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Chávez fue noqueado por Chávez

MÉXICO -- El nocaut que finalmente no pudo propiciarle Sergio "El Maravilla" Martínez llegó justamente este miércoles para Julio César Chávez, a más de 72 horas después de la pelea más importante de su trayectoria profesional.

¡Positivo en mariguana! Positivo en una droga social que no supone ser un método para sacar ventaja sobre el cuadrilátero, pero que podría ser aún peor: una droga que termina por demostrar la fragilidad de su personalidad y el desorden que casi siempre ha imperado alrededor de su carrera y de su vida.

Lentamente, el "castillo" que había generado en la última época, se fue desmoronando, sin que nadie se percatara o quisiera percatarse de ello.

A los 26 años, con las facultades plenas y con el mundo a sus pies, Julio César Chávez Carrasco decidió tomar otro camino, quizá el más fácil de todos, el que vio y no vio en casa, el que tuvo y no tuvo por ejemplo, el que puede desnudar todas las carencias afectivas y emocionales por las cuales atravesó su niñez y su adolescencia.

Al doping positivo del sábado, habrá que aumentar otras serie de sucesos que han sacudido su carrera: otro positivo en un diurético utilizado para bajar de peso antes de una pelea que le costó siete meses de suspensión, un llamado ante la corte de Los Ángeles por conducir con grados de alcohol por encima del límite permitido y el rumor de que habría burlado un examen antidopaje en Texas después de un combate por el título mundial.

Si sumamos algunas otras versiones sobre indisciplina y falta de trabajo a consciencia en el proceso de entrenamiento, tendremos el cuadro completo de un boxeador, de un chico en problemas.

No solo sigue pendiente el rubro de la credibilidad boxística que no tiene, hoy Julio César Chávez ha recibido el peor golpe de toda su carrera: una suspensión que podría llegar al año, una multa que podría incluir los 3 millones de dólares que ganó el sábado ante Martínez, la caída de la posibilidad de una revancha directa con el argentino y sobre todo, una imagen deteriorada, de flojo, de indisciplinado, de vago que difícilmente recuperara.

Hoy más que nunca merece la suspensión, una suspensión completa, de un año y una multa poderosa para que finalmente escarmiente y trate de corregir el rumbo. Consentirlo o cuidarlo podría ser contraproducente para él.

Chávez perdió el piso. Pensó que había ganado todo cuando no tenía nada ganado, supuso que siempre contaría con la protección de los jueces, de las comisiones, de los entrenadores, de sus allegados, de su padre, y al final, no tuvo la capacidad para soportar la presión de un apellido sagrado en el boxeo mexicano e internacional. Chávez fue noqueado por el propio Chávez.