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Rob Gronkowski se sale del molde

LONDRES -- Los New England Patriots se han convertido en sinónimo de responsabilidad y rigor. Es una cultura que el rígido entrenador en jefe, Bill Belichick, ha reconocido que no es para todos.

Un jugador entra al vestuario y casi siempre se alinea. Si no lo hace... bueno, usualmente no dura en el vestuario mucho tiempo.

Luego llegó Gronk.

Cuando los Patriots reclutaron al ala cerrada, Rob Gronkowski, en la segunda ronda del draft de 2010 como la selección N° 42 global, parecía que dos mundos colapsaban. ¿Recuerdan como saltaba Gronkowski de arriba hacia abajo en el escenario con su familia y amigos, balancéandose entre el grupo, antes de ponerse el casco de los Patriots y atacar a las cámaras como si fuese un enloquecido luchador de la WWE?

Fue una celebración estilo fiesta de fraternidad. Fue diferente. Nada que se haya visto en una selección de los Patriots; o en ninguna selección para ser exactos.

Aún así, como lo vimos el domingo en el Wembley Stadium de Londres, y el sábado en una fiesta de fanáticos en la plaza de Trafalgar, la diversión y el rigor de los, se pueden mezclar cuando se trata de Gronkowski.

No se confundan, Gronkowski se ha alineado adoptando "el modo Patriot". Pero sigue siendo el mismo en ocasiones, como lo fue el domingo tras sus dos recepciones de anotación.

"Es un tipo entretenido, siempre ocurrente", dijo el liniero defensivo Vince Wilfork. La ocurrencia de Gronkoswki fue celebrar como un personaje de "El Cascanueces", un clásico instantáneo que intentó replicar a un guardia del Palacio de Buckingham, algo que hizo a los jugadores --incluso a Belichick-- reir. Sí, era Belichick el que sonreía al final de su conferencia de prensa, describiendo la atmósfera en Wembley y cómo la disfrutaban, antes de señalar a un jugador en específico.

"Creo que a Gronk le gustó", dijo entre risas.

La fiesta de Gronkowski empezó con una recepción de 7 yardas para touchdown en el segundo cuarto, balón que atrapó mientras caía al césped. Luego se levantó, estiró la espalda y dio cuatro pasos al frente, luego unos cuantos hacia atrás antes de clavar el balón en su propio estilo. ¡Boom!

"No sé que rayos estaba haciendo", dijo el mariscal de campo, Tom Brady, con una sonrisa en el rostro. Ese es el asunto con Gronkowski; no sólo produce puntos, también sonrisas.

Todos necesitan levantar el ánimo de vez en cuando, y Gronkowski, además de su rol al batir marcas y ser una pesadilla como ala cerrada, es el jugador ideal para unos Patriots bajo la tutela de un entrenador que el Times of London calificó como "un genio gruñón".

Funciona.

"Es una de esas personas con las que no te puedes enojar", dijo Wilfork, quien está en su noveno año con el equipo. "Siempre digo, si a alguien no le cae bien, esa persona es la del problema, porque él es muy agradable".

Parte de la razón por la que funciona dentro de la cultura de Patriots, es que Gronkowski sigue produciendo, pone el fútbol americano por encima del humor, y tanto compañeros como entrenadores han notado que está jugando con dolor evidente (cadera/lesión en la espalda), logrando aún así registrar una enorme presencia de 94% en las jugadas esta mitad de temporada.

Gronkowski podrá ser menos explosivo que la temporada pasada, donde rompió el récord de anotaciones para un ala cerrada con 17 atrapadas, pero ha totalizado 43 recepciones para 580 yardas y siete anotaciones este año. Nadie de los Rams pudo decir que Gronkowski se ha aletargado, luego que los incendió con ocho atrapadas para 146 yardas y dos anotaciones.

Mientras tanto, no sería una sorpresa que haya una alza en la venta del jeysey N° 87 del otro lado del Atlántico, toda vez que Gronkowski se robó el show en la fiesta con los fans en la plaza de Trafalgar.

Cuando la NFL eligió jugadores de cada equipo para subir al escenario en su congreso anual, se dio por sentado que Gronkowski sería uno de ellos. Gronkowski entretuvo a los miles de asistentes mientras hablaba por el micrófono, algo que tenía a sus compañeros, a Belichick y al dueño Robert Kraft carcajeándose. Gronkowski después lo llamó su clavada favorita de la semana.

Más diversión. Más sonrisas.

"Realmente se veía calmado mientras hablaba, así que le pregunté a Bill se le había dado algo, algún calmante", dijo Kraft en el evento siguiendo el juego. "Pero Gronk mostró sus colores naturales".

Ese color natural va bien con el rojo, azul y blanco de los Patriots.

Apenas son dos y media temporadas, pero Gronkowski se ha hecho de un nombre en New England. Pueden ver su rostro en vallas, es vocero de Dunkin' Donuts entre otras marcas, y su playera es una de las más vendidas. ¿Recuerdan el escándalo del "Verano de Gronk" hace algunos meses, y la idea de que el equipo no estaba encantado con sus actividades extracurriculares?

Ese es un recuerdo distante ahora, si es que alguna vez fue cierto. Es el mismo Gronkowski de siempre, produciendo clavadas y celebraciones en el campo, así como sonrisas entre compañeros y entrenadores fuera de él.

Esto es bueno, incluso para un equipo exitoso, estricto y responsable como los Patriots.