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Roger Milla en Once

Roger Milla jugó tres veces la Copa del Mundo Getty Images

BUENOS AIRES -- Queridos lectores, J.G. Ballard, un famoso autor de ciencia ficción escribe en el prólogo de su libro Crash, que vivimos en una realidad de fantasía y que la única realidad concreta y posible está en la mente de las personas. Exactamente lo que decía Freud, que la realidad estaba en la mente y no en el exterior.

Hace un par de días, caminando por las calles de Once, me ocurrió algo que no sé si es real, proviene de mi mente o simplemente es producto de la locura fantástica en la que vivimos.

Por la Avenida Rivadavia, a la altura de Uriburu, vi un amontonamiento de vendedores de relojes y baratijas. Me acerqué y vi que Roger Milla, aquel famoso delantero de Los Leones de África, el equipo de Camerún que disputó el Mundial de Italia 90.

Nadie nunca se olvidará de aquel Camerún glorioso e inolvidable. Roger Milla, con 40 años de edad fue su figura y una de las estrellas del Mundial. Camerún le ganó a Argentina, a Colombia, le dio una batalla terrible a Inglaterra y se erigió como el campeón moral de ese certamen.

Pasaron los años y nadie volvió a saber de muchos de esos jugadores y de Roger Milla, no se volvieron a tener noticias.

Ahora de pronto, por esas cosas de la vida, Roger Milla, ancianito, estaba en el centro de un tumulto de trabajadores callejeros, contando sus hazañas. Me acerqué y escuché las anécdotas de Roger Milla. "A Inglaterra no le ganamos porque nos amenazaron del Reino Unido con crearnos una recesión infinita en nuestro empobrecido país". "Además, la Reina nos mandaría a matar si le dábamos tal dolor de cabeza".

"Con Argentina fue fácil...". Me quedé sorprendido y escuché bien lo que dijo este super jugador: "Argentina estaba muy nerviosa, Maradona en vez de sumar restaba. El único que estuvo a la altura en ese partido fue Cannigia. Te digo más, no lo goleamos porque era el partido del debut y los argentinos eran los campeones".

"Colombia perdió por las canchereadas de Higuita". Cuando la gente se fue me acerqué a él. Era realmente un anciano, tenía una pregunta para hacerle. ¿Por qué venir a vivir a Argentina y al Once?

Bueno, me dijo, "Once es tan famoso como el barrio de Harlem. Yo no sé si mejor. Argentina es un país divino, lleno de gente afectuosa y relajada. No son como en España que están todo el tiempo borrachos y gritando en la calle".

Lo invité a comer unas porciones de Pizza a Kentucky de la calle Matheu. Aceptó encantado. Nos quedamos horas hablando del fútbol en Camerún.
Al final de la tarde, no sé si hablé con el Roger Milla real o un imitador que se dedicaba a timar a la gente en la calle. Como sea, era un especialista, me contó detalles, anécdotas, me habló muy bien de Bora Milutinovic.

En fin, a veces la realidad y la fantasía se invierten. Es difícil saber cuál es cuál. Productos de mis sueños futboleros o de la realidad loca, ahí estaba él, un prócer del fútbol camerunés.