos y financieros, el pasado curso que llevaron a pensar que su 'matrimonio' sería un fracaso para el Barcelona... Hasta que Luis Enrique dio con la tecla.

¿En qué es diferente el entrenador asturiano a Gerardo Martino? Sería fácil disparar ahora al seleccionar argentino y responsabilizarse de todos los males que sufrió el Barcelona la pasada temporada, pero lo cierto es que la falta de éxito azulgrana del pasado curso fue producto de un conjunto de circunstancias en las que desde luego el Tata tuvo su cuota de responsabilidad... Aunque para nada fue el único.

Messi comenzó mal la temporada en el plano físico y Neymar llegó a un club deprimido por la enfermedad que apartó a Tito Vilanova del banquillo. Martino, que aterrizó de improviso, nunca llegó a tomar el mando absoluto del vestuario y dirigiendo, como admitió, "desde la admiración" no controló el vestuario con la firmeza que desde el primer día ha mostrado Luis Enrique.

Con el entrenador asturiano todo el mundo sabe que el esfuerzo abre la puerta a la titularidad. Leo, por descontado, es el líder indiscutible del grupo pero el cambio en Ney se ha contemplado a través de un trabajo diario que se ha trasladado a los partidos. El brasileño, que comenzó la temporada como suplente, ha marcado seis goles en los últimos cuatro partidos con el Barcelona y con el poker que anotó en Japón acumula 10 dianas en seis encuentros.

El crecimiento del Neymar azulgrana se adivina mayúsculo. Se diría que ya no solo a través de la palabra entiende que Messi es el jefe, sino que se ha puesto a su lado para buscarle y disfrutar. Y la Pulga, bajo el manto exigente de Luis Enrique ha recuperado la marcha que perdió la pasada temporada.

DE LA NADA AL TODO

Uno a un lado y el otro en el opuesto. Messi andando en la derecha mientras Neymar intenta desequilibrar por la izquierda. Ney apartándose del plano cuando Leo conduce el balón... Fueron estas imágenes que se repitieron el pasado curso, cuando el Barça pareció perder la esencia de su fútbol, la combinación y posesión dejó de ser su razón de ser. Podría decirse que es el centro de todo.

La realidad ha cambiado. Neymar no apareció en el once titular hasta el partido de Champions frente al APOEL y hasta la cuarta jornada liguera en el campo del Levante. La eclosión de Munir y la apuesta por Sandro hicieron entender al brasileño la necesidad de cambiar sus hábitos y trasladar al campo el discurso que encumbra a Messi. Y 'poniéndose a su servicio' se convirtió, se ha convertido, en el mejor de sus socios en el terreno de juego.

Ney ha multiplicado sus prestaciones y ha comenzado en el Barça a ofrecer aquello que se le descubrió en Brasil. El líder de la canarinha es el mejor aliado del líder del fútbol mundial. Apoyándose el uno en el otro, el equipo azulgrana ha sido el mayor beneficiado... Y todo a través de la exigencia y comprensión de un entrenador que desde el primer día dejó las cosas claras.

Luis Enrique, que jugó al lado de Ronaldo y de Figo, junto a Rivaldo y Kluivert y con Ronaldinho, conoce bien la gestión de una plantilla, el mando que sin necesidad de imponerse goza el crack del momento y esa es la lógica a la que se ha adaptado sin más problemas como entrenador del Barça.

El pasado sábado se produjo una anécdota que pasando desapercibida muestra esta realidad. A los 73 minutos de partido frente al Eibar y ya con 3-0 en el marcador el entrenador quiso cambiar a Messi por Munir... Pero el argentino no quiso atender a Luis Enrique y sin necesidad de convertir el hecho en una polémica el técnico sustituyó a Neymar, quien se marchó con la mejor de sus sonrisas al banquillo.

La Pulga, que completa hasta hoy los 900 minutos oficiales disputados por el Barça, vuelve a sentirse en plenitud. Y a su lado Ney ofrece su mejor versión en azulgrana. Ese es el otro gran éxito de Luis Enrique y que, por tantas razones no supo ofrecer el Tata en su convulso año en el Camp Nou.