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El origen

BUENOS AIRES -- La corriente inmigratoria empujó el crecimiento de Balcarce en el arranque del siglo pasado. Giuseppe Fangio, italiano, abuelo del Chueco, había llegado a la Argentina desde los Abruzos en 1887. Trabajó en la explotación del monte, con lo que pudo comprar luego una quinta de diez hectáreas a diez kilómetros de Balcarce. La producción agrícola y ganadera marcaba el pulso de la economía regional en aquellos años.

Loreto, uno de los tres hijos de Giuseppe arribados de Italia y futuro padre del Quíntuple, tenía sólo diez años cuando fue enviado en carreta desde Balcarce hasta Tres Arroyos para que trabajara en la cosecha. La travesía duró 18 días. Muchos años después, un anciano Loreto repetiría el trayecto pero llevado por Juan Manuel, su hijo campeón, en un Torino: tardaron una hora y media.

Loreto Fangio estaba a punto de regresar a Italia para cumplir con el servicio militar y casarse cuando su hermano Alfonso le dijo que había visto una mujer que debía conocer. Los hermanos ensillaron y viajaron a caballo hasta el pueblo, donde ocurrió la presentación.

Loreto y Herminia Déramo se casaron en octubre de 1903. El padre del piloto trabajó en el campo y luego como peón de albañil, con lo que pudo comprar un terreno en la Calle de las Volantas, como se conocía a esa vía en la época en la que pasaban por allí todos los carruajes que iban a la estación del ferrocarril. Loreto levantó su casa de a poco, según fueron llegando los seis hijos.

El trabajo en el taller de Manuel Viggiano le permitió a Juan Manuel perfeccionarse en la mecánica y manejar. Era un niño. Fangio dejó sus estudios en sexto grado. Viggiano, piloto de cierto nombre en la época, permitía que su empleado condujera cuando viajaban a Lobería y Buenos Aires para acarrear y arreglar automóviles.

La mayoría de las rutas en aquellos tiempos eran de tierra, lo que sirvió para que el Chueco mejorara su técnica también en el barro, donde "hay que aprovechar el torque del motor, trabajando constantemente con la dirección y el acelerador, sin usar el freno".

Aunque su afición por el fútbol es conocida, y su capacidad como volante por derecha lo hizo sobresalir en Leandro N. Alem, Fangio tuvo también un efímero paso por el boxeo. Lo practicó en un gimnasio de Balcarce.

Duró poco. Un par de ensayos en los que terminó noqueado lo impulsaron a bajarse del ring. Siempre admitió que el automovilismo lo encarriló en un tiempo en que las travesuras de juventud solían derivar en hurtos menores.

A los 16 años se había escapado de su casa y junto con dos amigos llegaron hasta Mar del Plata para buscar trabajo. Compartían una casa abandonada en el puerto. Allí lo encontró Loreto, apenado, sin entender la fuga de su hijo, que sólo quería vivir la aventura de mantenerse por su cuenta.

Sus amigos lo convencieron para que montara su primer taller en Balcarce. La verdadera intención del grupo era que el Chueco y José Duffard no se fueran a Mar del Plata para que continuaran jugando al fútbol en el mismo equipo balcarceño.

El padre de Fangio cedió una parte de terreno. Un compañero del fútbol, que sabía de albañilería, levantó las paredes. Otro, que conocía de carpintería, hizo el techo con unas chapas acanaladas tomadas de una casa de campo abandonada. Fangio y Duffard cavaron la fosa. Entre todos juntaron dinero para comprar las herramientas de aquel emprendimiento, el primer taller de Fangio, que lo mantuvo en Balcarce y sin cambiar de equipo.

El presidente del club Leandro N. Alem era Manuel Moreno, un panadero que agasajaba con masas al plantel después de cada partido. A mediados de la década del 30, Moreno, etiquetado por cierta tendencia anarquista que solía ser común en las cuadras de las panaderías, se vio envuelto en una refriega política y fue detenido.

Fangio y sus amigos intercedieron ante el caudillo conservador Hortensio Miguens para que lo soltaran, pero debió abandonar Balcarce. Entonces cargaron sus pertenencias en un camión y lo acompañaron hasta Mar del Plata, donde consiguió un nuevo trabajo.

Poco tiempo después, en otra asamblea política, Moreno recibió un disparo y murió. Como no tenía familia, otra vez Fangio y su compañía aparecieron para organizar el entierro. El Chevrolet de 1928 que tenía Moreno y nadie reclamó terminó como transporte oficial de la barra de amigos balcarceños.