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La velocidad en la sangre

BUENOS AIRES -- A los siete años, cuando empezó a practicar atletismo en su país, Jamaica, Sanya Richards no imaginaba cuál iba a ser el curso de su vida. La hoy doble campeona del mundo en 400 metros llanos sólo estaba segura de que correr le entretenía. Le provocaba ese tipo particular de diversión que se siente cuando la actividad que se está realizando se percibe como natural. Sale bien sin hacer demasiado esfuerzo.

Lo llevaba en la sangre.

Nacida el 26 de febrero de 1985, sus primeros años de vida los pasó entre las pesas y las cintas del gimnasio de su madre, y los campos de fútbol en los que entrenaba y jugaba profesionalmente su padre, quien llegó a integrar el seleccionado de su país.

Alegre y muy extrovertida, se destacó tan rápido en las pistas de atletismo como en las reuniones familiares, en las que siempre lograba ser el centro de atención realizando coreografías en las que cantaba y bailaba.

A los 12 años su vida cambió por completo. Sus padres le comunicaron que todos juntos se mudaban a Estados Unidos, dejando atrás amigos, familiares y trabajos.

Una vez instalados en ese país norteamericano, Richards se refugió en el atletismo, su pasión. Se dio cuenta de que a través de su talento podía amortiguar el golpe del desarraigo y del rechazo de sus pares en la escuela. Se dio cuenta de que era tan buena en las pistas estadounidenses como lo había sido en las jamaiquinas.

Se dio cuenta, en definitiva, de que había una sola cosa que no había cambiado con la mudanza; su enorme cualidad para correr.

Sin demorar demasiado, empezó a confirmar en hechos concretos esa certeza. A los 17 años se consagró campeona nacional juvenil de 400 metros llanos en Estados Unidos. Fue en 2002, el mismo año en el que finalmente consiguió la ciudadanía estadounidense.

Apenas un año después, obtuvo ese mismo título pero ya en categoría absoluta. Además, se coronó en los campeonatos universitarios de la NCAA en su primer año como estudiante de ese peldaño educativo.

"Mi prioridad en Londres será la carrera individual de 400 metros"

--Sanya Richards

Desde allí todo se comenzó a precipitar; sus resultados en el ámbito nacional hicieron que fuera elegida para integrar el equipo estadounidense que fue a competir en el Mundial de Paris. No logró clasificar a la final de los 400 metros, pero fue una de las componentes del relevo 4x400 que ganó la medalla de oro.

Enseguida llegaron los Juegos Olímpicos de Atenas. Allí sí se metió en la final de su competencia individual. Terminó en el sexto lugar, pero el consuelo llegó otra vez en la carrera por equipos. Ella y sus compañeras volvieron a Estados Unidos con el oro en 4x400.

En 2005, el año en el que cumplió los 20, terminó de explotar. Fue subcampeona mundial de los 400 en Helsinki y luego ganó la reunión de Zurich con un extraordinario tiempo de 48.92 segundos, que la convirtió no sólo en la líder de ese año en su disciplina, sino en la atleta más joven de la historia en bajar los 49 segundos.

Envalentonada por esa temporada brillante, comenzó la siguiente -la de 2006- con la confianza altísima. Así, ganó todas y cada una de las fechas de la Golden League, la competencia anual más importante del atletismo mundial, y obtuvo el premio que la IAAF entrega a quienes logran esa hazaña.

Además, a fines de año logró en Grecia un tiempo de 48.70, con el que rompió el récord estadounidense y americano. La IAAF le entregó entonces otro premio: El de mejor atleta femenina del mundo en 2006.

Tras una lesión que la dejó fuera de acción durante casi todo 2007, en 2008 realizó una gran recuperación y llegó como favorita a los Juegos Olímpicos Beijing 2008. Es más, en las etapas clasificatorias en la capital china realizó buenos tiempos, ganando sus series.

En la final se mostró dominante desde el principio y encaró la recta final en primera posición. Pero a pocos metros de la línea de meta se empezó a quedar sin nafta y la superaron la británica Christine Ohuruougu y la jamaiquina Shericka Williams. Se debió conformar con el bronce.

Encontró cierto consuelo una vez más en la prueba grupal, ya que se llevó un nuevo oro en el relevo 4x400. Pero en su mente ya estaba claro cuál era, a partir de ese momento, su gran meta, su asignatura pendiente.

"Estoy realmente enfocada en tratar de hacer de la carrera en Londres mi primer victoria olímpica individual. Voy a buscar como prioridad el oro en los 400", sostuvo hace poco tiempo en una entrevista.

Después de la decepción en Beijing, llegó en Berlin 2009 su primer título mundial individual. Y ya entrada en esta temporada, se quedó con la dorada en el mundial bajo techo de Estambul.

Los hechos demuestran que su declaración no fue sólo retórica. Además del título en Turquía, en este 2012 ganó la única carrera que corrió en la Diamond League, y posee los dos mejores tiempos del año en su distancia.

En su cabeza, esos son logros importantes, pero todos forman parte del camino hacia el gran objetivo. En la capital inglesa está eso que la haría sentir completa.